Por primera vez, los científicos han detectado el virus de la viruela del mono en los testículos de los macacos durante la fase aguda de la infección. Lo muestra una investigación publicada en la revista «Nature Microbiology» en la que, además, se constata evidencia preliminar de infección persistente en dos animales que sobrevivieron al virus. Los resultados destacan el potencial de transmisión sexual del virus en humanos.
El brote de viruela del mono se ha relacionado con el contacto sexual en pacientes con infección confirmada por laboratorio. Dado que el virus puede transmitirse a través del contacto directo con fluidos corporales y lesiones cutáneas, comprender la biología de la infección de la viruela del simio de los testículos y la excreción del virus en el semen tiene importantes implicaciones para la salud pública. Lo que ha hecho este equipo del Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE. UU., o USAMRIID, es un análisis retrospectivo de la infección por el virus de la viruela del mono en muestras de tejido de un tipo de macacos que son un modelo de primates no humanos muy utilizado para estudiar la enfermedad y evaluar la eficacia de las vacunas y tratamientos contra la viruela del simio.
«Examinamos muestras de tejido obtenidas durante la fase aguda de la enfermedad, cuando la infección está en su apogeo, y la fase de convalecencia, cuando disminuye gradualmente», explica el autor principal Xiankun Zeng. «Detectamos el virus de la viruela del mono en las células intersticiales y los túbulos seminíferos de los testículos, así como en la luz del epidídimo, que son los sitios de producción y maduración de los espermatozoides».
Zeng destaca que también han hallado evidencia preliminar de infección persistente por el virus de la viruela del mono en dos macacos convalecientes que sobrevivieron al virus.
Gracias al uso de análisis histológicos para analizar microscópicamente el curso de la enfermedad en muestras de tejido, el equipo descubrió que, a pesar de que el virus de la viruela del mono se eliminó de la mayoría de los órganos, y de las lesiones cutáneas curadas, durante la convalecencia, se pudo detectar hasta 37 días después de la exposición en el testículos de los macacos.
Ébola, Marburg
Este grupo de investigadores ya había demostrado previamente que los virus de la fiebre hemorrágica del Ébola, Marburg, Nipah y Crimea-Congo pueden persistir en ciertos órganos de primates no humanos donde el sistema inmunológico está suprimido. Estos sitios inmunes privilegiados son similares en los humanos, e incluyen los ojos, el cerebro y los testículos.
En el caso del virus del mono, aunque el contacto cercano a través de la actividad sexual se ha asociado con su propagación, no estaba claro si el virus se replicaba en los testículos o se transmitía a través del semen.
«Nuestros datos proporcionan evidencia de que el virus de la viruela del simio puede pasar al semen durante las etapas aguda y convaleciente de la enfermedad en los macacos», destaca Zeng. Por eso, continúa, «parece plausible la transmisión humana en pacientes masculinos convalecientes a través del semen». Los autores también señalaron que el virus persistente puede desaparecer con el tiempo.
Ahora bien, los investigadores reconocen que es posible que este modelo de macaco no refleje la viruela del mono en los humanos.
Los animales muestran una enfermedad más severa y letal que la de los hombres, y el período de incubación en los animales es más corto. Además, este estudio utilizó muestras de animales expuestos a diferentes aislados virales que la cepa que circula actualmente.