Chamo Guaikob: Del barrio al beat, el artista que transforma heridas en ritmo

Diario La R mantuvo una entrevista con Luis Ernesto Díaz Rudas conocido artísticamente como Chamo Guaikob. En un país de contrastes intensos como Venezuela, donde la adversidad forma parte de la cotidianidad, nacen artistas que intentan convertirse en eco de miles. Tal es el caso de Luis Ernesto Díaz Rudas, mejor conocido como Chamo Guaikob, un joven de 24 años que ha transformado su historia en un lienzo musical lleno de resistencia, pasión y ritmo.

“Mi historia se basa en un estilo a la antigua, fusionado con lo actual”, confiesa Chamo Guaikob.

Al hablar sobre su evolución artística. Creció entre dificultades, aprendiendo desde muy joven a sostenerse por sí mismo, pero siempre con la certeza de que quería ser más que un reflejo del entorno en que el que ha vivido. Este, tiene una meta bastante clara y es: cantar el lado positivo de lo que te deja lo malo, ya sea por crecer en barrios peligrosos o en hogares destruidos y busca ser esa figura que inspire a otros a no rendirse y ver el lado bueno de las cosas en medio de la tormenta.

Nacido el 28 de octubre del año 2000, este artista de Higuerote comenzó su camino musical a los 15 años con una canción de dancehall titulada BAILA producida por un reconocido productor allá en Venezuela llamado LA produc. Después de eso supo el potencial que tenía para componer y cantar ayudando a sumergirse en nuevos tonos, sonidos y una gran pasión. Desde entonces, su evolución ha sido constante, desafiando cada límite con letras que hablan de lucha, trabajo y sueños.

Debemos destacar que este joven artista es la versatilidad hecha persona, o en este caso así podría describirse su talento. Es capaz de dominar géneros como afrobeats, trap, drill, pop, música electrónica y más, como si llevara el ritmo en la sangre. Pero no solo canta: compone, produce y edita. Acota que  “el artista independiente tiene que ser todo a la vez”.

Y aunque reconoce el peso que eso conlleva, prefiere la independencia antes que pertenecer a cualquier crew o gang. Porque en su libertad creativa, encuentra su poder a pesar de que esto le conlleva un doble de esfuerzo.

Cuando se le pregunta por la palabra “resistencia” dentro del arte, su respuesta no podría ser más contundente: “Es nunca rendirse. Es saber que para esto nacimos.”.

Y lo dice con la seguridad de quien ha conocido de cerca la falta de oportunidades y ha sabido convertirla en impulso. Su música nace de vivencias reales, tanto propias como ajenas, y encuentra inspiración en los rincones más sencillos. “Respiro música”, dice Chamo.

Puede estar en la calle, en una cancha de baloncesto, no importa el lugar o lo que haga, si llega la idea, la anota al instante. Cuando las musas parecen dormidas, se conecta escuchando sonidos nuevos, explorando géneros distintos para refrescarse y no caer en lo monótono.

Pero quizás su mayor fortaleza no es solo el talento musical, sino su capacidad para convertirse en símbolo. Al imaginar a un niño, en algún barrio olvidado de Venezuela o cualquier parte del mundo, escuchando su canción y sintiendo ese primer fuego creativo.

Chamo Guaikob quiere decirles  “que a pesar de todo lo malo que pudiste ver o vivir puedes volverlo inverso si te mantienes enfocado en trabajar y mejorar como ser humano”.

Su historia no es la de un artista de éxitos instantáneos ni luces cegadoras. Es la de un joven que entendió que el arte no solo entretiene: también salva, acompaña, transforma. Su esencia está en cada letra, en cada verso donde vibra Higuerote, Bolívar y seguramente en muchas partes de Venezuela.