La existencia de un modelo de gobernanza único en el país ha vuelto a ser puesto sobre la mesa a raíz de la iniciativa del Gobierno de introducir cambios en la Ley Nº 19.043 de diciembre del 2008 decreación de la Universidad Tecnológica, que estableció una gestión colegial dominada por estudiantes, docentes y egresados. La propuesta del gobierno, ya aprobada en la Cámara de Diputados, establece la continuidad del modelo de gestión efectivamente desarrollado y que se ha mantenido vigente por los últimos 10 años desde su creación. La Ley por ahora vigente y que nunca se instrumentó preveía que el Consejo Directivo debía estar compuesto por el Rector (electo directamente por los docentes, estudiantes y egresados por voto ponderado), dos delegados docentes, dos estudiantes, y dos trabajadores y empresarios designados por sus organizaciones más representativas. Tal marco normativocolegial, en 3/5 de lacomposición del cuerpo, ya era diferenciado al modelo colegial endogámico conformado sólo por representantes de los estamentos internos como acontece en la UDELAR.
La disposición transitoria de la Ley de creación de la UTEC estableció un Consejo Directivo Central provisorio de tres miembros designados por el gobierno, previa venia de la Cámara de Senadores, hasta por cuatro años en sus cargos, y dispuso que a los tres años se debían convocar elecciones de Rector y de los miembros del orden docente y estudiantil. Sin embargo tal marco provisorio se mantuvo con diversas prorrogas durante el gobierno anterior, e inclusive éste, venciendo el próximo 1de diciembre la última prórroga de las autoridades designadas por el Parlamento hace 10 años. En tal contexto, el gobierno optó por mantener la gobernanza provisoria de los últimos diez años con carácter permanente, sobre la base de la evaluación y constatación de su alta eficacia y reconocimiento. La creación de la UTEC, muy positivamente impulsada por el gobierno de Mujica fue resultado de un acuerdo multipartidario general, pero que cuando se presentó la propuesta de Ley, la oposición de entonces no consideró pertinente replicar un modelo de cogestión sino un marco de gestión no endogámico y con una gobernanza seleccionada por el Parlamento sobre la base de determinados perfiles técnicos, pero aun así optó por apoyar la Ley.
En general la dinámica universitaria tiende a la complejización con su crecimiento por el fraccionamiento institucional que se desarrolla como respuesta a las nuevas demandas. La creación de carreras, facultades, unidades académicas, sedes, diversidad de estudiantes, métodos de enseñanza y docentes, etc., aumenta la descoordinación con el desarrollo de compartimentos estancos. Ello facilita la pérdida de calidad y pertinencia por la ausencia de estándares comunes, el aumento de diversidad de intereses y la pelea por los recursos. A ello se agregan la imposición de lógicas corporativas y endogámicas que derivan en pérdida de articulación a las demandas y dinámicas externas, al aumento de las ineficiencias y los costos, y a menos niveles de calidad e innovación. Es un proceso donde las universidades se tienden a conformar como torres de marfil aisladas, con una vida altamente colegial y politizada, que construye dinámicasde baja pertinencia. Este modelo de organización institucional colegiado que ha sido puesto como paradigma en América Latina desde la Reforma de Córdoba de 1918, ha terminado cobijando sin embargo a las peores universidades a nivel regional y que no existe a escala global. Incluso las mejores universidades públicas de la región como la UNAM, Campinas, Sao Pablo, de Chile, o la Nacional de Colombia y las Federales de Brasil, que están en los ranking internacionales en lugares de relevancia, tienen modelos de gobernanza diferenciados, con mayor presencia de actores externos, participación de autoridades nacionales, existencia de “board” o consejos externos, sistemas de elección intermedios, separación entre ámbitos ejecutivos y de consejos, más allá además de la existencia de sistemas externos de aseguramiento de la calidad. Inversamente, las Universidades con los peores niveles de calidad son las que mantienen un tipo de gobernanza colegial en todos sus ámbitos de gestión. Salvo el caso de la UBA por diversos motivos de escala, de fraccionamiento de Facultades y de existencia de controles externos de calidad. A mayor grado de cogestión, incidencia estudiantil en la gestión académica, e incluso ausencia de sistemas nacionales de licenciamiento o de acreditación como en Bolivia y Uruguay nos encontramos con las peores universidades en términos de eficiencia y calidad. A diferencia el modelo de gobernanza provisional de la UTEC durante estos años, mostró un funcionamiento flexible, ágil, pertinente e innovador, gracias a un mayor sesgo ejecutivo más allá de su autonomía técnica y operativa y su eficiencia dinámica de delegación de funciones.
En general, más allá de matices la gestión universitaria se tiende a diferenciar entre dos grandes paradigmas organizacionales: un modelo colegial a todos los niveles de la universidad con participación de muchos actores, y un modelo formal ejecutivo con nombramientos externos, una burocracia para la instrumentación de las decisiones y ámbitos de consulta colegiados. La experiencia muestra que el primer modelo de gobernanza tiene a bloquearse entre los diversos grupos de interés, es incapaz de establecer evaluaciones objetivas, es altamente ineficiente en términos de resultados, pertinencia y calidad, rechaza la evaluación externa y tiende a corporativizarse y a volverse endogámico. Ello más allá de permanentes perdidas de clases y programas desactualizados y politizados.
Pero además se agrega que en los últimos años ha irrumpido el concepto de gobernanza, que refiere a la articulación entre las estructuras organizativas y las formas de ejercicio del poder. Ello ha contribuido a una mayor diferenciación de la gobernanza de las universidades en función de la diversidad de sus fines y misiones y la conformación de estructuras institucionales y formas de ejercicio del poder también diferenciadas. El ejercicio del gobierno y las estructuras de gestión son por endediferenciadospara los diversos tipos de instituciones para alcanzar más eficiencia. Así, una universidad militar, tecnológica, virtual, regional o especializada, de investigación, profesional o multicultural, requiere estructuras organizativas diferenciadas y también de sus formas de gobierno. Ya no se concibe un modelo único para la gestión, el gobierno o el ejercicio del poder, por encima de todas las universidades, sino que ellos se articulan a las características mismas de las universidades. Y especialmente también para alcanzar eficiencia para brindar mejores servicios, especialmente desdeel interés de los que reciben los servicios – o sea los estudiantes, la sociedad o los demandantes de profesionales-donde la calidad y la eficiencia de los procesos de enseñanza y aprendizaje son sus mayores necesidades. El cambio en la gobernanza de la UTEC da continuidad a un muy buen desarrollo en estos diez años y previene riesgos de endogamia, corporativismo e ineficiencia que alimenta la cogestión. Y también demuestra que la autonomía o la calidad no están asociadas a la cogestión. La solución realizada da continuidad a lo que ha sido positivo, anula riesgos futuros y da mayor diversidad de modelos de gobernanza universitaria en el país. Y pone a pensar también en el funcionamiento de la UDELAR.