Cerca de 120 cardenales, 400 obispos y 4.000 sacerdotes celebrarán con el Papa el funeral de Benedicto XVI

Hay más de 1.000 periodistas de más de 30 países acreditados para cubrir la ceremonia.

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Más de 120 cardenales, cerca de 400 obispos y casi 4.000 sacerdotes celebrarán con el Papa el funeral del Papa emérito mañana jueves 5 de enero en la plaza de San Pedro para el que se espera, según la Prefectura de Roma, una afluencia de más de 60.000 peregrinos. En el altar, además del Papa Francisco estará el cardenal decano, Giovanni Battista Re. Por otro lado, más de 1.000 periodistas de más de 30 países se han acreditado para cubrir el funeral de Benedicto XVI, según los últimos datos que ha facilitado la oficina de prensa del Vaticano.

La ceremonia será solemne, pero sobria, respetando así la voluntad del difunto. La Santa Sede solo ha invitado oficialmente a las delegaciones de gobierno y presidencia de Italia y Alemania, patria de Joseph Ratzinger, así como a todo el cuerpo diplomático. Por parte de España, acudirán la Reina Sofía, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños y la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá.

Además, está previsto que al menos media docena de obispos españoles asistan al funeral entre ellos, el presidente, vicepresidente y secretario general de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el obispo auxiliar de Toledo, César García Magán, respectivamente, que acudirán en representación de la Conferencia Episcopal Española.

Una vez cierren las puertas de la basílica de San Pedro esta tarde a las 19:00, después de tres días de capilla ardiente, se comenzará a preparar el cuerpo para el sepelio. Está previsto que amigos íntimos de Benedicto XVI, entre ellos su secretario personal, Georg Gänswein, quien ha permanecido a su lado todos estos años estén presentes para velar su cuerpo tal y como hicieron en la capilla ardiente instalada en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano cuando falleció el pasado sábado. Antes de cerrarlo, su rostro será cubierto con un velo de seda blanca, tal y como se hizo en el funeral de san Juan Pablo II en 2005. En aquella ocasión el funeral duró tres horas y fue presidido por el entonces Decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Joseph Ratzinger. El féretro con los restos mortales de Benedicto XVI será trasladado a la plaza de San Pedro a las 8.45 de la mañana para el rezo del Rosario por parte de todos los fieles.

Sus restos serán colocados en un ataúd de ciprés. Ese es el que será trasladado a la plaza de San Pedro para el funeral. Al acabar, este ataúd será trasladado de nuevo a la basílica de San Pedro y se introducirá en otros dos féretros, que se contienen el uno a otro. De este modo, la primera capa del triple ataúd está elaborada en ciprés, mientras que la capa del medio será de zinc y la tercera estará tallada en roble. Tanto la preparación del cuerpo para el sepelio, previo al funeral como el último pasaje serán privados, y, por tanto, no está previsto que haya ni cámaras ni periodistas. En el ataúd, además, se colocarán las monedas acuñadas entre 2005 y 2013, las de su pontificado que acabó en renuncia. Entretanto, en un tubo metálico, se introducirán algunos textos con los hechos más destacados de su biografía como Benedicto XVI.

El funeral seguirá el mismo rito que el de un pontífice reinante –como el de san Juan Pablo II, que se realizó según el rito ‘Ordo exequiarum Romani Pontificis’, tal como lo establecía la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996)–, aunque con algunos cambios.

«A grandes rasgos, el rito respeta lo que se sigue en un funeral de un Sumo Pontífice», precisó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni. De este modo, explicó que «la base es la misma» aunque ha añadido que «hay algunos elementos que dan originalidad al rito» y «otros elementos que faltan referidos a los más específicos de un Papa reinante». Por ejemplo, en el funeral de Benedicto XVI se prescindirá de las oraciones de las súplicas finales, las de la Iglesia de Roma y las Iglesias orientales, que son muy específicas del Papa activo.

El miércoles por la tarde, tras las 19.00 horas y el cierre de la Basílica al homenaje de los fieles, se cerrará el féretro de ciprés y, según la tradición, se colocarán en un cilindro metálico las medallas y monedas acuñadas durante el pontificado, el palio como Arzobispo Metropolitano de Munich y de Roma y, a continuación, el rogito, el texto que describe brevemente el pontificado del Papa Ratzinger. Se espera a las delegaciones oficiales de Alemania e Italia, así como a numerosos representantes ecuménicos, entre ellos, los metropolitanos Emmanuel de Calcedonia y Policarpo de Italia, por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y el metropolitano Antonio de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú. Y luego obispos de muchas Iglesias ortodoxas de Europa, América y Asia. También estará presente el moderador del Consejo Ecuménico de las Iglesias, el obispo Heinrich Bedford-Strohm.

Se ultiman los preparativos para la celebración del jueves 5 de enero, presidida por el Papa Francisco en el parvis de la Basílica de San Pedro, a partir de las 9.30 horas. Concelebrarán más de 400 obispos y 4.000 sacerdotes. Las oraciones por el pontífice emérito y todos los ritos que precederán y seguirán al funeral, retransmitidos en directo por la televisión mundial.

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