Uruguay lleva una década de crecimiento económico estancado, con un promedio anual del 1%, una cifra insuficiente para sostener el bienestar social que nuestro país necesita. Si seguimos creciendo a este ritmo, necesitaríamos 70 años para duplicar nuestro Producto Bruto Interno (PBI). No podemos darnos el lujo de esperar tanto. Esta situación es insostenible para la mayoría de los hogares del país.
Un informe del Instituto de Economía, de nuestra Universidad de la República, explicó que en el período solamente el 5% de los hogares vieron un incremento de sus ingresos, mientras el resto se vio perjudicado por las políticas de concentración económica. Medio millón de trabajadores pelea con 25.000 pesos de salario. Unos 600.000 compatriotas declararon que no llegan a fin de mes. Hay 50.000 uruguayos más pobres que en 2019. Cuatro años seguidos de salarios reales por debajo de la inflación.
El Estado presenta un déficit fiscal igual al que criticaron en 2019, pero con 13.000 millones de dólares más de deuda externa. Lo que repercute en un paulatino retiro del Estado de los barrios, recorte de políticas públicas, con 200.000 uruguayos residiendo en asentamientos. Hoy tenemos un 20% más de pobreza infantil. Es una economía del derrame que lo único que repartió en estos cinco años de Gobierno fue miseria, pobreza y falta de oportunidades.
Por un gobierno más justo donde la prosperidad no sea un bien para pocos
Que este gobierno gobierna para los “malla oro” no es simplemente una frase de campaña, es la realidad y la podemos ver en los números. El gobierno de Lacalle Pou aplicó políticas que generaron que el 95% de los hogares tenga hoy menos ingresos que en 2019, el resto, a los más ricos, les fue mejor y esto no es casualidad, son decisiones políticas.
Para cambiar la situación necesitamos reactivar los motores de la economía uruguaya. Hacerlo con equidad, priorizando los salarios más sumergidos, reducir las brechas económicas y mejorar las condiciones de vida de quienes más lo necesitan.
La educación necesita un mejor diálogo y más presupuesto. Precisamos más a la ciencia y la tecnología. Requerimos un uso productivo y responsable de nuestros suelos y nuestras aguas, con más de 50.000 productores rurales adentro de las políticas públicas.
Y preocuparnos por nuestras gurisas y nuestros gurises. En el país de la carne no puede haber niñas o niños que pasen hambre.
Hoy tenemos la oportunidad de que la justicia social, la equidad y la solidaridad vuelvan a ser las banderas de nuestro país. Cada voto será un foco que ilumine el camino hacia un Uruguay más justo, donde la prosperidad no sea un privilegio de unos pocos, sino el derecho de todas y todos.
Porque la lucha por un futuro mejor no puede morir solo en una promesa, debe ser una causa que nos una.
Una oportunidad a la esperanza con Yamandú Orsi
En estos días que faltan hay que llevar la esperanza, puerta a puerta. Por un gobierno que ya no piense en el 5% de los uruguayos, sino en todas y todos. Un gobierno capaz de incrementar el producto del trabajo de los uruguayos y de repartirlo mejor.
Con un plan de riego nacional que abarque a todos los productores y abra la posibilidad del crecimiento agropecuario, la construcción de la represa de Casupá, 25.000 hectáreas para la producción lechera a través de la recuperación del Instituto Nacional de Colonización.
Con promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas uruguayas, que representan el 65% del empleo. Con más ciencia y tecnología en la industria. Con más capacitación desde Inefop. Con incentivos para la economía digital, el cooperativismo, infraestructura para la zona metropolitana, turismo social.
Tenemos la obligación histórica de trabajar en un nuevo Uruguay, que no solamente dedique sus esfuerzos en sumar riquezas y aumentar el consumo. En uno que esté en condiciones de aportar a la lucha por la felicidad humana.
Y en ese camino, este domingo 27 de octubre proponemos a Yamandú Presidente.
Con la 609, la lista de la gente.
