Al menos tres personas, entre ellas dos niños, han muerto de hambre en el estado de Warrap, en el centro de Sudán del Sur, después de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) suspendiera la entrega de ayuda alimentaria a causa de la falta de financiación para respaldar sus operaciones en el país africano. Según las informaciones facilitadas por la cadena de televisión británica BBC, los fallecimientos han sido registrados durante los últimos dos días en esta zona del país, afectada por el aumento de las tensiones intercomunitarias ante el avance de la desertificación y la pérdida de campos de cultivo.
El PMA anunció la suspensión de la entrega de ayuda el 14 de junio, cuando alertó de que cerca de un tercio de las personas en situación de inseguridad alimentaria aguda se quedarán sin asistencia, lo que eleva el riesgo de que 1,7 millones de personas mueran de hambre.
Así, destacó que la suspensión de esta ayuda llega «en el peor momento posible» para los sursudaneses debido a la situación de «hambre sin precedentes», con más del 60 por ciento de la población en situación de inseguridad alimentaria grave, una situación ahondada por el conflicto, las inundaciones, la sequía y el aumento de los precios por la guerra en Ucrania. Según los datos del organismo, cerca de 7,4 millones de personas harán frente a hambre aguda en el pico de la temporada de escasez entre junio y agosto, mientras que 1,4 millones de niños harán frente a desnutrición aguda. Por ello, subrayó que necesita 426 millones de dólares (cerca de 408 millones de euros) para entregar ayuda a seis millones de personas en situación de inseguridad alimentaria durante 2022.
En este contexto, el enviado especial de la ONU para Sudán del Sur, Nicholas Haysom, explicó el jueves que «la dura realidad a la que hace frente mucha gente es que el cambio climático, sumado al conflicto y la inseguridad alimentaria, ha creado una crisis humanitaria de gigantescas proporciones».