El boxeador asturiano Enrique Rodríguez Cal, murió víctima de ELA. Rodríguez Cal, que era más conocido como Dacal, de 71 años, fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a principios de este año, en el que aún tomó parte en alguna carrera popular, porque fue deportista hasta el último momento. Dacal fue el único púgil español en conseguir medallas en los tres principales torneos del boxeo amateur, Juegos Olímpicos (bronce en 1972), Campeonato del Mundo (bronce en 1974) y Campeonato de Europa (bronce en 1973 y plata en 1975).
De complexión fuerte, pero reducida, se inició en el peso mosca. Y no le fue mal: rápido y joven campeón de Asturias, comenzó a llamar a la puerta de los títulos nacionales aficionados y, por tanto, del equipo nacional. Pero algo le faltaba. No supo qué hasta que un entrenador le dio la clave. «Baja de peso. Hazte minimosca». Y Enrique Rodríguez Cal se resignó a pesar 48 kilos. Llegó al campeonato de España y lo ganó. Luego, llegaron las pruebas de selección olímpica, entre los jóvenes valores y los consagrados. La cosa estaba tan igualada que se llamó a los grandes profesionales Legrá y Carrasco para juzgar. Y dijeron que a Múnich debía ir Rodríguez Cal. Él se enteró pocas horas antes del viaje.
Cuando en Montreal 1976 Enrique Rodríguez Cal, abanderado de la delegacíón, era favorito, avalado por medallas mundialistas, y había tenido suerte en el sorteo, un encontronazo fortuito le provocó un corte en la ceja. Y fue eliminado según las reglas del boxeo amateur. Y años después aún lo recordaba: «Cuando en Munich gané la medalla, no se cabía en el vestuario. Cuando perdí en Montreal estaba solo». Fue Ladislao Kubala, el seleccionador de fútbol, que estaba presente en el combate, quien le acompañó a que le cosieran la ceja.