«Para que esta asistencia humanitaria tenga el mayor impacto posible y salve innumerables vidas, las autoridades sudanesas deben eliminar las onerosas restricciones burocráticas y de seguridad que obstaculizan los envíos de ayuda vital. Los suministros vitales se retienen en la aduana y se envían a través de caminos largos y peligrosos para llegar a las comunidades más necesitadas», ha declarado el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado este martes 20.
«Los trabajadores humanitarios no pueden obtener las visados requeridas para ingresar al país y brindar asistencia. Arabia Saudí y Estados Unidos han seguido interactuando diariamente con las partes para facilitar las entregas de asistencia humanitaria», ha continuado.
A pesar de la ayuda enviada por Estados Unidos a la región para «responder a las necesidades de los refugiados, desplazados internos y otros afectados por el conflicto», que asciende a unos 550 millones de dólares (unos 500 millones de euros) en lo que va de año, Blinken ha insistido en la necesidad de «un alto el fuego y una solución negociada» para acabar con el conflicto y la crisis humanitaria.
Los enfrentamientos entre el Ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) estallaron en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas. La integración fue parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del entonces presidente, Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
Sin embargo, la negativa del líder de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, a las condiciones de esta reintegración derivaron en unas tensiones que provocaron aplazamientos en la formación del nuevo gobierno de transición.