Cada año, el 20 de mayo celebramos el Día Mundial de la Abeja, día elegido por las Naciones Unidas para generar concientización sobre la importancia de cuidar a las abejas y otros polinizadores (mariposas, murciélagos, colibríes, etc), cada vez más amenazados por los efectos de la actividad humana.
Todos dependemos de los polinizadores y por ese motivo, es crucial controlar su declive y detener la pérdida de biodiversidad.
Se estima que en nuestro país existe una diversidad de 200 especies de polinizadores nativos que incluyen mariposas, escarabajos, avispas, abejas, aves y murciélagos. Además, contamos en nuestro territorio con 540.000 colmenas de abejas Apis mellifera, una especie exótica pero de gran importancia para la producción en Uruguay.
Un estudio en el marco de la Plataforma de IPBES (la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas), señala que el volumen de producción de cultivos que dependen de los polinizadores ha aumentado en un 300% durante los últimos cinco decenios, de modo que los medios de subsistencia están cada vez más supeditados a la polinización.
Uruguay asumió compromisos, en el marco de su adhesión al Convenio de Biodiversidad Biológica. Donde incluyen la promoción de hábitats saludables para los polinizadores, incluyendo aquellos relacionados con el desarrollo de producciones sustentables, como por ejemplo la agroecología.
La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; asimismo, el 75% de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35% de las tierras agrícolas mundiales. Los polinizadores además de contribuir directamente a la seguridad alimentaria, son indispensables para conservar la biodiversidad.