De Haedo advirtió que sin crecimiento de dos dígitos “hay grandes chances” de que el gobierno no sea reelecto

ADM cerró su ciclo anual con un panel de economistas que analizó el primer año de gobierno, las perspectivas para 2026 y los riesgos de la política económica.

Javier de Haedo lanzó duras críticas al presidente del BCU y al ministro de Economía.

La Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) realizó el último conversatorio del año dentro del ciclo “Hablemos en confianza”, en un evento que reunió a los economistas Javier de Haedo y Tamara Schandy en el Sofitel Montevideo Casino Carrasco & Spa.. Ambos analistas expusieron sobre los hitos de los primeros meses del nuevo gobierno, la orientación de la política económica y las perspectivas para 2026. El tono del encuentro estuvo marcado por advertencias, cuestionamientos y un balance que, si bien reconoce una transición ordenada, identifica señales preocupantes en materia de crecimiento, inversión y credibilidad fiscal.

La economista Tamara Schandy, socia de Exante, comenzó destacando que el nuevo gobierno dio “una señal relevante” al designar a su ministro de Economía y confirmar lineamientos que, en su visión, mantienen muchas líneas de continuidad respecto a los gobiernos anteriores.

Ese marco se reflejó en la presentación de lineamientos fiscales, salariales y monetarios desde el inicio; en el proyecto de ley de presupuesto, que propone un ajuste fiscal gradual concentrado en la segunda mitad del período; y en la fijación de pautas salariales basadas en ajustes nominales y en una meta puntual de inflación del 4,5%, en lugar del tradicional rango objetivo. Para Schandy, ese diseño de política económica se apoya en un contexto internacional favorable para el financiamiento, que hoy le permite a Uruguay acceder al crédito con un riesgo país históricamente bajo. Sin embargo, advirtió que ese escenario no está exento de riesgos.

Agregó que las encuestas empresariales semestrales que realiza Exante muestran que el sector privado mantiene un ánimo cauto y una visión moderada del clima de negocios. Aunque la consultora estima que la economía cerrará el año con un crecimiento cercano al 2%, aclara que se trata esencialmente de un efecto arrastre, ya que en los últimos meses la actividad prácticamente no crece. A esa quietud se suman señales que generaron preocupación en el sector privado, como la propuesta del Ministerio de Trabajo sobre nuevos criterios para los despidos y la reciente decisión de reducir la jornada laboral en algunas dependencias públicas. “Son elementos que generan inquietud sobre el alineamiento de los próximos meses”, advirtió.

Tamara Schandy advirtió sobre un escenario empresarial cauto y un programa fiscal con riesgos relevantes.

“País del medio camino”

El economista Javier de Haedo, más confrontativo en su estilo, situó primero la discusión en el contexto internacional. Recordó el “tsunami” generado por la política comercial de Donald Trump, los aranceles utilizados con fines geopolíticos y la volatilidad de una Argentina “cuyo destino sigue con la moneda en el aire”. En contraste, señaló que Uruguay transita este escenario global con un gobierno que llegó con mayoría en el Senado, logró aprobar un presupuesto sin tener mayoría en Diputados y enfrenta, como todos, el dilema del “país del medio camino”, donde predominan reformas parciales, continuidad del gasto y una estructura difícil de modificar.

Para De Haedo, el Presupuesto incurre en un riesgo central: apostar a un ajuste en la segunda mitad del período, algo que casi nunca ocurre. El único caso reciente, recordó, fue el gobierno de Jorge Batlle, y por necesidad, no por virtud. “No creo en los ajustes fiscales de las segundas mitades de período. Este no va a ser la excepción”, afirmó. Pero los cuestionamientos más severos los dirigió al Banco Central y a su presidente. Afirmó que el titular del BCU “entre stand-up y stand-up dice tonterías”, aludiendo a recientes declaraciones en las que sostuvo que un país más caro es señal de desarrollo. Para el economista, esa afirmación invierte los conceptos y envía señales equivocadas al mercado cambiario. También criticó la idea, esbozada desde el BCU, de que los depósitos en dólares requieran un consentimiento formal sobre el riesgo de poder adquisitivo. “Cuando en Uruguay se toca el tema de los depósitos, la gente se alarma. No podés hablar ligeramente del dinero de la gente”, sostuvo. Sumó a ello un reclamo central: el presidente del BCU, dijo, debería dedicarse a explicar mejor la ventaja de ahorrar en unidades indexadas y no en dólares. Según detalló, quien mantuvo USD 100.000 durante veinte años hoy conserva exactamente ese monto, más los intereses, mientras que quien los pasó a UI tendría el equivalente a USD 257.000, más intereses.

