Uruguay: Top 30 en felicidad, ¿y ahora?

Se tiene la ventaja de ser una sociedad cohesionada con instituciones sólidas, pero se deben sentar bases reales para que la felicidad pública sea el mayor patrimonio.

Recientemente fue publicado el ranking mundial de la felicidad.  Esta medición es impulsada  por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ONU). En ese ranking Uruguay ocupó el puesto 26 de 146 países considerados por la ONU,  con un índice de 6.612

Evalúa seis factores principales, todos respaldados por estudios en economía, psicología y sociología. Los mismos son:

  • PIB per cápita: relacionado con satisfacción material
  • Apoyo social: Existencia de redes sociales fuertes que se correlacionan con el bienestar
  • Expectativa de vida saludable: Vinculada a la salud física y mental
  • Libertad para tomar decisiones: Relacionada con la Autonomía como pilar de la teoría de la autodeterminación
  • Generosidad: Existencia de actos pro sociales que aumentan la felicidad
  • Percepción de corrupción: Desconfianza de parte de la población hacia las instituciones, aspecto que reduce el bienestar. .

El informe es elaborado por expertos de universidades como la Universidad de Columbia, la Universidad de Oxford y el London School of Economics y es revisado por otras universidades de nivel equivalente.

No obstante, existe una evidente subjetividad de la medición principal, cuya pregunta clave es autoevaluada: “¿Cuán feliz te sientes del 0 al 10?”,  aspecto que sin lugar a dudas, varía  culturalmente.

De igual modo, omite variables relevantes, tales como la inequidad económica o el impacto ambiental dentro de las naciones. Aunque los coeficientes se derivan estadísticamente, la selección inicial de variables es discutible. Algunos críticos proponen incluir seguridad laboral. Los resultados muestran asociaciones, pero no prueban causalidad directa. Por ejemplo,  ¿un mayor PIB provoca mayor felicidad o viceversa?

Es lícito preguntarse si tiene sentido comparar la felicidad entre distintos países.

Aunque el World Happiness Report  intenta estandarizar mediciones, existen desafíos teóricos, culturales y metodológicos.

Los argumentos a favor de la comparabilidad están fundados en que usan métricas estandarizadas, patrones consistentes asociados a la existencia de redes de seguridad social, niveles de confianza en las instituciones y también estudios transculturales respaldados en investigaciones en psicología positiva orientados a identificar dimensiones universales del bienestar, tales como grados de satisfacción con la vida o niveles de equilibrio emocional.

No obstante, es imposible dejar de reconocer que hay diferencias culturales  muy significativas.

En sociedades predominantemente individualistas (EE.UU., Europa), la felicidad se asocia a logros personales.

Por lo tanto, es posible comparar la felicidad entre países de forma aproximada y contextual, siempre que se reconozcan las limitaciones culturales y metodológicas; que se usen los datos para identificar patrones generales y no rankings absolutos y se combinen métricas subjetivas (encuestas) con objetivas  como el acceso  a la salud, los niveles de desigualdad, etc.

El World Happiness Report  no debe leerse como una «competencia» entre naciones.

Pero es interesante examinar el comportamiento de un país en el tiempo, pues en ese caso las limitaciones que se indican para las comparaciones entre naciones, no existen.

La evolución de la felicidad en Uruguay, desarrollada por el World Happiness Report  desde que se inauguró esta metodología en el año 2012, refleja que Uruguay aparece como uno de los países más felices de América Latina.

Los  factores que explican el desempeño son múltiples. Para el caso de los factores sociales y políticos, los reportes destacan el relativo estado de bienestar atribuible al acceso universal a la salud y la educación (gratuitas y de calidad). La existencia de derechos claramente progresistas como la legalización del aborto (2012), el matrimonio igualitario (2013) y la regulación del cannabis (2013), refuerzan la percepción de la libertad individual en el país

Los reportes marcan que Uruguay goza de estabilidad democrática expresada en  la ausencia de crisis institucionales graves desde la restauración democrática en 1985.

Considera  también factores económicos como la presencia de un crecimiento moderado y estable, que se refleja en el hecho que el PIB per cápita creció un 50% entre 2005 y 2020.

A pesar de la persistencia de inequidades, Uruguay presenta una desigualdad relativamente controlada que se manifiesta en que el Coeficiente de Gini es el más bajo para la región.

Dentro de los desafíos más significativos, deben focalizarse esfuerzos en superar los niveles de pobreza que afectan aún a cerca de un 10 por ciento de la población.

Pero el factor que también destaca como un enorme desafío es  la evolución de la inseguridad ciudadana que se expresa en un aumento de los robos y  especialmente de los homicidios cuya  tasa subió de 6.1 en 2010  a 10.5 por cada 100 mil hab. en 2024, según datos suministrados por el Ministerio del Interior.

