El grupo chiíta Hezbolá acusó este martes al Ejército israelí de utilizar munición de racimo, un tipo de armamento prohibido a nivel internacional, en al menos tres áreas del sur del Líbano: Wadi al Hujayr, Jallet Raj y un bosque cercano a la ciudad de Alman.
En un comunicado, Hezbolá declaró que el uso de estas armas por parte de Israel refleja un desprecio por las normas y convenios internacionales, especialmente en tiempos de conflicto, y evidencia la incapacidad del ejército israelí para avanzar en la región. El grupo hizo un llamado a las autoridades libanesas y a organizaciones internacionales de derechos humanos para que condenen lo que calificaron como un «crimen atroz», resaltando los efectos devastadores que estas armas pueden tener sobre la población civil.
Human Rights Watch (HRW) ha documentado el impacto de la munición de racimo, señalando que estas bombas pueden causar daños inmediatos y a largo plazo, ya que muchas no detonan al impactar, quedando como minas terrestres y amenazando la vida de civiles durante años. Además, HRW y las autoridades libanesas han alertado sobre el uso de otras armas prohibidas, como el fósforo blanco, que puede provocar quemaduras severas al entrar en contacto con el aire.
La situación en el Líbano sigue siendo crítica, y la denuncia de Hezbolá añade una nueva capa de preocupación sobre el impacto humanitario del conflicto en la región.