El presidente de la República, Yamandú Orsi, explicó desde Treinta y Tres su decisión de suspender la reglamentación del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) que afecta a las jineteadas. La suspensión, que tendrá una duración de 180 días, busca abrir un espacio de diálogo entre los diferentes actores y organizaciones involucradas, con el fin de analizar y ajustar la normativa.
Orsi señaló que la situación «nos agarró por sorpresa» y destacó que la suspensión se debe a que, en algunos casos, la normativa resultaba «inaplicable para las organizaciones más pequeñas». A pesar de reconocer la importancia de velar por el bienestar animal, el presidente recordó su experiencia como intendente de Canelones, donde se adoptaron medidas para abordar el maltrato animal, aunque las consideraba «insuficientes». En este sentido, afirmó que la reglamentación actual no solo apelaba al bienestar animal, sino que también generaba dificultades prácticas en su implementación. «Creo que hay que ir por una reglamentación cada vez más aggiornada», expresó.
La medida de suspensión de la reglamentación permitirá un período de reflexión y ajustes antes de que se retome el tema. «Como esto generó un impacto inesperado, vamos a parar y analizarlo», indicó el presidente.
Además, Orsi se refirió a las negociaciones en curso para cubrir cargos en el nuevo gobierno y la oposición. Mencionó la importancia de resolver de manera ágil la votación de las venias en el Parlamento, que son necesarias para cambiar autoridades en distintos organismos. «Nosotros pudimos instalar en el gobierno las responsabilidades que son del Ejecutivo de manera bastante rápida. Por supuesto, ahora que implica articulación con la oposición, esperemos que también sea ágil», agregó.
En cuanto al sistema político uruguayo, Orsi subrayó la fortaleza de las instituciones y el papel fundamental de los partidos políticos y la ciudadanía. «En Uruguay la tendencia hacia el mesianismo o el superhéroe, por lo general, no prende», aseguró. Además, destacó que, a pesar de los desafíos, los partidos políticos en Uruguay «gozan de buena salud», lo que ha contribuido a la dificultad del populismo para arraigar en el país.
