Este sapo, conocido como sapo del río Colorado, puede crecer hasta los 18 centímetros de largo, pero su principal característica no es su tamaño, sino que a través de sus glándulas parotoides segregan una sustancia llamada bufotenina, un alcaloide con efectos alucinógenos.
En caso de que alguien toque los sapos, estos podrían terminar con la toxina en las manos y consumirla al tocarse la boca, por lo que se apeló a tomar las precauciones necesarias.
«Como decimos con la mayoría de las cosas que te encuentras en un parque nacional, ya sea una babosa de plátano, una seta desconocida o un gran sapo con ojos brillantes en plena noche, por favor, abstente de lamerlo», comentó el NPS.