El gato de Mario

“ Era como un olor, algo caliente y pegajoso, o más bien un raro hecho humano casi palpable.“ Saul Below Herzog

La ventana está cerrada. Mario escribe: 

¿Y vos qué, no te diste cuenta que decís todas taradeces? 

Ah bue…, otro que dice cualquier cosa: ¿de dónde sacaste eso imbécil? 

El gato bicolor ronronea y pasa los ojos vidriosos sobre el monoambiente. La pantalla ilumina todo como una galleta radioactiva. 

Mario sigue: 

Nada que ver. Esa es una trola de acá a la china. Todo lo que dice es para seguir llenándose los bolsillos!!!!!!! Al pata de palo le salía carísimo ponerla ahí jajajajaja 

El vapor deja una sombra húmeda en el techo: la pava chifla. Mario aprieta Enter y salta hacia la cocina que está a dos metros de su silla. El gato vuelve a ronronear — o más bien, emite un susurro que no llega a ser maullido— Mario lo alza de pasada y le habla sin despegar los dientes: —¿Que pasha hemosho? —lo acaricia, cada vez más fuerte, hasta que el gato muestra las uñas. Mario lo tira con violencia hacia el sofá-cama. —Te voy a matá bashura —le dice, con la lengua tensa. —Gato de mieda —agrega, y enseguida lo busca. El gato se deja tocar nuevamente, pero mantiene las uñas afuera. Mario le pasa la mano por la cabeza, le baja delicadamente las orejas mientras aprieta otra vez los dientes. Enseguida vuelve sobre la cocina y por fin apaga el fuego. Vierte el agua en la taza, sobre un saquito de té que ya usó un rato antes y se sienta frente a la pantalla, deja la taza junto al teclado y sigue: 

Naturales de quirófano, ¡P E L O T U D O! ¿¿¿¿no te das cuenta que son globos???? 

Filtrados por la persiana, llegan los golpes de las máquinas: están demoliendo el edificio de enfrente. Bocinazos, una puerta que se cierra en otro piso, los pocos y espaciados subibajas del ascensor. Afuera hace frío: cinco grados. Adentro, el calor sofoca: uno podría andar desnudo, pero Mario está en pijamas: un overol enterizo de paño celeste. Lleva puestos dos pares de medias de toalla. El tecleo acelera: 

Bien, trola, bien…. ¿ya cambiaste de macho? Hiciste bien. ¡Putonaaaaaa! 

Este país no tiene arreglo. ¿Te parece? Comprate una vida, fracasado!!!!!! 

Mario le sonríe a la pantalla. Sopla sobre la taza y toma. El gato duerme a pata suelta en la almohada de Mario. Cada tanto, se sobresalta y permanece alerta durante unos segundos. Después, se relame las patas y vuelve a echarse. 

Burros, todos burros ¿no se dieron cuenta todavía que esto es una farsa? Mientras tanto, la gente opina y se mata discutiendo y estas larvas se la llevan toda, toda completita para la casita. Es un asco. ¡¡¡¡Un ministro como este debería darnos vergüenza a todos!!!! 

Si, los huevos son muy sanos: yo tengo un amigo que en lugar de comerlos, los chupa. Jajajajaja Idiotas!!!!!!!!!! 

En una pared hay un afiche con los personajes de la serie Blanco y Negro: Diana Plato, Gary Colemann, Conrad Bain y Todd Bridges, el actor que hacía de Willis. Sobre un estante hay una sucesión de fotos relucientes y enmarcadas: una mujer de pie, inclinada sobre una pierna que sostiene a un bebé. Está en la vereda de una casa vieja. Entre la puerta de entrada y la ventana con rejas puede leerse el nombre de la casa en hierro y cursiva: Mariucha. Al lado, otra imagen muestra a un chico en un acto escolar: está visiblemente enojado o nervioso: la foto está rasgada y vuelta a pegar. Siguen cuatro instantáneas en línea despareja: un cumpleaños, un grupo de ancianos, la basílica de Luján fuera de foco. 

Dale forrrrrroooooooooo!!!!! ¿De dónde saliste? ¿Cómo vas a cobrar penal hdp, si el tipo estaba afuera del área. Chorrrrrroooooooooo!!!!! 

Mario apura el final de la taza de té. La nariz se le cubre de burbujitas, el gato sueña un sueño de lucha o peliaguda conquista amorosa. Otra vez el ascensor, otra vez el teclado vuelve a sonar.

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