Venezuela exige a EEUU reconocer a Maduro como presidente para retomar los intercambios petroleros con EE UU

Tras reunirse con el ministro de Exteriores venezolano, el equipo de Borrell ve “predisposición” en Caracas a la normalización de relaciones a raíz del nuevo entorno político generado por la invasión rusa de Ucrania

La necesidad de la Unión Europea y Estados Unidos de asegurarse suministros energéticos alternativos a los de Rusia está teniendo consecuencias en todos los continentes y acelerando negociaciones que solo hace unos meses parecían estancadas. Al margen del Foro Diplomático, que se celebra en la localidad turca de Antalya, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el ministro venezolano de Relaciones Exteriores, Félix Plasencia, mantuvieron este sábado una reunión en la que, entre otras cuestiones, abordaron las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y el comercio de petróleo. Tanto Borrell como Plasencia dijeron a EL PAÍS que el encuentro fue “bien”. Fuentes del equipo de Borrell dieron pie a la posibilidad de un levantamiento de sanciones si Caracas da ciertos pasos hacia un diálogo democrático.

Esas sanciones tienen que ser eliminadas, según la parte venezolana, para que se normalicen las relaciones y el comercio de hidrocarburos. “Son inaceptables y violatorias del derecho internacional y de la dinámica entre naciones civilizadas”, afirmó Plasencia. Preguntado por los recientes contactos entre Estados Unidos y el Gobierno de Maduro para explorar la posibilidad de un alivio de sanciones a cambio de retomar la compra de petróleo venezolano, el jefe de la diplomacia venezolana respondió: “Tenemos una relación de negocio petrolero con los Estados Unidos de 100 años. Nosotros no los hemos sacado a ellos del negocio, se fueron ellos para poner medidas coercitivas. Ahora quieren regresar. Bueno, si aceptan que el único y legítimo Gobierno de Venezuela es el que lidera el presidente Nicolás Maduro, bienvenidas las empresas petroleras estadounidenses y europeas”.

Desde el equipo de Borrell explicaron que el terremoto geopolítico que ha supuesto la crisis en Ucrania ha abierto “una oportunidad” y que han visto “receptividad” por parte de Venezuela a tratar las demandas europeas. En la reciente votación en Naciones Unidas en la que se condenó la agresión de Rusia a Ucrania, el Gobierno de Nicolás Maduro se abstuvo en lugar de votar en contra, lo que sí hicieron otros aliados de Rusia como Siria o Bielorrusia. Las fuentes europeas consultadas creen que hay en Caracas una actitud “más pragmática” y en caso de que se avance en el diálogo de México con la oposición venezolana y hacia un proceso de “elecciones abiertas y limpias”, se podrían levantar o aliviar las sanciones aplicadas a Venezuela tras la represión de las protestas antigubernamentales de los últimos años.

El propio Borrell recordó que, al contrario que las estadounidenses, las sanciones europeas “no afectan al pueblo venezolano”, sino que se limitan a personalidades del Gobierno venezolano y a un embargo de armas. El alto representante, además, saludó como positiva “la aproximación entre Estados Unidos y Venezuela”.

La Casa Blanca, sin embargo, ya advirtió el jueves que su Gobierno no reconoce a Maduro “como líder de Venezuela” y mantiene el reconocimiento en su lugar a Juan Guaidó, oficializado en enero de 2019. Pese a este enfrentamiento, la intención de reducir la principal fuente de financiación de Rusia —la venta de gas y petróleo— exige la búsqueda de nuevos suministros, y ello ha espoleado a las cancillerías occidentales a buscar alternativas, acelerando los movimientos diplomáticos en varias direcciones.

Venezuela intenta aprovechar la ocasión y se deja cortejar. En Turquía, tanto el ministro de Exteriores como la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, que estuvo en Antalya de jueves a viernes, se reunieron con los ministros de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y turco, Mevlüt Çavusoglu; con dirigentes de varios países africanos y de Oriente Medio productores de petróleo -que las fuentes consultadas no quisieron especificar-; con el alto representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, Miguel Ángel Moratinos, y con el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, que ya ha mediado anteriormente con el Gobierno de Maduro.

“Vamos a seguir suministrando armas a Ucrania”

Durante el Foro de Antalya, Borrell ha mantenido media docena de encuentros bilaterales con representantes de otros tantos países, entre ellos dos productores de hidrocarburos: Venezuela y Azerbaiyán. Ya que para el alto representante europeo, “la gran cuestión” derivada de la crisis de Ucrania es reducir la dependencia energética de Rusia. “España tiene ahora una oportunidad, porque nosotros tenemos el 30 % de capacidad de regasificación [del gas natural licuado] de toda Europa, y el 30 % de las reservas”, afirmó. El problema es que las tuberías para transportar este gas al resto de Europa son insuficientes y los proyectos que había para aumentar la capacidad han encallado hasta ahora. “Con Francia hubo un proyecto de conexión transpirenaica que se abandonó hace tres años y que ahora seguramente se retomará. Este es uno de los temas que más se discutió ayer en el Consejo Europeo de Versalles”, explicó en declaraciones a EL PAÍS . Por ello, también agradeció al ministro de Exteriores azerbaiyano, Jeyhun Bayramov, que su país haya incrementado el suministro de gas hacia Europa y, en especial, a Moldavia, “el eslabón más débil desde el punto de vista de su proximidad al conflicto y de su no pertenencia a la UE”.

Además, el jefe de la diplomacia comunitaria, aseguró que tanto a nivel europeo como de los estados miembros, se va a continuar entregando material militar a Ucrania y presionando a Rusia por todos los medios para que ponga fin a su invasión del territorio ucranio. “Vamos a seguir suministrando armas, todas las que podamos. Sin esta ayuda militar en armas, Ucrania difícilmente podría haber seguido resistiendo”, afirmó: “Vamos a seguir presionando a Rusia. Ayer se adoptó otro paquete de sanciones. Y se va a continuar haciendo las cosas que se pueden hacer: armar a Ucrania y sancionar a Rusia”.

Borrell también se reunió con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, con el que trató “cuestiones operativas” de la atención a los ucranianos que huyen de la invasión rusa. El alto representante de la UE se mostró optimista en este punto y sostuvo que “la sociedad europea tiene capacidad” para acoger a los refugiados. “Si hubiera que atenderles en forma de campos de refugiados como a los refugiados sirios en Líbano o Jordania, habría dificultades. Pero, afortunadamente, la porosidad de la sociedad europea, la absorción de las propias familias ucranianas que ya vivían en Europa [antes de la guerra] y la solidaridad individualmente expresada van a servir de un gran amortiguador para esta crisis”, afirmó.

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