Magdalena Sofía Páez Rodríguez, más conocida como Agó Páez Vilaró, es una artista plástica uruguaya, hija de Madelón Rodríguez Gómez y del pintor Carlos Páez Vilaró. Con una infancia atípica, desde muy niña tuvo contacto con el arte y de seis hermanos ella fue la elegida por el destino para seguir con el camino que su padre había iniciado.
“Mi casa era un enorme atelier, con una mesa gigante llena de pinceles, colores, tijeras y papeles; desde que nací compartí ese espacio con mi padre, por lo que el arte desde muy niña ya era parte de mi vida” aseguró Agó Páez Vilaró. “Siempre sentí que yo era artista, nunca me lo pregunté ni me transformé, desde joven adopté el ambiente que tenía a mi alrededor” recalcó.
La artista que se destaca por ser pintora, ceramista, escultora, muralista, escritora y constructora; asegura que desde su experiencia un artista nace con ese don “en mi caso, yo siento que nací con una sensibilidad especial que me permitió darme cuenta, sentir y ver un mundo que de repente otros no ven”, continuó “cuando vos tenés una sensibilidad especial desde tu nacimiento, de repente, vas caminando y ves una pequeña flor que te conmueve, gracias esa sensibilidad puedes observar detalles de esa flor que para otros están ocultos”.
La artista nacida en Montevideo, desde joven pudo darse cuenta que su entorno era poco común dentro del círculo de sus amigos y compañeros de clases “cuando iba a las casas de mis compañeros del liceo, me daba cuenta que la vida de ellos era bien diferentes a la mía, porque el convivir con un artista tan libre y creativo como era mi padre, él hacía del mundo un lugar totalmente diferente para mí” aseguró la creadora de muchos murales que adornan las calles de Uruguay y el mundo.
En cuanto a las técnicas para desarrollar su don de artista en varios estilos, asegura que eso se lo debe a su padre “al tener mi padre como maestro de vida, él construyó, escribió y realizó esculturas y gracias a ese ejemplo yo también me animé. Yo nunca aprendí a escribir, sin embargo, escribí cuatro libros, entonces, se te hace más fácil cuando no tienes miedo y animarse”.
La hija de Carlos Páez Vilaró, recordó que el trabajo que le cambió la vida fue El Mandala, una técnica milenaria que ella comenzó a desarrollar hace 20 años y marcó su camino dentro del arte. El Mandala se basa en hacer círculos con las formas y colores del universo “en Uruguay nadie sabía de qué se trataba y yo impuse esa técnica de pintar en forma circular y hoy en día me dedico a enseñar en todas las escuelas del Uruguay, Argentina y Brasil para llevar estos conocimientos a los niños y a los maestros”.
“En la actualidad estoy investigando con otras técnicas y texturas. Junto a mi padre aprendí a trabajar con arenas, ahora retomé ese camino y estoy preparando una muestra de arte en Argentina, en el Museo Municipal de Arte Odilo Estévez, que es uno de los más importantes de la ciudad de Rosario, que curiosamente fue la casa de mi abuela y hoy en día es un museo”. La artista plástica asegura sentirse honrada de presentarse donde nació su abuela.
Desde su óptica Agó Páez, resalta la importancia de expresar los sentimientos en cada obra para conectar con el público “para mí el camino del arte es un camino espiritual y si manifiesto a través de mi obra algo profundo, el espectador se va a conectar porque es una conexión que va de corazón a corazón”. “Hoy en día el arte es muy efímero, es muy rápido, todo el mundo pinta, todo el mundo tira tachos de pintura en los cuadros, ya no hay un sentimiento profundo” sentenció.
En cuanto a su familia, la vida de la artista también estuvo ligada a momentos de angustias que de alguna manera afectó al todo el país, ya que su hermano, Carlos Miguel Páez Rodríguez, fue uno de los sobrevivientes de la tragedia en los Andes en el año 1972 “nuestra familia le tocó vivir una historia que no aparece en la película (Sociedad de la Nieve), que fue la búsqueda”.
“Yo tuve la experiencia de vivir una historia de fe, porque mis padres estaban seguros que mi hermano estaba con vida y es algo que me enseñó mi madre: tener fe y esperanza en todos los momentos de la vida”.
Finalmente, aprovechó el espacio para dejar un mensaje a todos los maestros y a los niños que quieren seguir o enseñar este camino “yo me dedico a llevar el arte por el interior, me gusta mucho trabajar en las escuelas rurales para que los niños tomen conciencia que se pueden conectar con el corazón a través del arte y quiero que sepan (los maestros) que si me necesitan, estoy a disposición para ayudar”.
“Me gustaría que los niños no pierdan su frescura, verdad y pureza; el arte nos ayuda justamente a ser auténticos, el arte necesita alegría y los niños son todos felices” finalizó.
Es una persona con un corazón inmenso.Se denota su espíritu en todo lo que hace y su humildad la hace aún más apreciable.Como artista es admirable su desempeño .Deberían existir artistas cómo ella que se ocupan de trasmitir su amor a travez de su arte .