La reflexión sobre las nuevas dinámicas de la evaluación de la educación a distancia en los nuevos tiempos de la Inteligencia Artificial, fue el centro del Seminario internacional “Calidad en la Educación Online: Temas y Desafíos Claves en el Mundo del E-Learning”, realizado en Santiago de Chile y organizado por Iplacex, la institución de educación técnico profesional con la mayor matricula terciaria del país bajo la modalidad de educación virtual. Reflexionar sobre como la evaluación se está ajustando a los cambios en las tecnologías de comunicación e información (TIC) es de enorme importancia para mejorar las técnicas y alcanzar una mayor pertinencia de la educación, dado que sin medir es imposible conocer y que la enseñanza está en función de los logros de aprendizaje, lo cual requiere mejores sistemas de evaluación como algo intrínseco a la educación. Enseñar sin evaluar no es educar sino mera transmisión de contenidos. La calidad requiere evaluar.
En el seminario se analizó la creciente virtualización educativa. En Chile por ejemplo la educación a distancia en el nivel superior, sin incluir el posgrado, alcanzo al 12.4% de la matrícula de ese nivel, guarismo muy superior al de Argentina y Uruguay por ejemplo, aunque también muy inferior al de Brasil. También se refirió que la educación a distancia creció en un 200% entre el 2020 y el 2024, que implica un traslado crecientemente la demanda de estudiantes de cursos vespertinos que a la inversa decreció en 11,6% en ese período, mientras que los estudiantes diurnos se incrementaron en 5,5%. Los estudiantes prefieren de no che no ir a las aulas presenciales sino estudiar a distancia, y especialmente las mujeres, con lo cual se constata como como la educación a distancia es también una política de género. En el aceleramiento del pasaje en la postpandemia de la educación presencial hacia la enseñanza a distancia, se constata su mayor intensidad en los cursos nocturnos y en las mujeres, las cuales no sólo tienen otros roles en los hogares sino también más restricciones a estudiar de noche en forma presencial.
Una de los elementos que plantee en el evento es que aunque estamos ante una digitalización de la enseñanza, también corresponde analizar como la evaluación también se está virtualizando pero con menor intensidad, y con ello también limitando la educación virtual tanto en forma sincrónica como asincrónica. Esta debilidad y desfasaje se explica por el desconocimiento de las múltiples técnicas de evaluación en red, de una desconfianza en la educación digital, como de marcos legales que mantienen la obligatoriedad de la evaluación presencial. Más allá de las propias restricciones y limitaciones a la educación virtual, es claro que hay enormes oportunidades de mejores sistemas de evaluación digitales, pero que asistimos a un mayor avance de la tecno enseñanza frente a la tecnoevaluación. .
La tecnoenseñanza crece en múltiples áreas: se inició desde el uso de powert point, las plataformas y repositorios digitales, los laboratorios informáticos y ha ido expandiéndose a formas totalmente en red, con nuevos mecanismos con la IA como los chatbots de enseñanza o las herramientas de GPT. Sin embargo, el uso de herramientas digitales en la evaluación es limitado. Sin duda hemos pasado desde una mirada de la tecnoevaluación más tradicional centrada en el análisis de las tecnologías educativas con miras a buscar medir su impacto en los procesos educativos, a un enfoque más moderno focalizado en cómo la tecnoevaluación mide mejor los resultados de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, presenciales o virtuales. Este enfoque analiza e identifica metodologías y procesos de TIC para avaluar mejor. Es una mirada más amplia y refiere a todas las posibles áreas del conocimiento y la educación. Así, irrumpen formas y mecanismos con apoyo en las TIC para evaluar resultados y rendimientos estudiantiles, docentes o institucionales. Es el caso por ejemplo de los rankings universitarios que se constituyen en un nuevo sistemas de evaluación (institucional) automatizado, en red y global con pocos indicadores comparativos; de los simuladores de enseñanza que permiten enseñar y a la vez evaluar la adquisición de competencias; Google Scholar que evalúa la producción académica de artículos en revistas por Internet a través de la medición de sus citas por otros autores; o los sistemas de escogencia múltiple, los mecanismos de antiplagiarismo y la autentificación de identidad de los estudiantes. Todo ello es una parte de la disrupción digital educativa en curso de la tecnoevaluación.