Luego de cada Copa del Mundo era moneda corriente que se apartara al entrenador de turno y se eligiera a uno nuevo. Solo en 1950 y 1954 Uruguay repitió DT en dos Mundiales seguidos.
En 2010, después del 4° puesto en el Mundial de Sudáfrica, la AUF mantuvo en el cargo a Oscar Tabárez que contaba con aprobación unánime.
Luego de varios amistosos en 23010 y 2011 llegaba la Copa América en Argentina. En la lista de 23 para la Copa el maestro incluía a 19 del plantel de Sudáfrica. Los únicos cuatro que no estaban eran, Ignacio González, Álvaro Fernández, Sebastián Fernández y Jorge Fucile. En sus lugares se sumaban Álvaro González y Cristian Rodríguez (que integraron aquella preselección) y dos caras nuevas: Sebastián Coates y Abel Hernández.
Uruguay clasificó como 2° de su grupo y debió cruzarse en cuartos de final con la anfitriona, Argentina, que también terminó 2° en su serie.
El clásico rioplatense se jugaba un 16 de julio en Santa Fe. Uno seguiría de largo y el otro quedaría eliminado.
Tras empate 1-1 en 120’, jugando con uno menos desde los 40’ por expulsión del “Ruso” Pérez, Uruguay definió por penales y convirtió los cinco, en tanto Muslera le atajó a Tévez y así se logró la hazaña.
En la semifinal contra Perú brilló Luis Suárez con un doblete y en la final del 23 de julio asistiríamos a una tarde memorable, a una exhibición futbolística pocas veces vista de parte de una selección uruguaya en una final. Uruguay avasalló a Paraguay. Literalmente lo apabulló desde el minuto 1 al 90. A los 11’ Suárez ya ponía el 1-0 y a los 43’ Forlán marcaban distancia de dos goles. Casi en el cierre otra vez Forlán pondría el 3-0.
Uruguay lograba su Copa número 15 (Argentina tenía 14) y pasaba a ser el Rey de América.
A la hora de las distinciones, Luis Suárez fue elegido como el mejor jugador del torneo y Sebastián Coates como el mejor futbolista joven de la copa.
Con el 4° puesto mundialista y el título continental, Uruguay encaraba una Eliminatoria que comenzaría con muy buenos resultados pero luego caería en una racha nefasta que la tiró muy abajo en la tabla. Así, Uruguay quedó obligado a ganar varios de los últimos partidos para acceder a un repechaje contra Jordania donde sellaría el pasaje a Brasil 2014.
Gracias a los buenos resultados de 2013, Uruguay había logrado escalar posiciones en el Ranking FIFA logrando ubicarse entre los 7 primeros en el mes de octubre, por lo que se aseguraba ser uno de los cabezas de serie en el sorteo del Mundial.
Poco provecho sacaría Uruguay de ese privilegio ya que cayeron en su serie dos potencias como Inglaterra e Italia, completándose el denominado “grupo de la muerte” con Costa Rica.
Tras los partidos ante Jordania, en noviembre de 2013, la selección volvió a jugar en marzo de 2014 ante Austria y luego a fines de mayo e inicios de junio contra Irlanda del Norte y Eslovenia.
Uruguay acudía a la cita mundialista con Luis Suárez como su principal figura. Diego Forlán, el Balón de Oro en el Mundial anterior, ya no jugaba en las grandes ligas, con 35 años de edad competía en el fútbol japonés y tampoco era ya un titular indiscutido en la selección.
Suárez, en cambio, estaba en su momento de máximo esplendor. Acababa de ganar la Bota de Oro Europea (compartida con Cristiano Ronaldo) tras haber convertido 31 goles con el Liverpool inglés, y los clubes más poderosos pretendían ficharlo en el mercado de pases luego del Mundial.
Era Suárez la gran carta de triunfo que tenía Uruguay para el torneo.
Fue por eso que la noticia que copó los medios de prensa de nuestro país el 22 de mayo causó conmoción: Luis Suárez debía ser operado de los meniscos y no daban los tiempos para que pudiera recuperarse y jugar el Mundial.
El domingo 8 de junio partió la delegación de Uruguay rumbo a Brasil.
