El pez es una de las mascotas más agradecidas, silenciosas y decorativas del reino animal, existen multitud de especies con muchos colores que alegran nuestra casa. Sin embargo, estos pequeños animales acuáticos necesitan una serie de cuidados: temperatura del agua, controlar la concentración, y la alimentación que debemos conocer a fondo.
No seguir al pie de la letra las recomendaciones que nos dan los especialistas puede resultar peligroso para estos animales, y le puede ocasionar afecciones. La mayoría de las enfermedades de los peces en los acuarios se pueden diagnosticar por observación directa o, a lo sumo, con ayuda de una lupa.
Los cambios que puedes encontrar se pueden dividir en tres clases; el primero es el cambios en el comportamiento, para poder detectar estos cambios debes estar bien seguro de los comportamientos normales para cada especie, pues lo que puede ser normal para un pez es totalmente anormal para otro. Puedes notar alteraciones en los patrones normales, muchas veces producidos por estrés.
Hay alteraciones en el comportamiento que son signos de problemas en todos los peces, este puede ser el rechazo del alimento, nadar erráticamente, aletas replegadas, movimiento de “serrucho”, frotado contra piedras, “boqueo” en la superficie y respiración agitada, falta de reacción cuando pretendes atraparlos con una red. La aparición de cualquiera de estos signos merece un rápido accionar de los especialistas.
Luego tenemos cambios en el aspecto general, cuando el color de los peces se aclara, puede deberse a anemia, en ese caso se debe revisar la alimentación, la falta de oxígeno, la iluminación, ataque por parásitos externos, entre otras cosas.Cuando el color se oscurece en forma permanente, se trata en general de enfermedades más graves, como tuberculosis, raquitismo o enfermedades intestinales.
Si detectas algo así, es conveniente aislar a los peces enfermos hasta que puedas diagnosticar el problema. Recuerda que en situaciones normales, como el cortejo, el color puede volverse más intenso transitoriamente. Otro cambio físico grave es el abdomen hundido, que se observa en los casos de desnutrición, raquitismo y tuberculosis. En las últimas dos también se observa la piel como si fuera papel de lija. Por otro lado, el vientre abultado puede deberse a una constipación (poco frecuente) que se soluciona dándole vegetales y alguna lombriz embebida en vaselina.
Finalmente, si tenemos cambios localizados o de sistemas, las aletas suelen lastimarse por peleas, pero cuando tienen bordes blanquecinos, lechosos, engrosados, con o sin sangre, ya hay infección bacteriana. Si hay hemorragia en la base de las aletas, se debe a septicemia hemorrágica viral. Hay numerosas infecciones por bacterias, virus y hongos que provocan manchas en la piel de color blanco, negro o rojo, formaciones algodonosas, placas, desprendimiento y podredumbre de escamas, picazón intensa en el cuerpo. Los ojos pueden notarse hinchados y protruidos, hundidos o con opacidad de la córnea.
Los tratamientos se realizan agregando distintas sustancias en el agua. En los casos de enfermedades bacterianas se usan antibióticos como la enrofloxacina, cloranfenicol, metronidazol u oxitetraciclina. Como Antisépticos útiles contra varios agentes se usan el formol, otros aldehídos, el azul de metileno, verde de malaquita, cloramina, sulfato de cobre (en dosis altas es peligroso para las plantas) y otros. Cada uno se usa en distintas dosis, concentraciones y por tiempo variable según la enfermedad.
Siempre aísla a los peces que notes enfermos para disminuir la posibilidad de contagio. Cuando introduzcas animales nuevos en tu acuario es conveniente que los mantengas en cuarentena y les hagas un tratamiento preventivo antes de ponerlos junto con los demás. En cualquiera de los casos es necesario consultar con un veterinario especialista en el cuidado de peces.