El reflejo más palpable del aislamiento de Rusia en la escena internacional ha sido, este martes, la salida de decenas de diplomáticos de la sala donde se reunía el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, tras anunciarse la emisión de un vídeo mensaje de Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia. Fue el segundo plante al canciller ruso en poco más de una hora, tras el sufrido en la Conferencia de Desarme, igualmente en la ciudad suiza. El Consejo de Derechos Humanos celebra este martes la segunda sesión de su 49ª reunión anual, y Lavrov no ha podido asistir por las sanciones impuestas al Kremlin.
El boicot de alrededor de 140 diplomáticos representantes de unos 40 países occidentales y sus aliados, incluido Japón, dejó la sala vacía, salvo por la presencia del embajador ruso ante la ONU en Ginebra, así como miembros de las delegaciones de Siria, China y Venezuela, entre otros.
También por vía telemática, y poco después de la intervención de Lavrov, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se erigió en portavoz de la condena internacional a Rusia por la invasión de Ucrania. Blinken acusó a Moscú de violar el derecho internacional y apuntó la posibilidad de expulsar al país eslavo de este organismo internacional.
“Cabe preguntarse si un Estado miembro de la ONU que intenta tomar otro Estado miembro de la ONU mientras se cometen horribles abusos de los derechos humanos y se provoca un masivo sufrimiento a los civiles merece seguir en este Consejo”, ha dicho Blinken, quien subrayó que no cabe la equidistancia, porque el único responsable del conflicto es el presidente ruso, Vladímir Putin.
En su alocución ante la Conferencia de Desarme, una hora antes, Lavrov acusó a la Unión Europea de dejarse llevar por una “histeria rusofóbica” al suministrar armamento letal a Ucrania, mientras se recrudece la ofensiva rusa contra Járkov y Kiev. Lavrov, que repitió el objetivo de “desnazificar Ucrania” que alega el Kremlin en la ofensiva, también pidió a Estados Unidos que retire su arsenal nuclear de Europa y reiteró la exigencia de garantías de seguridad a la OTAN.
La condición de paria de la comunidad internacional que Rusia arrastra desde que el pasado jueves lanzara lo que denomina “operación militar especial” en Ucrania, y que en la práctica ha resultado ser la invasión del país vecino, quedó de manifiesto de nuevo en el minuto de silencio que la Conferencia de Desarme guardó este martes en memoria de las “víctimas” ucranias del conflicto. Este lunes, la Asamblea General extraordinaria de la ONU, que tiene previsto votar una resolución de condena de la invasión rusa, inició la sesión de igual manera.