Estos datos son según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que se ha mostrado «enormemente alarmado» por la escalada de la violencia.
Estos refugiados proceden de la región de Darfur y son en su mayoría mujeres y niños. Por el momento duermen a la intemperie, aunque ACNUR ya ha iniciado contactos con las autoridades chadianas y otros socios con vistas a preparar una respuesta conjunta, lo que pasa también por elaborar un primer registro de estas personas. Chad (África Central) ya acogía antes de esta crisis a más de 400.000 sudaneses.
Entre las necesidades más acuciantes figuran «agua, comida, refugio, atención sanitaria, protección de la infancia y prevención de la violencia de género». Además, «debido a la violencia experimentada por quienes cruzan la frontera, la ayuda social también está entre las principales prioridades», ha informado la agencia en un comunicado.
El alto comisionado adjunto de la organización para Operaciones, Raouf Mazou, ha catalogado de «urgente» el fin de la violencia en Sudán y ha instado a todas las partes a proteger a los civiles, «incluidos los refugiados». También ha pedido respeto para el personal humanitario, después de que en los últimos días varias organizaciones hayan denunciado ataques.