Ayer la calle Isla de Flores se tiñó de colores una vez más por las Llamadas. El desfile recorrió los barrios Sur y Palermo en una experiencia que hoy se volverá a repetir. Este año, el desfile lleva el nombre de “100 años de Carlos Páez Vilaró”
En el desfile hicieron su pasaje las 22 comparsas que fueron mejor puntuadas en la edición anterior. Estas fueron Mundo Afro, Mujeres de Negro, Roberto Acosta, (activista por los derechos LGBT+), el Carro oficial del Carnaval , Cenceribó, Valores, C 1080, La Generación Lubola, Hechiceros, Yambo Kenia, La Fabini, Candonga Africana, Sarabanda, La Jacinta, Más que Lonja, La Unicandó, La Tangó, Sonidanza, La Rodó, La Facala, La Fuerza, La Gozadera, Samburu Moran, Barrica, L.C.V., Integración y La Vía (invitada).
Los resultados del desfile serán comunicados el domingo de madrugada, tras la segunda noche. El jurado está compuesto por 15 especialistas, que puntúan en tres áreas distintas.
Las entradas para los palcos y sillas tuvieron una alta demanda, así como para las azoteas y balcones que alquilan los vecinos y vecinas del barrio. Niños, adultos y personas mayores se hacian lugar en el desfile para poder disfrutar del espectáculo a pesar de la ola de calor.
Burbujas se ven flotando a lo lejos, señal de que los niños se hacen presentes. El olor a comida hecha se siente; panchos, hamburguesas y empanadas se pueden oler desde donde está la gente avisando a los presentes que si tienen hambre pueden visitarlos.
En los balcones se puede vislumbrar a las personas desde la comodidad de su hogar esperando a las comparsas. Las mismas combaten el calor de una forma más práctica que la gente que está aguardando en las sillas de la calle.
Mientras se espera, los niños se roban el escenario aprovechando a jugar sobre la calle. Y las tradiciones se hacen cada vez más fuertes porque mientras se aguarda la llegada de las comparsas, las familias comparten mates y charlan alegremente sobre de como va a ser el desfile a pesar de los 27 grados que predominan. Diferentes idiomas se escuchan entre los montevideanos. El inglés predomina entre las personas. Y si uno es observador puede darse cuenta para quien es nuevo al venir a disfrutar de una de las costumbres más predominantes del uruguayo.
Los aplausos rompen el bullicio, las personas se callan rápidamente señal de que empezó la fiesta. Una lluvia de música y colores invade la calle e invita a los presentes a disfrutar de las llamadas. Los bailarines con sus trajes y maquillajes que brillan se destacan a lo lejos. Los bailes al son de la música son contagiosos y de esa manera hacen que todos los presentes se puedan olvidar del cotidiano y disfrutar del espectáculo, porque por un instante, la música es todo lo que se siente.
La alegría de ver las Llamadas es palpable. Las personas vuelven a sentir, luego de la época de pandemia que es posible festejar y unirse como pueblo en algo tan ancestral y cultural como el Candombe. Una noche que estuvo espectacular para revivir una vieja tradición.
Por cierto que el Candombe es una tradición muy arraigada en nuestra Cultura.
Desde siempre ha sido ha sí.
Recordemos a calle Ancina y sus conventillos. Vaya época!!!
Ojalá pudieramos entender que , elCandombe, los tamboriles emiten vibraciones que pueden ser utilizadas en el
mundo Astral, o sea Espiritual, dado susorígenes con los negros, la esclavitud, tradiciones africanas y religión.
Cuando los canales del sentimiento son abiertos, las vibraciones delos tambores se transforman en sintonía salutar
para nosotros, espíritu, y cuerpo!