Ganarle a Costa Rica suponía un requisito indispensable para pretender sortear el denominado “grupo de la muerte”. Uruguay debutaba ante los centroamericanos y debía quedarse con esos 3 puntos para pelear luego la clasificación contra italianos e ingleses.
Grande sería entonces la decepción tras la derrota en el debut disputado el 14 de junio en Fortaleza.
Tabárez armó el equipo con Muslera; Maxi Pereira, Lugano, Godín y Cáceres; Stuani, Gargano, Arévalo y Cristian Rodríguez; Forlán y Cavani.
A los 24’ Cavani de penal puso el 1-0 y todo indicaba que la Celeste comenzaba con el pie derecho su recorrido en este torneo. Pero en tres minutos sorprendieron los Ticos, convirtiendo a los 9’ y a los 12’ del complemento. Tabárez recurrió a Lodeiro, al “Tata” y a Abel Hernández pero no podría modificar el resultado, que terminaría siendo de 3-1.
En el otro partido del grupo Italia superaba a Inglaterra 2-1. La tabla ponía a uruguayos e ingleses ante la exigencia de ganar el jueves 19 en San Pablo.
Para enfrentar a Inglaterra, el capitán Lugano quedaba descartado por una lesión de rodilla, pero cobraba fuerza la posibilidad de que jugara Suárez.
¿Pero cómo estaría Luis física y futbolísticamente para tan duro compromiso?
Para este partido decisivo en el Arena Corinthians de San Pablo, Tabárez realizó un total de cinco cambios en la oncena. Decidía la inclusión del juvenil José María Giménez por el lesionado Lugano; el ingreso de Álvaro Pereira por el suspendido Maxi Pereira (expulsado a los 90’ en el debut), pasando Cáceres al lateral derecho y jugando “Palito” en el izquierdo; puso al “Tata” González y Lodeiro (por Stuani y Gargano) y el regreso de Suárez postergó a Forlán al banco de suplentes.
Pasando en limpio, jugó con Muslera; Cáceres, Giménez, Godín, “Palito” Pereira; “Tata” González, Arévalo, Lodeiro y Cristian Rodríguez; Suárez y Cavani.
A los 39’, Lodeiro inició una jugada que prosiguió Cavani cediendo perfecto centro para que Suárez entrara como un fantasma en el área a meter el cabezazo para el 1-0.
Uruguay se aferraba al 1-0 pero a los 30’ del segundo tiempo apareció Rooney en el área para empujar una pelota y poner el 1-1.
Tabárez ya había mandado a Stuani por Lodeiro y tras el gol puso a Fucile por el “Tata”.
Faltaban 5 minutos y el empate dejaba fuera de carrera a estos dos campeones mundiales.
Hasta que salió un pelotazo de Muslera, Cavani saltó y la peinó hacia el pique de Suárez que cual rayo penetró el área y definió con un derechazo.
Fue uno de los goles más frenéticamente celebrados por los uruguayos en las últimas décadas. También lo fue de parte de los jugadores. Una montaña de eufóricos suplentes dejó al héroe escondido, casi que aplastado contra el pasto, cerca del banderín del córner.
Era el gol que mantenía vivo a Uruguay.
Al dispersarse la montaña de hombres emergió Suárez, y antes de retomar posiciones para el saque de los ingleses se dirigió al banco de suplentes para abrazar al hombre que había hecho posible que estuviera en la cancha. Más que abrazarlo se le trepó encima, cual si fuese un niño pequeño con su papá. Lo abrazaba, le agradecía, y mirando a las tribunas señalaba a Walter con su dedo índice, pretendiendo explicarle a la multitud que esos goles y esa victoria eran “gracias a él”.
Un rato más tarde, cuando atendió a la prensa de todo el mundo, pudo explicarlo con palabras: “Este triunfo es de él, de Walter, en más de un 90%. Si no fuera por él, yo no estaría jugando aquí en Brasil. Lloré mucho por él porque sé todo lo que ha sufrido, se ha sacrificado y se ha arriesgado para conseguir que yo cumpla el sueño de competir en el Mundial”.
Walter Ferreira era el kinesiólogo de la selección desde el año 2000, y trabajaba en Nacional desde 1980.
