La Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL), asegura que la migración puede definirse de diferentes formas, la más aceptada en la actualidad indica que: “la migración es el cambio de residencia que implica el traspaso de algún límite geográfico y administrativo debidamente definido”. Si el límite que se cruza es de carácter internacional (frontera entre países), la migración pasa a denominarse “migración internacional”. Si el límite que se atraviesa corresponde a algún tipo de demarcación debidamente reconocida dentro de un país, la migración pasa a denominarse “migración interna”.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en los últimos años el país sumó 367.060 emigrantes, lo que supone un 10,4% de la población de Uruguay. Aunque no se tienen datos exactos sobre cuáles son los países que más reciben connacionales, se sabe que en naciones como Chile existe una comunidad de uruguayos. Algunos datos arrojan que en la última década se solicitaron 6.073 residencias temporales por extranjeros uruguayos en el país de la cordillera.
Pero detrás de números estadísticos, datos y conceptos, existe una persona que tomó la difícil decisión de separarse de sus orígenes para hacer vida en otro país. En esta oportunidad, desde Diario La R, hablamos con el Sr. José Campot, un uruguayo nacido en la ciudad de Carmelo, quien a sus 57 años decidió emigrar a Chile en busca de una “segunda oportunidad”.
Campot se fue de Uruguay en el año 2014, pero su infancia asegura que fue muy confortable. “Crecí en íntimo contacto con mi familia y la naturaleza, lo que en definitiva hizo de mí un niño feliz, pleno de vivencias”. En la actualidad, es consultor independiente y especialista en procesamiento pesquero, especialmente de pesca a pequeña escala. “Migré a Chile por amor a la vida”, asegura que decidió “quemar las naves” en Uruguay, para emprender su recorrido. Primero ancló en Valparaíso y luego se mudó hace 5 años y en la actualidad vive en La Serena, capital de la región de Coquimbo.
Al día de hoy tiene una hija y un hijo uruguayos, “que han encauzado sus propias vidas luego de sus estudios universitarios”. “Antes de vivir en Chile mi visión del país era muy diferente a lo que se ve desde dentro. Tal vez eso sea así para todos los países, pero fue lo que observé”, enfatizó.
“Chile es un país amable, con buena gente, aunque las condiciones de vida han cambiado mucho desde mi llegada. Ya no es lo mismo para el recién llegado, sobre todo después de las olas migratorias de haitianos y venezolanos y los terremotos sociales que se han vivido desde 2019 y la pandemia de 2020. Al país se le ‘rompió la cadena de la bicicleta económica’ que funcionaba sobre la base del crédito. Eso develó la existencia de una sociedad con muchas desigualdades y ‘aparecieron’ de pronto 4 millones de pobres. Pero es un pueblo resiliente y lucha por encontrar la salida”, explicó.
José Campot, asegura que “migrar no es fácil”, pero explica que es un derecho humano. “La ‘Migranidad’, como me gusta definirlo, no es diferente desde que un Homo sapiens decidió salir de la cueva comunitaria con un pequeño grupo de hembras y sus hijos, para buscar una vida mejor. Está en el ADN de la especie”, comparó.
Consejo Consultivo de Uruguayos Residentes
Campot fue socio fundador del Consejo Consultivo de Uruguayos Residentes en Valparaíso en el año 2025, un lugar que ha servido como referencia y apoyo para sus compatriotas. “También es una herramienta para mostrar la cultura uruguaya a los chilenos. Hasta instalamos un busto de Artigas, en la hermosa ciudad puerto”.
En la actualidad, aseguran que están luchando por mejorar las condiciones de vida de más de 6 mil uruguayos en Chile (según datos del Servicio de Migración). Resalta que se ha avanzado mucho en algunos puntos de la agenda consular bilateral, y destaca el trabajo realizado por el Consulado uruguayo en Chile, pero describe el proceso como: “Lento, pero avanza”. “Desde hace más de 6 años hemos planteado la necesidad de que nuestros países firmen un Convenio de Reconocimiento de licencias de conducir. Estamos seguros de que esta propuesta dará una posibilidad de trabajo segura, rápida y rentable para muchos compatriotas que necesitan mejorar sus condiciones de vida”, puntualizó.
El consultor de pesca verificó que la frase: “uno se va de Uruguay, pero Uruguay nunca se va de ti” es cierta y hace referencia “a la gala del chauvinismo clásico que sufrimos los uruguayos”, para explicar que en todas partes debe ocurrir lo mismo sobre estar en “íntimo contacto” con la realidad de la familia, del barrio, de lo que pasa y siente su sociedad. “Pero creo que en nuestro caso es diferente”.
Campot, extraña muchas cosas de su país natal, pero “más allá del paisaje levemente ondulado, mi pueblo, las tranquilas calles de Montevideo, el candombe y demás expresiones culturales; que juntarse a comer un asado sea una reunión de amigos y no un evento alimentario”, lo que más echa de menos es la sensación de estar en una “sociedad política”.
Habilitación de voto consular
Otra de las cosas que extraña el emigrante de Carmelo, es la “necesidad que tienen los uruguayos de ser seres políticos”, enfatiza que el ecosistema político es un componente de la vida de los nacidos y criados “en la banda oriental del río Uruguay”. Por eso “añoro la época de elecciones, el colorido visual y de opiniones que hace que nuestra democracia sea una de las más firmes del mundo”.
Agrega: “Disfruto del día de elecciones; recorrer las calles de Montevideo, caminar por diferentes barrios, sentir el olorcito a los asados familiares, el colorido democrático de las diferentes opciones del día, la convivencia respetuosa y civilizada de la población”.
Afortunadamente para él, la distancia entre Chile y Uruguay es relativamente corta, sumado a circunstancias laborales y necesidades personales, ha podido visitar su país de origen con cierta frecuencia (dos o tres veces al año), por eso trata de participar en los acontecimientos eleccionarios. En estas actuales votaciones para elegir al próximo presidente: “Estuve en las de octubre, pero sufro por no poder estar en la del 24 de noviembre”.
Campot fue crítico al decir que este tema no le afecta solo a él, sino que existen 500 mil compatriotas más que viven en el exterior que lo sufren. “El Uruguay de 3 millones es realmente de 4 millones”. “Aquí se gestó la frase: ‘El Uruguay que vive en Chile’, para definirnos. Existen muchos uruguayos viviendo en casi todos los países del mundo e insisto en que una muy amplia mayoría estamos siempre en contacto íntimo con el país”.
“Creo que el impedimento de ejercer el derecho y la obligación al voto a quienes vivimos en el exterior, va más allá de una violación a uno de los procedimientos políticos más relevantes para la vigencia de la democracia, y es un anquilosamiento de las normas que rigen a nuestro país”, subrayó.
Es importante señalar que Uruguay; a quien cataloga como el “país más vanguardista del ‘barrio’ del siglo XX”, y Surinam son los únicos dos países de Sudamérica que no permiten el voto consular de sus nacionales. José explica que más de 120 países en el planeta lo han adoptado y más del 60% de las democracias del mundo lo hacen. “¿Será que el chauvinismo uruguayo llega tan lejos? ¿Por qué el pueblo uruguayo se sigue negando a aceptar una realidad tan insoslayable?, ¡Está bien que en Uruguay todo demora 30 años en llegar, pero ya está!”, cerró a manera de reflexión.
Como siempre empiezan a reclamar el dia antes de las elecciones SI quieren votar desde el exterior tienen que moverse 2 años antes, juntar las firmas suficientes, votar en un plebiscito junto a elecciones nacionales ganar y recién en las elecciones siguientes lo podrán hacer si ganan, en 2009 apenas un 30% los votó