La figura del general retirado Mario Julio Aguerrondo Montecoral será señalada públicamente en un escrache convocado para el sábado 7 de diciembre a las 11 horas. Aguerrondo, quien cumple prisión domiciliaria por delitos de lesa humanidad, fue procesado en junio de 2021 por torturas, desapariciones forzadas y asesinatos ocurridos durante su jefatura en el Batallón de Infantería No. 13, conocido como el «Infierno Grande».
Integrante del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y comandante del Batallón 13 entre 1975 y 1978, su liderazgo coincidió con los secuestros y asesinatos de detenidos desaparecidos como Carlos Arévalo, Eduardo Bleier, Juan Manuel Brieva, Julio Correa, Fernando Miranda, Otermín Montes de Oca y Elena Quinteros. De acuerdo con testimonios de víctimas, Aguerrondo era conocido por su sádico accionar, con jornadas de torturas que se intensificaban los domingos bajo su orden directa. Además, en democracia, se lo vinculó con espionaje militar y atentados, entre ellos uno dirigido contra el dirigente político Hugo Cores en los años 90. En diálogo con Diario La R, Irma Leites, integrante del colectivo Plenaria, Memoria y Justicia, expresó: «A lo largo de décadas y décadas hemos estado denunciando de distintos lugares, de distintos movimientos populares se ha hablado de lo que es silencios en los terrorismos de Estados y las democracias tituladas, las democracias cómplices de quiénes fueron los que ejecutaron el horror, los secuestros, las violaciones, las torturas, las cárceles, las desapariciones. Hasta el día de hoy nosotros entendemos que hay represores que saben dónde las compañeras y los compañeros están, qué pasó con ellos, dónde los desaparecieron, porque los compañeros no desaparecieron por su voluntad ni las compañeras tampoco. Por lo tanto nosotros entendemos que ir a buscarlos, saber dónde están, saber dónde gozan del privilegio que les otorga una justicia absolutamente renga, que no los ha obligado a que digan dónde están. En este caso, Aguerrondo sabe dónde están la mayoría de los compañeros que desaparecieron en el 13 de Infantería, el Infierno Grande, el 300 Carlos como ellos lo llamaban».
Leites también destacó la importancia de la condena social como herramienta para enfrentar la impunidad, «Entendemos que la condena social es una manera de hacer justicia cuando no la hay. Creemos que el hecho de que él esté privilegiado, después de todo lo que hay para condenarlo, es una situación de injusticia. Hace demasiadas décadas que los familiares se van marchando, las madres también. Los procesos biológicos determinan que la gente muera sin saber dónde están sus hijos, sus hermanos, sus padres. Por lo tanto, la condena social entendemos nosotros que es esta: avisar al barrio de un represor, dónde está gozando de estos privilegios. Mientras la mayoría de las personas que van presa en ese barrio van a cárceles que son realmente torturas, él tiene hasta piscina en su casa. La condena social nosotros entendemos que es esa: que los vecinos sepan quién es, que la gente no les venda, que la gente los condene, que la gente sepa al lado de su casa, quién vive».
La actividad
La actividad comenzará a las 10 horas con una concentración en la Plaza Primero de Mayo, desde donde se partirá en caravana hacia el Museo de la Memoria situada en la Av. de las Instrucciones 1057. A las 11 horas, los participantes marcharán en caravana desde el Museo de la Memoria hasta el objetivo, el domicilio del represor en el 1505 de la misma avenida.