Con el triunfo de Raúl Alfonsín en las elecciones Argentinas de 1983 (30 de octubre), se pone fin a la dictadura Argentina y se inicio al regreso al Uruguay. Menos de dos semanas después con Diego Achard estamos allí. Otra vez en Buenos Aires. Lo que había sido el inicio de un exilio incierto del 73 al 75, el lugar del momento más difícil (76) ahora sería el final del largo camino. Donde había comenzado la larga noche, comenzaba a divisarse luz en el horizonte.
El 17 de noviembre Alfonsín nos recibe a Diego Achard y a mí acompañados de Alembert Vaz en nombre del Partido Nacional. Como le dijo Wilson en su carta), nos volvíamos encontrar porque andábamos buscando las mismas cosas. Yo le veía desde su visita a Washington (VII-50). Alfonsín iba delante nuestro en los pedidos, si íbamos por 10 nos fuimos con 100. Cada pedido levantaba la apuesta.
Invitaría al viejo a Buenos Aires a su asunción. Después, cuando quisiéramos regresaríamos a preparar el regreso a Uruguay. Todo el apoyo que necesitaremos. Seguridad durante el proceso. Y así fue. Papá estuvo en su asunción el 10 de diciembre. Dos días después, por primera en diez años, Wilson volvía a hablar mirando los ojos a su gente. Fue desde el balcón de la UCR. Mis de uruguayos habían ido al evento.
Despedimos el 83 sabiendo que sería el último del exilio. Conversé con Arismendi sobre el operativo retorno (V-34). Viajo a Washington, donde había pasado casi todo mi exilio, para despedirme de los amigos del 13 al 16 de marzo El 15 (justo cuatro años antes de la muerte de papá) estaban Horacio Muniz y Alem García, del P. Nacional, a quienes conté las novedades. Del 13 al 18 de abril me despido de mis compañeros de México. Me llevan Alma Espino y Rafa Arocena al aeropuerto.
Llego a Buenos Aires el 20 de abril, donde me esperaban Gonzalo Fernandez y Diego Achard que cumplía años y hacían 4 años de la fundación de “Convergencia Democrática”. Al otro día me entrevistas para dentro del país: Canales 12 y 4. Creo que era un tanteo, empezaban por mi porque sabían que llegaba Wilson. Pero esa entrevista, nunca la permitieron. Pero ya el país entero sabía del regreso.
Un par de días después, el 23 llegan los viejos. Dirigentes peronista como Antonino Cafiero y Miguel Unamuno, radicales como Adolfo Gass e Hipólito Solari Irygoyen, Oscar Alende (Intransigente) y un mar de periodistas argentinos y uruguayos. Salimos los tres (mis padres y yo) en un auto oficial seguidos de una discreta seguridad dispuesta por el Presidente Alfonsín. Esa noche, tal como lo había prometido, fuimos mi padre y yo a cenar a la residencia de Olivos. Ahí se acordaron los detalles.
Amanecimos con la triste noticia de la muerte, a los 83 años de Vicente Solano Lima. Las vueltas de la vida, era el Vice de Cámpora, cuando en el año 73 mis padres habían llegado y les fue a esperar con el Ministro del Interior, al aeropuerto Don Torquato a donde habían llegado en vuelo clandestino. Obviamente fuimos. El 27 nos visitó Jorge Busti. Quince años después, será Gobernado de Entre Ríos cuando le visito y descubro que encallado frente a Paraná estaba el buque Ciudad de Mar del Plata II que no trajo de regreso.
El 28 de abril es un día muy importante. Mi hermana Silvia y León cumplían 17 años de casado. ¡Y vaya si lo celebraron! Ese día a las dos y media en un Acto en la Federación e Box, en Castro Bovo, repleto de gente Wilson habló, si en diciembre los había hecho frente a una muchedumbre ahora era ante una verdadera multitud. Se había levantado el ring y llenado de sillas. Había muchos parados y otros afuera, escuchando sin poder entrar.
Allí Wilson anuncia que vuelve. No da fecha, ni dice con quién ni como. Ya llegará ese momento. Ese día simplemente dice: “YO VOY”. Se mezclaban los gritos de SIIII en apoyo y los NOOO preocupados por su seguridad. Pero el entusiasmo desbordada y hubo que improvisar para la noche una cena en el Estadio Obras Sanitarias para seguir festejando.
«No tengo vocación de preso», dijo,«ni ganas de someterme a una justicia atrabiliaria como la de los militares que ahora ocupan el poder, pero volveré cuando lo decida la dirección de mi partido, y será muy pronto. Harán de mí lo que el pueblo uruguayo, esté dispuesto a tolerar Pero yo: voy”. Como en todos los discursos del exilio tuvo palabras de saludo al Gral. Seregni, pero esta vez con él libre.
Luego supimos que el Gobierno dela dictadura encabezada por Gregorio Álvarez, “el Goyo”, hizo llegar sus quejas a la cancillería argentina por las deferencias y amparo encontradas por Wilson Ferreira en la República Argentina, en especial del Gobierno de Alfonsín.
Los días siguientes fue todo a ritmo vertiginoso: el PIT (donde conozco a mi amigo de la vida Juan Pedro Ciganda), la CDU que en esos días presenta su libro de actividades, los dirigentes locales de su Partido. El 4 de mayo tras un encuentro con prensa extranjera, acompañamos a mi hermana Silvia a un homenaje a la Comisión del Reencuentro. Con la Falta y Resto. Otra vez la murga. Todo era parte del retorno. ¡Escuchar una murga en vivo!
El 10 también fue un día muy especial. Habíamos en Buenos Aires, empezado el exilio con Los Olimareños y China Zorrilla, nos vamos a despedir parecido. Pepe Guerra, nos invita a una guitarreara de despedida. Estuvimos hasta las 3 de la mañana. EL 12 actuaron el el Luna Park.
Al día siguiente papá quiere hablar conmigo, Chivitos. Caminata y luego en el Hotel. “¿Tu también querrás volver?”. Era padre y líder, a los dos se nos mezclaban las dos cosas. Y estaba bien que así fuera. “Si quiero, pero lo que decidas yo hago. Yo, no soy yo solo.” Intercambiamos charla y prolongados silencios que también acompañaban. Hasta las siete, de madrugada…
Nos habíamos alojado en el Hotel Conquistador. Cuando Cafiero advierte que estábamos pagando, nos invita a almorzar en La Cabaña, nos dice que s dueños el Hotel Colón donde nos da un piso para quedarnos y uno para oficinas. Desde allá empieza la organización del regreso.