La secretaria de Estado integró la mesa redonda Financiamiento Sostenible en América Latina y el Caribe: Potenciando el Mercado de Bonos Sostenibles, en la que desarrolló la visión y la situación estratégica de Uruguay en ese sentido.
De acuerdo a lo informado por la secretaria de Estado, en la disertación desarrollada durante esta semana en la ciudad de Bruselas, Arbeleche sostuvo que coexisten tres desafíos que socavan los bienes públicos globales: la salvaguarda de la paz y la seguridad alimentaria, la salud pública y la integridad ambiental.
Puntualizó que “la emergencia climática global que estamos encarando demanda acción inmediata y soluciones de largo plazo” y aseguró que no hay lugar para las incrementales. En ese sentido, dijo que las economías desarrolladas y en desarrollo necesitan tomar una acción contundente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y preservar el capital natural. Resaltó, además, que todos los actores deben mantener un diálogo abierto y rendir cuentas mutuamente, para delinear y adherirse a planes concretos de transición hacia una economía baja en carbono.
En su segunda intervención, Arbeleche señaló que Uruguay procura utilizar los incentivos financieros positivos y estimular a que los países apliquen políticas sustentables, para poder integrarlos a la reconversión verde como parte de sus estrategias de desarrollo.
También explicó que, para ejecutar esta idea, la cartera que lidera trabajó en conjunto con otros ministerios sectoriales, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para lograr un bono sustentable vinculado a indicadores climáticos. La emisión de este no solo fue una innovación en el financiamiento sostenible a escala global, sino que mostró la determinación política del gobierno para alcanzar los objetivos en ese sentido, remarcó la jerarca.
Asimismo, detalló que, mediante préstamos multilaterales, se han presentado propuestas prácticas para un progreso de impacto en la transición hacia una economía mundial baja en emisiones de carbono. Los bancos multilaterales de desarrollo están en una posición única para contribuir a resolver un problema global compartido, como es el cambio climático, justificó.
A su entender, una forma concreta de hacerlo sería premiar el buen desempeño ambiental de sus clientes y subsidiar los intereses cuando se cumplan estos objetivos. Incorporar estos incentivos financieros positivos sería una evolución significativa respecto al paradigma actual en algunos de estos bancos, en que los países de medianos y altos ingresos enfrentan incentivos financieros negativos, ya que sus tasas de endeudamiento para préstamos multilaterales se incrementan a medida que aumenta su producto interno bruto (PIB) per cápita, subrayó.
