“China es hoy un paradigma mundial”

La definición de “China” siempre ha estado relacionada con su historia milenaria y su cultura próspera. En un sentido, las personas del país en esta época contemporánea están formadas por elementos humanistas. Para conocer a China, la visión de su civilización puede ser una opción adecuada y efectiva. Rodolfo Eduardo Sanz, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, ofrece una opinión parecida en su reciente obra China, la nueva civilización. ¿Cómo es comprendida China hoy en el mundo? ¿Cómo promover la cooperación entre China y los países en desarrollo para acercarse a una globalización ideal?. Así comienza nuestro diálogo con el también académico venezolano.

China Hoy (CH): ¿Podría contarnos qué lo motivó a escribir su libro? ¿Cuál es su análisis sobre la nueva civilización que se viene presentando en China?

Rodolfo Eduardo Sanz (RES): La motivación para escribir el libro China, la nueva civilización deriva del interés que siempre he tenido por la milenaria civilización china, una sociedad con sólidos valores asociados a la filosofía de Confucio y Lao Tse, de inspiración radicalmente diferente a la filosofía de Occidente y que ha sido el soporte del histórico saqueo colonial cometido contra el resto de las civilizaciones del mundo. La segunda motivación está dada por la necesidad de difundir lo que China ha hecho en los últimos 40 años de apertura, reforma y modernización, sobre la base de una acertada y muy realista interpretación del marxismo, desde un ángulo epistemológico novedoso y no dogmático. China es hoy un paradigma mundial.

Sostengo que China está echando las bases para la convergencia civilizatoria de la humanidad. La propuesta del presidente Xi Jinping de construir una comunidad de destino de la humanidad es una contribución extraordinaria para un nuevo mundo, con respeto a la diversidad civilizatoria, pero hacia un destino común de la especie humana, hacia una civilización ecológica, hacia una civilización amante de la paz perpetua y de la cooperación global.

CH: Su libro, sin duda, ofrece una perspectiva latinoamericana muy necesaria sobre la realidad china, por ejemplo, en cuanto a los apartados sobre la comunidad de destino de la humanidad y el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era. ¿Cómo explicaría usted estas propuestas formuladas por China?

RES: El socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era es la más formidable contribución, dada la vigencia del marxismo en tanto ciencia que guía el accionar del Partido Comunista de China. Es la derivación de lo que he llamado la “pirámide epistemológica del marxismo chino”, distinta a lo que fue la construcción teórica del socialismo soviético. Es la fusión de la ciencia marxista con la cultura y las tradiciones milenarias de la sociedad china, en una perfecta sincronía teórico-conceptual, y es el resultado de la escuela china del marxismo. China sobrevivió al derrumbe de la URSS porque su concepción del socialismo superó el dogmatismo y fue capaz de abrirse al mundo para aprovechar el acervo de Occidente.

CH: Como político latinoamericano, ¿cuál es su opinión sobre la necesidad de una convivencia entre las civilizaciones en el mundo contemporáneo? ¿Y de qué manera relaciona esta necesidad con la Iniciativa de la Civilización Global planteada por China?

RES: La humanidad no tiene otro camino para sobrevivir que la convivencia civilizatoria. Personalmente creo que el concepto occidental del “choque de civilizaciones” del teórico Samuel Huntington debe ser abolido y excluido del enfoque teórico del mundo moderno. 

CH: Como diputado y académico, ¿cuál es su balance sobre las perspectivas en torno a la cooperación y el intercambio bilateral entre China y Venezuela?

RES: El balance de la relación de cooperación entre China y Venezuela es positivo. Desde que el comandante (Hugo) Chávez asumió el poder, hemos establecido un impulso novedoso basado en el carácter estratégico de esta relación bajo el principio de ganar-ganar. Sin embargo, estimo necesario que en lo sucesivo esta relación se eleve, situándose en un nivel superior en áreas fundamentales: energía, ciencia y tecnología, innovación tecnológica, minerales críticos y estratégicos, e infraestructura. En el marco del ambicioso proyecto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China y Venezuela deben dar pasos más acelerados y audaces para consolidar las relaciones de cooperación, aumentando los niveles de inversión y utilizando sus monedas en el proceso de intercambio comercial. 

CH: Permítanos profundizar un poco más en el tema de la cooperación interregional. En su opinión, ¿la cooperación Sur-Sur viene mostrando un nuevo rostro en el mundo de hoy?

RES: La cooperación Sur-Sur ha cobrado fuerzas a partir del proceso de exportación de capitales de China y el desarrollo de las inversiones en infraestructura como nunca antes había ocurrido. Desde luego, hoy muestra un nuevo rostro: el del progreso de los países en vías de desarrollo, que se agigantará con la cristalización de los más de 3000 proyectos de la Ruta de la Seda terrestre y marítima. China es el ejemplo más sorprendente de que puede romperse la polarización de centros económicos opulentos y periferias “del Sur” subdesarrolladas y atrasadas.

CH: En cuanto al mundo de la pospandemia, ¿cómo cree usted que China y América Latina-Caribe podrían contribuir al multilateralismo y al establecimiento de un nuevo orden mundial? ¿Cuáles son los desafíos principales hoy en día?

RES: Sostengo que la expansión de China, sin pretensiones hegemónicas o de dominación, es una de las garantías fundamentales de que el surgimiento de un nuevo orden mundial se produzca en medio de la paz global. En la medida que China fortalezca sus relaciones económicas y diplomáticas con la región de América Latina, realizará una enorme contribución para que los países de este lado del mundo puedan desempeñar un nuevo rol en el nuevo orden; que dejen de ser solo exportadores de recursos naturales y materias primas a las naciones desarrolladas del Norte, para transformarse en actores con fortalezas industriales y productivas que les garanticen otro estatus en la nueva división internacional del trabajo, que acompañará al nuevo orden mundial.

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