Diario La R entrevistó a Eduardo Blasina, un reconocido ingeniero agrónomo en el medio rural y de negocios del agro, además de ser comunicador y director de Blasina y Asociados, consultora dedicada al análisis de mercados de materias primas y el desarrollo de proyectos en el sector agro de Uruguay. Pero también fue un inversor de Conexión Ganadera. En el diálogo, Blasina analizó el colapso del esquema y las posibles fallas de control que permitieron su funcionamiento.
– ¿Qué fue lo que pasó con Conexión Ganadera y cómo interpretás este suceso?
– Mi interpretación es que empezó siendo un negocio genuino en un momento de costos muy bajos en la ganadería y de precios en suba. En el período de 2000 en adelante, con la aftosa, los precios de la tierra y del ganado eran muy bajos. Pero al ir creciendo y con tanto dinero entrando, creo que hubo alguna tentación, que derivó en este final. Empezó como un emprendimiento ganadero y en algún momento dejó de serlo.
– ¿Y en qué se convirtió?
– Se convirtió en un negocio financiero, en un esquema Ponzi. No quisiera calificarlo, pero creo que empezó siendo un negocio ganadero y terminó siendo algo donde entraba tanto dinero que se desvirtuó, seguramente hacia un esquema piramidal.
– ¿Te parece que fallaron los controles o la supervisión?
– Sí, creo que fallaron controles, y es una reflexión que queda. Hay que generar controles que no están, pero que deben prevenir que no vuelvan a pasar casos similares. Seguramente habrá una reflexión sobre nuevas potestades para el Banco Central cuando surgen esquemas de este tipo y superan cierto volumen de fondos. También creo que los ahorristas hicieron una confianza ciega en algo que no mostraba un balance, por ejemplo. Seguramente en la próxima legislatura se tendrá que evaluar si corresponde cambiar el marco legal para que el Banco Central supervise preventivamente estos sistemas.
– ¿Cuál fue tu experiencia personal con Conexión Ganadera?
– Soy ingeniero agrónomo y conocía a Pablo Carrasco desde hace mucho tiempo. Fue un estudiante y profesional destacado, con estudios en el exterior y docencia en la universidad. Me inspiraba plena confianza. No veía Conexión Ganadera sólo como un negocio ganadero, sino como uno que integraba desde la cría hasta la exportación de carne orgánica a Estados Unidos.
Me parecía razonable una tasa del 7% u 8%, similar a la bancaria, y no me parecía descabellado por ser un negocio integrado verticalmente. Sabía que era una inversión de riesgo y que debía evaluar anualmente si seguir o no. Sin embargo, en una actividad de Conexión Ganadera, alguien invitado habló en tono burlón del cambio climático, los veganos y Paul McCartney por su posición pública acerca del tema. Eso no iba con mi manera de ver las cosas y por una razón puramente ética decidí retirar mi dinero. Cuando venció el año, no renové y me pagaron lo que correspondía.
No percibí el riesgo económico antes que otros, simplemente no pongo mis ahorros en algo que no concuerda con mis valores. Tiempo después, cuando vi una publicación en el diario oficial sobre un intercambio de acciones entre esposas de los socios, fue la primera vez que noté una señal de alerta.
– ¿Y hoy qué pensás de Pablo Carrasco?
– No me gusta hablar mal de nadie. Me gustaría sentarme con él y preguntarle qué pasó. Yo, como se dice popularmente, «me comí la pastilla». Siempre lo tuve como una persona honesta intelectualmente, aunque pensara distinto a mí. Podía discrepar y tener un diálogo interesante, amable y afectuoso. También el accidente del socio de Carrasco, Gustavo Basso en circunstancias tan extrañas en el mes de noviembre.
Desde que estalló todo, no he querido llamar a Carrasco. Al principio le ofrecí un espacio en mi programa de radio para que diera su versión, pero me dijo que por el momento no. Ahora no creo que sea el momento de llamarlo.
– ¿Esto es un caso aislado o parte de un «efecto dominó»?
– Antes hubo casos aislados, pero ahora son tres caídas consecutivas. Claramente hay una corrida y conmoción entre la gente con ahorros en este tipo de emprendimientos. La similitud de nombres complicó mucho la situación. Conexión Ganadera primero anunció que iba a absorber a República Ganadera, luego dijo que solo la auditaría, y eso generó más incertidumbre.
– ¿Cuáles van a ser las consecuencias de esto? Existen quienes comparan este hecho con la crisis de 2002.
– No es comparable con la crisis de 2002. Ahí la incertidumbre era absoluta. Pero creo que una consecuencia será la baja en el precio de alquiler de tierras para ganadería, lo que puede beneficiar a productores que no tienen tierra propia y dependen del arrendamiento. Habrá que ver qué pasa con la industria frigorífica, porque hay un frigorífico dentro de este esquema y no está claro qué impacto tendrá. En definitiva, hay una burbuja que se pinchó, y ahora hay que ver cómo se reacomoda el mercado.