Pero lo que no supieron anticipar fue el éxito que tendría el bolsonarismo: con el 99% de los colegios escrutados, el presidente conquistó el 43% de los votos, frente a un máximo de 37% que le atribuyeron las encuestas durante toda la campaña electoral.
Otros dos aliados del presidente desbarataron las previsiones: el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, que fue reelegido en primera vuelta con más del 58% (tras puntuar 44% y 47% en las encuestas) y el candidato al gobierno de San Pablo Tarcísio de Freitas que fue a balotaje tras obtener 42% de los votos, diez puntos por encima del 31% previsto en los sondeos.
«Los sondeos no hacen pronósticos, son como una foto (del momento), no una película. Pero las últimas encuestas del viernes y del sábado muestran que hubo grandes errores, no solo en la presidencial, sino también en la elección de senadores y gobernadores», dijo Leandro Gabiati, director de la consultora Dominium en Brasilia.
¿Por qué erraron tanto los sondeos sobre Jair Bolsonaro?
. Esta pregunta dominaba las discusiones el lunes en Brasil. Aunque las conclusiones pueden tomar algún tiempo, los analistas barajan un conjunto de motivos, que van desde posibles problemas de diseño de las encuestas a la hora de captar la intención de ciertos sectores al movimiento de votos indecisos a último momento.
«¿Hubo migración de voto útil (de otros candidatos como Simone Tebet y Ciro Gomes, tercera y cuarto en la primera vuelta)?, ¿una volatilidad de los votos a último momento?
Como los sondeos estuvieron tan lejos de la realidad, ahora no sabemos si de hecho Jair Bolsonaro creció o si ya tenía ese apoyo» y escapó a las encuestas, apunta Gabiati.
Para la politóloga Mayra Goulart, de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, existe un «apagón de información en Brasil» debido al atraso de dos años del censo demográfico, que fue postergado de 2020 para 2022 por la pandemia.
Esto afecta la precisión de la muestra, especialmente en segmentos como el evangélico, que representa un 30% de los brasileños y es «un sector popular capaz de dar votos a la extrema derecha», apunta . «Es probable que el censo de 2022 ayude a corregir algunas de esas inconsistencias para elecciones futuras», coincide Guilherme Casarões, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.