La retroalimentación biológica o biofeedback se trata de un tratamiento que consiste en la utilización de un sistema de sensores que permiten al paciente monitorizar en tiempo real diferentes parámetros fisiológicos que ofrecen información sobre el trabajo de su organismo.
Este tratamiento crea un bucle de retroalimentación con el que la persona consigue alcanzar niveles óptimos de control, como el pulso sanguíneo y la temperatura corporal, entre otras. El paciente recibe información en tiempo real de lo que ocurre en diferentes partes de su cuerpo. Él mismo puede aprender a relacionar esos eventos con ciertas sensaciones y conseguir regular algunas funciones corporales.
El biofeedback ha demostrado su eficacia científica en tratamientos contra el insomnio, el TDAH, dolor crónico, trastornos de ansiedad, fobias y otros. Pese a todo, este novedoso tratamiento se encuentra en constante evolución y perfeccionamiento, por lo que su utilidad y garantías siguen puestas en duda entre las comunidades científicas para los diferentes tratamientos que se aplican.
Esta técnica también es muy útil contra el estrés, porque el cerebro aprende, recuerda lo que ha visto y oído. Por lo tanto, gracias a estas informaciones, se capacita al paciente para conseguir mantener el control sobre lo que ocurre en el estado de salud y bienestar que en un primer momento se piensa que es incontrolable. Con el biofeedback, el paciente aprende estrategias para discriminar la tensión «excesiva», reduciendo los niveles de estrés y ansiedad.
Para llevar a cabo este ejercicio cerebral, por lo general, se colocan algunos electrodos sobre el cuero cabelludo y en los lóbulos de las orejas del paciente para medir la actividad eléctrica del cerebro. Son sensores, que detectan su actividad cerebral, los sensores recogen la información que produce el sistema nervioso somático, que transmite acciones voluntarias desde el cerebro a los músculos. De esta forma se registra la información que implica a los músculos a través de un método denominado electromiograma.
El sistema nervioso somático transmite impulsos de acciones involuntarias, por ejemplo el ritmo cardíaco, la temperatura corporal o las sustancias que segregan el sistema digestivo. Por lo tanto, la utilización de sensores facilita el control de estas acciones y adquirir la capacidad de corrección cuando se dan desequilibrios.
Durante las sesiones, el terapeuta tiene la misión de enseñar al paciente la manera de realizar los ejercicios para controlar la respiración, la relajación, la concentración, la rememoración de recuerdos, la utilización de imágenes que le recuerden diferentes sensaciones, entre otras cosas.
Para llevar adelante esta terapia, no basta con comprar el equipo necesario, operarlo uno y auto entrenar el cerebro. Se requiere de formación y experiencia especializada (entre otras cosas) en la función cerebral, siendo necesario de profesionales con licencia o certificaciones para ejercer el neurofeedback en forma independiente.