Muere Ricardo Alarcón, el hombre de las relaciones exteriores de Fidel Castro

El ex canciller tenía 85 años y es recordado por ser una de las caras más visibles de Cuba.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, expresó hoy su pesar por el fallecimiento de Ricardo Alarcón, figura descollante de la diplomacia revolucionaria, ocurrido el sánado en horas de la noche, próximo a cumplir los 85 años.

En su cuenta de Twitter, el mandatario escribió: “Anoche ha muerto en La Habana, Ricardo Alarcón de Quesada, gran patriota y brillante diplomático de la Revolución cubana.

Añadió que Alarcón defendió la obra revolucionaria “con pasión y sólidos argumentos, enorgulleciendo a nuestro pueblo”, y puntualizó que “toda Cuba siente su partida”. El deceso de quien fuera considerado un “maestro de diplomáticos” generó muestras de pesar en medios políticos y académicos y en la población de general, que en las redes sociales reflejaron con sentidas palabras la pérdida del también sobresaliente intelectual.

Al respecto, el canciller Bruno Rodríguez expresó en su cuenta de Twitter: “Todo nuestro homenaje al querido Ricardo Alarcón en la lealtad a la Revolución, al Partido, a la política exterior y a la gloriosa tradición del Ministerio de Relaciones Exteriores”. 

Por su parte, Josefina Vidal, viceministra de la Relaciones Exteriores de Cuba, se refirió a Alarcón de Quesada como el maestro de los diplomáticos de su generación: “Le guardaremos siempre profundo respeto, admiración e infinito afecto. Gracias por el privilegio y el honor de haber sido sus discípulos. Nuestras sentidas condolencias a Margarita y Ricardito», manifestó.

La noticia sorprendió a los cubanos en medio de las celebraciones por el Día Internacional de los Trabajadores, con enormes desfiles en La Habana y las principales ciudades del país.

Junto a la revolución

Nació en La Habana el 21 de mayo de 1937, y se vincula desde temprana edad a la lucha revolucionaria. Ingresó a la Universidad de La Habana en 1954, integrándose a las actividades revolucionarias con Fructuoso Rodríguez y a la candidatura de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) encabezada por José Antonio Echeverría.

Durante esos años, participó en la mayoría de los actos de protesta protagonizados por dicha organización. Fue colaborador del Directorio Revolucionario y se incorpora al M-26-7 en 1955, donde es organizador del aparato estudiantil de las brigadas juveniles de este movimiento revolucionario. Entre otras actividades en el ámbito estudiantil y juvenil, fue electo vicepresidente de la FEU en 1959 y presidente de esta organización de 1961 a 1962.

Después de graduarse, en 1962, a instancias del Canciller Raúl Roa, se incorporó al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se desempeñó como Director de América Latina.

En 1965, Raúl Roa lo designó al frente de la Misión de Cuba ante las Naciones Unidas, primero como Embajador Encargado, y luego, como Representante Permanente, cargo que ocupó de 1966 a 1978. En esta etapa, introdujo formal y conceptualmente el tema de la independencia de Puerto Rico en la ONU, presidió numerosas reuniones del Movimiento de Países No Alineados y fue simultáneamente Embajador en varios países del Caribe.

De 1978 a 1988 fue nombrado Viceministro de Relaciones Exteriores. Fue promovido a Viceministro Primero en 1989 y en esa posición se desempeñó nuevamente, entre 1990 y 1992, como Embajador ante la ONU, presidiendo el Consejo de Seguridad en dos ocasiones (1990 y 1991), en las condiciones particularmente difíciles creadas por la desaparición de la Unión Soviética y el Campo Socialista. Fue iniciador de muchas de las ideas que hoy constituyen la base de los reclamos a favor de la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU.

En todo este periodo, formó parte de la delegación cubana en las negociaciones de paz del sur de África (1988-1990) y fue el artífice de la idea de presentar un proyecto de Resolución sobre el bloqueo en la Asamblea General de la ONU (1991), cuyo primer texto escribió personalmente. De 1992 a 1993 fue Ministro de Relaciones Exteriores.

A lo largo de su vida diplomática y también con posterioridad, fue el jefe de las delegaciones cubanas que participaron en varias negociaciones con Estados Unidos, incluyendo las que condujeron a la firma de los acuerdos migratorios de 1984, 1994 y 1995.

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