De Haedo también apuntó contra el ministro de Economía (“Sturzenegger a la uruguaya”, dijo) a quien acusó de provocar una caída del dólar al hacer declaraciones en el exterior sobre la futura política monetaria y anticipar que el COPOM no bajaría la tasa. En su visión, el ministro invadió la independencia del Banco Central y dijo algo contrario a las expectativas del mercado, lo que generó, según él, que el dólar cayera 70 centavos en una sola jornada y pasara a cotizar $39,10.

En la segunda parte del debate, Schandy analizó la sostenibilidad del programa fiscal del gobierno. A su juicio, el Presupuesto parte de la convicción de que Uruguay puede sostener déficits altos gracias al acceso barato al financiamiento, algo avalado por el mercado internacional. Pero advirtió que la programación fiscal genera dudas relevantes. El aumento de ingresos proyectado se apoya en nuevos impuestos y en supuestas eficiencias de recaudación por más de medio punto del PIB, mientras que la experiencia histórica muestra que el gasto público suele crecer más en las segundas mitades de los períodos de gobierno. Además, la nueva regla fiscal —aún no reglamentada— abre espacios más amplios para el aumento del gasto y la deuda, lo que eleva la incertidumbre sobre los resultados finales. Exante prevé para 2026 un crecimiento de apenas 1,5%, menor al supuesto oficial, lo que empeora la ecuación.

De Haedo coincidió en que las proyecciones del gobierno están infladas, recordando que el Fondo Monetario suele advertir que el diseño de un ajuste fiscal debe basarse en medidas concretas y no en promesas. Señaló que el supuesto de crecimiento anual del 2,4% es exagerado, que la tasa de crecimiento de largo plazo de Uruguay “empieza con 1 y no con 2”, que mejorar la recaudación es difícil en un país con baja evasión y que los nuevos impuestos son inciertos en su resultado. Bajo esa lectura, sentenció: “Está todo con alfileres”.

Javier de Haedo y Tamara Schandy con el presidente de ADM, Jorge Abuchalja.

El economista subrayó que el crecimiento es decisivo no solo para la recaudación sino para sostener un Estado de bienestar centenario y muy valorado, que además debe incorporar a unos 400.000 trabajadores informales. Si las proyecciones no se cumplen, adelantó dos escenarios posibles: un ajuste fiscal a mitad de período, políticamente costoso, o un déficit cercano al 4% que podría agotar la paciencia de los mercados. “Un día nos van a decir: ‘Hasta aquí llegó mi amor’”, afirmó.

Schandy dedicó un tramo importante a analizar la baja inversión empresarial. De acuerdo con sus datos, un tercio de las empresas no invirtió nada o invirtió muy poco en 2024, y las que invierten a niveles altos son pocas. Uruguay se ubica en el tercio inferior del ranking mundial de inversión elaborado por el FMI, lejos de la media internacional. Para la economista, la causa central está en las condiciones de rentabilidad, la vocación de crecimiento y la percepción del horizonte del país, factores que no se suplen únicamente con estímulos del sector público. De Haedo complementó ese diagnóstico recordando que, si se excluyen los megaproyectos de celulosa y el Ferrocarril Central, la inversión se ubica en 16% del PIB, muy por debajo de la media mundial de 23%. “Con 16% no se hace patria”, remató.

Casi hacia el cierre, De Haedo planteó una de las reflexiones más resonantes del encuentro y vinculó directamente el desempeño económico con la posibilidad de continuidad política del gobierno. “Si el crecimiento del período es de un solo dígito, hay grandes chances de que el gobierno no sea reelecto”, afirmó. A su juicio, el humor económico, la recaudación, el margen fiscal y la capacidad de incorporar a sectores informales dependen íntegramente de la expansión de la actividad.

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5 Comentarios

  1. Que suerte que no está de ministro de economía, está estancado en el tiempo, además de donde surgieron los 400000 informales, si se basa en lo que opina el FMI está chochando, la política del fondo siempre fue opresora para los pueblos, en dónde los gobiernos caían en sus préstamos con condiciones, el dólar ya fue, se derrumba en el mundo, ya no lo pueden sostener, se ve que es sólo papel impreso, las grandes empresas que acumulan dólares serán las grandes perdedoras.

    • Coincido. El crecimiento de un 1, 2 o 3 % en gobierno rosados es un logro que se festeja con repique de campanas, fuegos artificiales y Tedeum en la Catedral en misa oficiada por el Cardenal. Si un gobierno del Fa consigue un crecimiento de menos de dos dígitos…chau pinela. Hay gente que cuando abandona la perspectiva académica y deja hablar al sentimiento partidario e ideológico, le salta la llave térmica y dice cualquier dislate.

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