El 3 de enero de 2016 se produjo su fallecimiento. En su honor, la AUF denominó al Campeonato Uruguayo 2017 con su nombre.
El triunfo de Uruguay sobre Inglaterra, fue analizado de esta manera por parte de los corresponsales de FIFA:
“El encuentro comenzó con mucha fricción y poca precisión. Ambos elencos, a sabiendas de lo que estaba en juego, no mostraron una actitud netamente ofensiva. Fue Inglaterra la que trató de hacer circular mejor el esférico, ante un Uruguay más cauteloso. (…) Con la posesión casi repartida, los sudamericanos llegaron en un tiro de esquina ejecutado hacia atrás para la entrada de Edinson Cavani, quien disparó por arriba del travesaño. A continuación, Rooney cabeceó a medio metro del larguero y la pelota se estrelló increíblemente en el poste.
Los uruguayos se pararon para el pelotazo y así llegaron al gol. En una jugada rápida, Cavani esperó la llegada de Luis Suárez al área, lanzó un centro y el Pistolero cabeceó a las mallas (1-0, 39’).
Los uruguayos salieron a tratar de ampliar el marcador en el complemento. Suárez intentó un gol olímpico y luego Lodeiro dejó mano a mano a Cavani con el portero.
A partir de ahí, todo fue de Inglaterra. Y ese empeño tuvo su premio en una gran jugada de Sturridge, que pasó para Glen Johnson, quien sirvió para que Rooney la metiera en el arco (1-1, 75′).
Pudo desnivelar Sturridge, pero su disparo fue desviado por Muslera.
Sin embargo, pese a que Inglaterra casi dobló a Uruguay en la tenencia, los charrúas sacaron a relucir a su as de espadas. En un pelotazo largo para Suárez, el ariete del Liverpool sacó un potente derechazo que derrotó a Hart (2-1, 85′).
El martes 24 de junio en Natal, la selección uruguaya definía su futuro: o le ganaba a Italia o se tomaba el chárter rumbo a Montevideo.
Celestes e italianos estaban con 3 puntos pero la Azzurra se clasificaba en caso de empate pues tenía mejor saldo de goles.
El día anterior, Brasil había terminado 1° en su grupo, por lo tanto, si Uruguay clasificaba como 2° se cruzaría con Colombia en octavos de final y luego con Brasil en cuartos, si ambos llegaban a esa instancia, claro está.
El “Fantasma de Maracaná” volvió a ser tema en todo Brasil a partir de esta situación.
La Celeste venía de eliminar a un campeón del mundo pero eso no era suficiente, ahora debía repetir la hazaña ante otro campeón.
Para este encuentro, Tabárez confiaba en los mismos once titulares del partido anterior: Muslera; Giménez, Godín y Cáceres, “Palito” Pereira; Arévalo, “Tata” González, Lodeiro, “Cebolla” Rodríguez; Suárez y Cavani.
El 0-0 no se rompía de ninguna manera y Uruguay quedaba fuera de la Copa del Mundo. A los 45’ el maestro mandó a Maxi Pereira por Lodeiro, a los 62’ a Stuani por “Palito” y a los 77’ a Gastón Ramírez por el “Cebolla”.
Y a los 81’ llegó el gol de Godín que permitió la clasificación.
De tanto apretar e inundar de centros el área italiana, los celestes lograron la apertura del marcador, en un tiro de esquina que Diego Godín cabeceó casi con la nuca (0-1, 81′).
No habían transcurrido demasiados minutos tras el pitazo final cuando comenzó a circular por toda la prensa mundial una imagen de Suárez aplicándole un mordiscón en el hombro al italiano Chiellini.
De inmediato surgió la interrogante: ¿Puede la FIFA actuar de oficio y sancionar a un jugador por cometer una infracción que no fue sancionada por el árbitro (el mexicano Marco Rodríguez) durante el partido?
Dos días después del partido, la Comisión de Disciplina de la FIFA decidió sancionar a Suárez con 9 partidos de suspensión con su selección e inhabilitarle durante 4 meses de cualquier actividad relacionada con el fútbol, hasta el punto de no poder entrar a un estadio, con lo que durante ese tiempo no podrá jugar ni entrenar con su club. Además, la sanción incluyó una multa de 82.000 euros para el jugador. FIFA desatendió las quejas formales presentadas por Uruguay y aplicó una sanción tan excesiva que ni el más acérrimo enemigo hubiera reclamado. Desde la propia prensa brasileña que había lanzado una furibunda campaña reclamando la suspensión de Suárez, se pretendía y se especulaba con una sanción de entre 2 y 4 partidos.
