El acuerdo otorgará al Mercosur una cuota de 99.000 toneladas para el ingreso de carne bovina al mercado europeo, así como una cuota de 60.000 toneladas para el arroz, esta última sin arancel intracuota. Pero también se acordaron importantes beneficios para tops de lana, miel, cebada y para el sector de cítricos. No obstante, comienza ahora la etapa de revisión general de los textos y traducción, una tarea que puede llevar al menos medio año. La Comisión Europea deberá luego presentarlo ante el Parlamento Europeo, donde se precisa la mayoría, y al Consejo de la UE para su ratificación. Será en esta segunda institución, la que integra a los Estados, donde habrá más dificultades. Ahí hará falta una mayoría cualificada (55% de Estados que sumen al menos el 65% de la población) y Francia hará lo imposible para lograr una minoría de bloqueo. Si se superan estos escollos del lado europeo, el tratado puede entrar en vigor de forma provisional y no en todos sus términos, algo que requeriría la ratificación de cada Estado miembro.
En el Mercosur, en cambio, son los parlamentos nacionales los que deben convalidar los tratados comerciales, pero sin poder de veto sobre el conjunto. Es decir, que los socios se someten al acuerdo a medida que lo ratifican.
CINVE
Flavia Rovira, investigadora del Cinve, analizó distintos escenarios de acuerdos de Uruguay, con la Unión Europea, con el Transpacífico, o con China. El estudio concluyó que “el caso de la Unión Europea era el que daba mayor ganancia para Uruguay, y mayor ganancia aun cuando se firmara en el marco del Mercosur”.
Rovira expresó que “la Unión Europea, debido al tamaño que tiene y al efecto que tiene en el comercio mundial, es una economía muy abierta, por lo tanto el peso que tiene en el comercio mundial es muy grande”. El modelo utilizado para analizar el impacto en Uruguay toma en cuenta los múltiples efectos de los precios ante la caída de aranceles. “Lo que hicimos fue aplicar un modelo muy reciente que se utilizó en 2022 por Andersons, Yotov y Larch que fue desarrollado para estudiar el impacto del Nafta, el tratado entre Estados Unidos, Canadá y México”.
“Se adaptó ese modelo a Uruguay para hacer varios ejercicios de liberalización. Se combina el modelo de gravedad, que se usa habitualmente para estimar impactos de comercio, con modelos de crecimiento, o sea, incorpora cómo los precios influyen no solo en la posibilidad de consumo sino también en la posibilidad de inversión de las economías”. Rovira afirmó que lo relevante que el estudio arroja es que “justamente con la Unión Europea, Uruguay obtenía los mayores beneficios desde el punto de vista de las ganancias a partir de ese efecto de la disminución de los precios, que permite aumentar el consumo y acceder a una mayor cantidad de inversiones porque también la capacidad de inversión real aumenta también”.
Disminución de tarifas
Un tema adicional, agregó, con la Unión Europea “tiene que ver con el indicador de complementariedad económica que lo que dice es cuánto de lo que yo exporto con ventajas comparativas, en grandes cantidades, en otro país, importa, de cualquier destino. Y lo mismo para mis importaciones, cuánto de lo que yo importo, cada país del mundo se especializa en exportar”. “Cuando uno mide ese indicador en definitiva lo que está haciendo es ver qué tanto se pueden aprovechar esas disminuciones en los precios. Si yo bajo los precios en bienes, donde ni yo soy buena exportando ni el otro es demasiado intensivo importando, el efecto no es tan grande. Pero cuando uno mira el indicador de complementariedad económica de Uruguay con el resto del mundo”, ese indicador muestra que “con muchos de los países de la Unión Europea la complementariedad comercial es alta”, afirmó. Para resumir, indicó que si un TLC “lleva a una disminución no solo de las barreras tarifarias sino también de las barreras no tarifarias, no arancelarias, también por ahí podría venir un beneficio mayor que pensar en un acuerdo con otro país donde no se da la complementariedad comercial”. “Por ahí, en ese caso, los que ganan son los sectores exportadores tradicionales, que es donde tenemos las ventajas comparativas, porque este indicador se basa en las ventajas comparativas, deja a todos los exportadores chiquitos de lado”.