///

Es de esperar que la ministra que asume Cristina Lustemberg sepa entender que la solución no es con la misma gente que destrozó la institución

CASMU ha tomado decisiones que parecen más alineadas a intereses particulares que a proteger a sus usuarios.

Es de esperar que la ministra que asume Cristina Lustemberg sepa entender que la solución no es con la misma gente que destrozó la institución

La salud es un derecho humano fundamental, un pilar sobre el cual se construye el bienestar de cualquier sociedad. En Uruguay, un país que históricamente se ha enorgullecido de su sistema de salud, la situación ha comenzado a tornarse sombría.

En el epicentro de esta crisis se encuentra CASMU, una de las principales instituciones de salud del país. El desfinanciamiento que enfrenta el sistema de salud uruguayo no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una gestión deficiente por parte de los directivos de esta mutualista. Esta situación ha llevado a tener que generar un salvataje preocupante debido que de no intervenir se estaba poniendo en riesgo la calidad de la atención médica y la salud de miles de uruguayos.

Desde sus inicios, CASMU ha sido un referente en la atención médica, brindando servicios a un gran número de afiliados. Sin embargo, en los últimos años, la gestión de sus recursos ha dejado mucho que desear. Los informes sobre la situación financiera de la mutualista revelan una serie de irregularidades y decisiones cuestionables que han contribuido a su descalabro. En lugar de priorizar la atención de los afiliados y la sostenibilidad del sistema, los directivos han tomado decisiones que parecen más alineadas a intereses particulares y a la búsqueda de beneficios inmediatos.

El desmanejo de los recursos no solo afecta a la institución, sino que tiene repercusiones directas en la salud de la población. Los usuarios de CASMU, muchos de ellos pertenecientes a sectores vulnerables, han comenzado a experimentar las consecuencias de esta mala gestión. Las demoras en consultas, la escasez de insumos médicos y la falta de atención adecuada son solo algunas de las quejas que resuenan en los pasillos de los centros de salud. La sensación de desamparo se ha instalado entre aquellos que confiaron en esta mutualista para cuidar de su salud y la de sus familias.

El impacto de esta crisis se ha extendido más allá de CASMU.
La crítica hacia los directivos de CASMU es ineludible. Muchos de ellos han sido acusados de falta de liderazgo y responsabilidad en la gestión de la salud. Las decisiones que llevaron a la mutualista a esta situación de crisis no pueden quedar impunes. Es fundamental que se realicen investigaciones exhaustivas y que se exija rendición de cuentas de los dineros despilfarrados. La salud no puede ser tratada como un negocio; es un derecho fundamental que debe ser protegido y garantizado por quienes tienen la responsabilidad de dirigir estas instituciones.

El silencio y la inacción de los directivos resultan inaceptables en un contexto donde la vida de miles de personas está en juego. La falta de transparencia en la gestión de recursos y la escasa comunicación con los afiliados han alimentado un clima de desconfianza. Los usuarios merecen respuestas claras sobre el manejo de su dinero y las decisiones que han llevado a esta crisis. La salud de la población no puede ser una moneda de cambio en un juego de intereses.

El sistema de salud uruguayo, que alguna vez fue un modelo a seguir en la región, se enfrenta actualmente a un momento crítico. La situación de CASMU es un reflejo de las deficiencias estructurales que afectan a la salud pública en su conjunto. La crisis actual debe servir como un punto de inflexión, donde se replanteen las políticas de salud, priorizando la transparencia, la ética y la responsabilidad como pilares fundamentales.

Es esencial que la comunidad, los profesionales de la salud y las autoridades se unan en un esfuerzo conjunto para reconstruir un sistema de salud que garantice el acceso y la calidad de atención. Los usuarios de CASMU y del sistema de salud en general deben tener voz en la toma de decisiones que afectan su bienestar. La participación comunitaria es clave para construir un sistema que responda a las necesidades de la población.

El futuro de la salud en Uruguay depende de la capacidad de sus instituciones para aprender de los errores del pasado. Las lecciones que se extraigan de la crisis de CASMU deben ser la base para implementar reformas profundas que eviten que situaciones similares se repitan. La salud es un bien común y debe ser gestionada de manera responsable, con un enfoque en el bienestar de la población.

La crisis que enfrenta CASMU es un llamado de atención para todos. La salud no debe ser un campo de batalla para intereses particulares. Es un derecho que debe ser salvaguardado y promovido por todos aquellos que tienen la responsabilidad de cuidar de la salud de la población. Uruguay necesita un sistema de salud fuerte y resiliente, donde la transparencia y la ética sean los pilares de una atención médica de calidad. Solo así se podrá garantizar un futuro en el que la salud de todos los uruguayos este en manos seguras y comprometidas con el bienestar colectivo.
La salud es un derecho, y es imperativo que se trate como tal.

4 Comments

  1. Oscar, si hay mala gestion, y enriquecimiento del o los directivos, no tienen que pagar las consecuecias los afiliados, de comprobarse deben pagar con su patrimonio la mala gestion, hay que hacerlos responsables.

  2. Yo soy afiliado al CASMU; no soy experto en administración de salud ni sé cu;al es su situación financiera.
    Sí, me llamó mucho la atención la enorme cantidad de ampliaciones de locales y equipos de atención que han habido los últimos tiempos. Los gastos en dinero y los créditos que hayan solicitado para hacerse cargo de los mismos me parece que deben ser de una importancia enorme; tal vez por ahí venga el problema, que no puedan hacer frente a las obligaciones contraídas. En fin; en lo personal, la atención a mi persona no se ha visto resentida, hasta ahora.

  3. La situación de CASMU aparece crítica. Daría la impresión, siendo ala pensado (aunque el que piensa lo peor casi siempre se equivoca menos) que está para fundirse en cualquier momento y que lo han ido aguantando para que coalpse después que asuma el próximo gobierno. Y es generalizado el descenso de la calidad de atención en casi todo el sisema sanitario. Se pide hora, incluso para el médico de referencia y el cliente (las mutualistas ya lo llaman así, ni siquiera socio) obtiene horario en el plazo de 60 días como mínimo. Y ni hablar de especialistas . Es obligatorio pasar siempre por medicina general para que haga «el pase». Aunque el paciente lleve una pierna debajo del brazo, debe ir primero a medicina general para acceder al traumatólgo.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Latest from Empresas