China entre imágenes y narrativas

El país asiático, en su proceso de internacionalización, recibe a cientos de periodistas extranjeros anualmente y les muestra su realidad.

Desde el 2014, el China Internacional Press Comunication Center (CIPCC), es un espacio de encuentro de culturas. Profesionales de la comunicación llegan todos los años al país asiático, y a través de un programa de actividades, empiezan a deconstruir mitos, para edificar sus propias opiniones, en la mayoría de los casos muy diferentes.

A excepción de los años de pandemia, donde los intercambios fueron virtuales, el Centro se ha convertido en plataforma de convergencia entre empresas, experiencias culturales, eventos, economistas, autoridades, etnias, profesores… y los periodistas. Estos últimos son puentes para los públicos en cada uno de los países que representan. En la presente edición, el sub centro latinoamericano, estuvo integrado por 24 países, hermanados diplomáticamente o no con China.

El director del CIPCC en entrevista al medio expresó: “El centro latinoamericano se estableció en el año 2017, debido a que a pesar de las buenas relaciones que tenemos con la región, muchas veces se dificulta la comunicación”. Un total de cuatro meses ha durado el intercambio,  y los periodistas han tenido la oportunidad de participar en eventos como el Foro de Cooperación China-África, las conversaciones Think-Thanks previas a los BRICS, la Conferencia Internacional Understanding China, visitas a universidades de renombre, pasantías en medios de comunicación…

En la ceremonia de clausura, estuvo invitada la Vicecanciller de la República Popular de China, Hua Chunying, y extendió un mensaje de felicitación por la hermandad lograda. “Estoy convencida de que han tenido en China una experiencia tanto de aprendizaje como de cosecha. Durante este tiempo, mediante miles de reportajes, ustedes han contado al mundo lo que es nuestro país realmente, desde una experiencia en primera persona. Han mostrado una China multidimensional, multifacética, colorida, abierta al mundo, y en constante progreso. En nombre del Ministerio de Relaciones Exteriores, quiero extenderles un sincero agradecimiento. Igualmente, quiero agradecer a la Asociación de Diplomacia Pública de China, el Gobierno Municipal de Beijing, y las oficinas de asuntos exteriores en Shanghai, Xinjiang y Shaanxi, que han trabajado con dedicación y afecto para hacer de su estancia en China una experiencia inolvidable”.

Este año ha tenido un gran significado para el país más grande de Asia, y medios de comunicación de todo el mundo han sido partícipes: el 75 Aniversario de la fundación de la República Popular de China, la Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del PCCh, el anuncio de nuevas medidas que potenciarán aún más los intercambios pueblo a pueblo, la declaración de arancel cero con países subdesarrollados, el acercamiento de la iniciativa de la Franja y la Ruta a nuevos países latinos, es solo una muestra. En las últimas décadas, China ha emergido como una de las principales potencias globales, no solo en términos económicos, sino también políticos, tecnológicos y culturales. Su crecimiento ha sido vertiginoso y su influencia se extiende más allá de sus fronteras.

Si China avanza hacia un futuro más desarrollado, con muy pocas piedras en su camino ¿Por qué necesita aprobar el escrutinio de periodistas foráneos?

En un mundo cada vez más interconectado, el “Gigante Asiático” logra posicionarse como un actor clave en la redefinición del orden global. Sin embargo, en medio de esta globalización, enfrenta desafíos complejos que podrían determinar su futuro y el del planeta. Uno de ellos es el constante ataque noticioso que reflejan medios y líderes de opinión, a conveniencia del emisor. En medio de todo esto, el país se ve envuelto en una batalla no solo por su supremacía económica, sino también por el control de las narrativas que circulan a nivel mundial. Esta guerra mediática, alimentada por intereses políticos, económicos y estratégicos, ha transformado la forma en que China es percibida.

Estos cuatro meses han servido para experimentar no solo sus calles seguras, y la abrumadora tecnología, sino lo cálido de sus personas, aunque distantes. La milenaria historia que no está en pugna con los adelantos científicos, la convergencia de lo tradicional y lo moderno en un molde. Desde los picos nevados del Tíbet hasta los campos de arroz en terrazas de Longsheng, desde los templos ancestrales en el corazón de Beijing hasta las modernas metrópolis que nunca dejan de asombrar, China es un país cuya diversidad de paisajes y riqueza cultural dejan una huella profunda en quienes tienen la oportunidad de conocerla.

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