La decisión de la Comisión de Disciplina de la FIFA llegó a tal extremo que obligó al jugador a abandonar la concentración de Uruguay, debiendo retirarse del Mundial como si se tratase de un delincuente.
El viernes 27, Oscar Tabárez renunció al cargo que ocupaba en la Comisión de Estrategia de FIFA, argumentando que “No es prudente coincidir con personas que presionaron para promover este fallo, que lo sancionaron, que manejan criterios y valores muy diferentes a los que yo creo tener”.
A 48 horas del brutal golpe anímico que significó la sanción a Suárez, la selección uruguaya debía enfrentar a Colombia en el duelo eliminatorio de octavos de final.
Un rato antes de jugarse este encuentro, Brasil había logrado clasificar a duras penas, en definición por penales ante Chile y habiéndose salvado de la eliminación en el último minuto cuando un remate del chileno Pinilla dio en el palo.
De Uruguay-Colombia, saldría entonces el rival de Brasil en cuartos de final. Y el “Fantasma de Maracaná” volvía a escena, ya que estábamos a solo un partido del posible cruce entre Brasil-Uruguay en un Mundial en Brasil, aunque en este caso el choque no sería en la final sino en fase de cuartos y en Fortaleza en lugar de Río.
El que sí se jugaba en Maracaná era el Uruguay-Colombia. Volvía así la Celeste a jugar un partido por Copa del Mundo en ese mítico estadio después de 1950.
Para este duelo eliminatorio, Tabárez volvía a darle titularidad a Forlán debido a la ausencia de Suárez. Ante Colombia jugó con Muslera; Maxi Pereira, Giménez, Godín, Cáceres; Arévalo, Álvaro González, Álvaro Pereira, Cristian Rodríguez; Forlán y Cavani.
Pocas veces en el Proceso Tabárez se vio a nuestra selección tan superada como en este caso. En ningún momento funcionaron ni las individualidades ni el esquema planificado para contener al rival. Desde el primer minuto el equipo de Pekerman dominó y sometió a los celestes que no lograron hacer pie en ningún momento.
Con el 1-0 anotado por James Rodríguez a los 27’ se fueron al descanso, siendo un resultado bastante benévolo con los nuestros, de acuerdo a lo que había sido el trámite de esos 45’ iniciales.
A los 5’ del complemento el mismo James liquidaría el asunto poniendo el 2-0.
Faltaban 40 minutos pero no se veía por ningún lado una posible reacción. Tabárez no demoró ni un minuto en intentar cambiar el panorama, poniendo a Stuani y Gastón Ramírez a los 7 minutos, en lugar de “Palito” y Forlán. Y a los 21’ jugó su última ficha mandando a Abel Hernández por el “Tata” González.
Esta misma Colombia que dominó y eliminó a Uruguay en Maracaná, menos de un año atrás había sido dominada totalmente por Uruguay cuando se enfrentaron por la Eliminatoria en el Centenario.
Fue evidente que la sanción a Suárez incidió demasiado en este choque de octavos de final. Incidió por la misma ausencia del goleador celeste pero también gravitó muchísimo en el estado de ánimo de los muchachos de Tabárez. Fue notorio ese hecho. Uruguay no mostró ante Colombia su clásica faceta de equipo combativo en defensa y letal en contragolpes, juego aéreo y pelotas quietas.
Después de sacar del Mundial a selecciones como Inglaterra e Italia, la Celeste tenía grandes posibilidades de superar a Colombia y toparse en cuartos de final contra un Brasil que carecía de poderío futbolístico y que ya venía flaqueando en lo anímico, demostrando sus jugadores que les estaba pesando demasiado la presión, situación ésta que dejaría al desnudo Alemania cuando le endosó un histórico 7-1 en la semifinal.
Siempre quedará la duda, pero de no haber sido por la sanción a Suárez, Uruguay bien pudo haber llegado a semifinales.