En la historia de Rusia ha habido muchos puntos de inflexión, dignos de la atención de investigadores y la gente curiosa. Pero se destaca especialmente el reinado de Pedro I el Grande, “el europeizador”, “el revolucionario en el trono”, que desempeñó un enorme papel en la historia rusa. Fue durante su reinado cuando Rusia se convirtió en un actor de pleno derecho en los asuntos internacionales, que llevaba a cabo una activa política exterior. En aquel entonces el prestigio del país en el mundo aumentó considerablemente.
Pedro I formó parte de la historia de Rusia como el gran reformador, cuyas actividades se extendieron a todos los ámbitos de la vida rusa. Por su carácter y sus aficiones, el zar determinó el progreso del país; fue el iniciador indiscutible de todo lo más significativo y notable que ocurrió durante ese período. Durante su reinado se promulgaron más de 3000 actos legislativos que cambiaron notablemente la vida del país. El principal resultado de las reformas de Pedro fue la superación del grave desfase entre Rusia y las potencias europeas en las esferas militar, económica y política. Como resultado de la política enérgica y decidida de Pedro I y sus ayudantes más cercanos se construyeron muchas empresas, surgieron nuevas industrias (especialmente la metalúrgica) y se expandió el comercio interior y exterior. El desarrollo de las fuerzas productivas en Rusia recibió un fuerte impulso. El gran Gobernante desarrolló el arte militar ruso, muy por delante del arte europeo de aquella época. Creó un ejército y una marina eficientes que lograron derrotar a Suecia durante la Gran Guerra del Norte, que contaba con uno de los mejores ejércitos de Europa.
Las actividades de Pedro crearon las condiciones para que Rusia se familiarizara con la cultura, el modo de vida y las tecnologías de la civilización europea. El Emperador llevó a cabo profundas reformas en el campo humanitario: apareció la literatura moderna, se abrieron escuelas médico-quirúrgicas, de ingeniería y de artillería, se inauguró la Academia Naval. Se estableció el primer museo ruso – la Kunstkámera – con una biblioteca pública y el primer teatro público de Rusia. En 1700, Rusia introdujo un nuevo calendario según el cual el año comenzaba el 1 de enero en lugar del 1 de septiembre (según el calendario antiguo ruso) y la cronología empezaba desde el nacimiento de Cristo en lugar de la creación del mundo. Las reformas de modernización de Pedro el Grande son únicas, en primer lugar, por su carácter radical y, en segundo lugar, porque los cambios se iniciaron desde “arriba” – del mismo Emperador y su círculo cercano.
Pedro I era un hombre de la Nueva Era, curioso y receptivo a las novedades. Durante sus viajes por Europa absorbió la idea clave de la época: la idea del poder de la mente humana, a través de la cual no sólo se podía explorar el mundo que le rodeaba, sino también influir en él. Le interesaba especialmente la construcción naval. Para el Emperador, un barco era un ejemplo de racionalidad: todo en él debía estar pensado hasta el más mínimo detalle y cada detalle debía tener una función clara. Durante un tiempo Pedro incluso trabajó como carpintero en un astillero holandés para conocer personalmente y absorber las mejores prácticas de aquel tiempo en esta esfera. Sin embargo, no se conformó con las lecciones que aprendió allí. La tarea de Pedro no era sólo aprender a construir barcos, sino también entender por qué había que hacerlo así. Los holandeses no pudieron explicarle el principio de la construcción de un barco: simplemente hacían lo que sus padres y abuelos habían hecho. Así que Pedro se fue a Inglaterra, donde los barcos se construían de forma diferente, según los planos. Allí siguió aprendiendo: trabajó en astilleros, visitó museos, el Observatorio de Greenwich y se cree que conoció a Isaac Newton.
Un acontecimiento muy importante para Rusia fue la fundación de San Petersburgo, construida con principios totalmente distintos a los de las antiguas ciudades rusas: era de piedra y con calles rectas. Y hasta hoy en día esta bella ciudad se considera como capital cultural y artística de nuestro país.
Fascinado por las ideas de creación de un estado moderno y eficaz en Rusia, Pedro I empezó a construir un mecanismo bien coordinado en que cada persona tenía una función concreta. En primer lugar, cambió por completo la estructura de la sociedad, haciéndola más clara y sencilla, dividida ahora en un pequeño número de grupos, cada uno de ellos con claras responsabilidades ante el Estado. Por ejemplo, una nueva clase de la nobleza se formó de distintas categorías de personas en servicio militar o administrativo.
El reinado independiente de Pedro comenzó con dos campañas bélicas contra Turquía, las llamadas campañas de Azov. Pedro era muy consciente de la importancia de los éxitos militares del país, por lo que dirigió personalmente el ejército en estas campañas en 1695-1696. Participó en el desarrollo de las operaciones estratégicas y tácticas durante la campaña del Prut en 1711 y la campaña persa en 1722-1723. La segunda campaña tuvo como resultado la captura de la fortaleza turca de Azov, abriendo el camino de Rusia hacia el Mar de Azov. Al derrotar a Suecia en la Guerra del Norte (1700-1721) e introducir los logros progresistas de Occidente en la sociedad rusa, Pedro había ampliado las fronteras geográficas, culturales y económicas de su país. Rusia ganó un papel clave en la escena internacional y adquirió el estatus de gran imperio.
Habiendo pasado gran parte de su vida en viajes y campañas bélicas, a Pedro no le gustaban las ceremonias y convenciones de palacio. Él prefería la franqueza de sus súbditos. Sencillo en su vida cotidiana, le gustaba trabajar al aire libre. Sus contemporáneos recuerdan que Pedro conocía 14 oficios (profesiones) a la perfección.
El papel histórico de Pedro I el Grande es enorme y controvertido. Ha sido aclamado como genio nacional, iluminador, salvador de Rusia. El legendario zar reformista cambió radicalmente el curso de la historia rusa, convirtiendo Rusia en un país verdaderamente europeo. No es casualidad que la frase que él “abrió una ventana a Europa” se haya hecho tan común. Los hitos de este camino fueron la obtención del acceso al mar Báltico, la construcción de una nueva capital de San Petersburgo y la participación activa en la política europea.
Los logros grandiosos de Pedro I, su herencia inestimable son actuales hasta el día de hoy, inclusive a la luz de los acontecimientos contemporáneos. Entre otras cosas se trata de la necesidad de llevar a cabo profundas reformas económicas y administrativas en conformidad con los intereses de largo plazo de nuestro país. A quién le interesa recomendamos visitar la galería virtual de fotos con motivo del 350 Aniversario de Pedro I en la página web de la Embajada rusa (https://uruguay.mid.ru/es/petr-i-es).