Si el nuevo gobierno que acaba de asumir se propone como meta superior mejorar la felicidad pública, debe lograr avances significativos en las siguientes materias:

  1. Fortalecer la seguridad ciudadana

El elemento a controlar es la tasa de homicidios que aumentó un 93% entre 2010 y 2024.

Para mejorar la Seguridad Ciudadana se requiere una policía más eficiente, con fuerte poder de respuesta pero también desarrollando el enfoque preventivo y el de policía de cercanía, especialmente en barrios vulnerables.

Se debe combatir al narcotráfico mejorando las labores de inteligencia  y la cooperación regional.

Se deben impulsar programas efectivos de reinserción social, especialmente para jóvenes en situación de riesgo

  1. Reducir desigualdades económicas

Aunque Uruguay tiene el Gini más bajo de América Latina (0.39 en 2020), el 20% más rico gana 9 veces más que el 20% más pobre.

Entre las medidas a considerar se encuentra promover el Impuesto a la riqueza, estímulos activos al desarrollo de pymes mediante créditos blandos y capacitación en digitalización y considerar la posibilidad de implantar el salario universal básico experimental  aplicándolo en departamentos como Rivera o Artigas, donde la pobreza supera el 15%.

  1. Mejorar salud mental y el bienestar emocional

El 12% de los uruguayos reportó depresión post-pandemia (MSP, 2022), y el país tiene la tasa de suicidios más alta de América Latina (18.6 por cada cien mil hab.).

Las medidas a considerar serían la ampliación de la cobertura de la ley 19.529, garantizando acceso a psicólogos en ASSE y mutualistas; programas comunitarios en barrios, siguiendo el modelo francés de maisons des adolescents. y promover la educación emocional en escuelas, incluyéndose en el currículo, como sucede en Finlandia.

  1. Potenciar políticas sociales innovadoras

Considerar la promoción de un sistema de cuidados universales a partir de la Extensión del Sistema Nacional de Cuidados a adultos mayores y personas con discapacidad severa; reducir el déficit habitacional e Integrar tecnología y ecología mediante programas del perfil de “Ciudades 15”  que estén a máximo 15 minutos caminando o en bici (como en París). También promover programas de Energías renovables en hogares subsidiando paneles solares en zonas rurales, aprovechando que el 98% de la electricidad ya es renovable.

  1. Combatir la corrupción y aumentar la transparencia

Uruguay es el país menos corrupto de América Latina y ocupa el  puesto 14° en el Índice de Percepción de Corrupción, pero escándalos recientes como el otorgamiento de un pasaporte a un narcotraficante detenido en los países árabes o la concesión del puerto de contenedores en un formato altamente irregular, han erosionado la confianza.

Para frenar estas situaciones es necesario regularla  influencia de empresas en políticas públicas, y establecer una Plataforma digital de rendición de cuentas similar a «Portal de Transparencia» de México, con datos en tiempo real del gasto estatal.

  1. Revitalizar el sentido de comunidad

El individualismo creciente, especialmente en Montevideo, debilita el capital social, clave para la felicidad.

Son muchas las accione que se pueden impulsar, como por ejemplo Ferias barriales colaborativas que son espacios para intercambiar bienes, servicios y conocimientos, tales como las «Fiestas de la Minga» en Ecuador. Otra iniciativa podría ser el voluntariado obligatorio en educación media mediante la asignación de 40 horas anuales en ONGs, inspirado en programas como el que se promueve en Singapur en esta materia.

  1. Enfrentar desafíos demográficos

Es necesario tener muy en cuenta el envejecimiento poblacional. Para 2050, el 28% de los uruguayos tendrá más de 65 años (ONU).

En virtud a ello, Uruguay debe promover el turismo de adultos mayores; desarrollar redes de apoyo intergeneracional conectando jóvenes y ancianos en proyectos culturales, como el programa «Abrazos de Tardes» en España.

Uruguay tiene la ventaja de ser una sociedad cohesionada con instituciones sólidas, pero debe actuar sentando bases firmes y concretas para promover un  pacto social multisectorial (gobierno, empresarios, sindicatos, academia, organizaciones civiles y comunitarias) y sentar bases reales para que la felicidad pública sea el mayor patrimonio de los orientales.

1 Comment

  1. Excelente Análisis, Realmente Es el Uruguay que necesitamos, mayor Justicia Social y Mayor Equidad,Hay que Trabajar en Conjunto Fuertemente para conseguir logros perdidos,Lo veo con Excelente Futuro al Uruguay Con un Gobierno Progresista que busca Fuertemente terminar con la pobreza infantil,Los asentamientos y darle prioridad a la Educación,Sin Dudas Se va a lograr como en Gobiernos Anteriores del Frente Amplio, Saludos cordiales Alejandro Camblor

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