Feministas cuestionan reforma de la Seguridad Social y dicen que «la vejez tiene cara de mujer»

Lilián Abracinskas, de Mujer y Salud en Uruguay, dijo que lo propuesto no contempla la división sexual del trabajo que existe en nuestro país.

La organización feminista Mujer y Salud en Uruguay (Mysu) acudió a la comisión especial de la cámara de Diputados que estudia el proyecto de reforma de la seguridad social. En la oportunidad Mysu planteó la necesidad de incorporar una perspectiva que tenga en cuenta la división sexual del trabajo que existe en nuestro país y que determina que gran parte del trabajo que realizan las mujeres sea trabajo no remunerado.

«No era nada novedoso lo que estábamos diciendo pero sin embargo no fue tenido en cuenta» comentó a Diario La R Lilián Abracinskas, directora de Mysu. «Lo que en realidad queda en evidencia no es que no supieran lo que genera la división sexual del trabajo, la segregación del mercado de trabajo poniendo a las mujeres fundamentalmente en el mercado informal» dijo Abracinskas. Abracinskas afirma que los legisladores además conocen el hecho de que «las mujeres tenemos una sobrevida de 5 años mayor que los varones después de los 60».

Otra de las características de esta división es según Abracinskas que «en el envejecimiento hay una predominancia de la población femenina que además también está sobrerrepresentada en lo que es recibir pensiones en lugar de recibir jubilaciones», señaló.

Abracinskas explica que la división sexual del trabajo «es uno de los pilares de la generación de las condiciones de desigualdad de género que hoy persisten en la sociedad».

Mysu manifestó su sorpresa ante la comisión por el hecho de que, conociendo esta problemática, la propuesta del gobierno no la tiene en cuenta: «entonces la opción es ahorrar en el sistema postergando y proyectando a futuro la sobrecarga que significa el trabajo no remunerado y todas estas condiciones en las mujeres», comentó su directora.

Abracinskas enfatizó que «no hay nada en esta propuesta que realmente asegure a futuro que la división sexual del trabajo no seguirá haciendo estragos en los derechos particularmente de las mujeres». El proyecto, según la militante feminista, «desconoce la división sexual del trabajo y la usa oportunistamente para seguir prolongando a futuro lo que tiene que ver con cómo la sociedad y el sistema económico se sigue beneficiando con el trabajo no remunerado», destacó.

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Mysu se muestra escéptico acerca de las posibilidades de mejorar el proyecto de manera que contemple los reclamos de las mujeres porque según explica Abracinskas tiene «como único norte la sostenibilidad financiera del sistema» y «a lo sumo podrán arreglar algunas cuestiones en términos de pensiones y subsidios». En ese sentido el proyecto conserva algunas medidas como la de computar años de jubilación por hijo para la mujer teniendo a su vez en cuenta los hijos con discapacidad pero para Mysu esto «son apenas algunas cuestiones que tratan de subsanar la recarga» que sufren las mujeres a la hora de intentar «armonizar su vida productiva con su vida reproductiva».

Para Abracinskas en el proyecto «no se tienen en cuenta cómo se va a reparar lo que sigue siendo medible que es el trabajo dedicado a tareas no remuneradas que se lleva dos tercios del tiempo libre de las mujeres». Otro de los temas planteados por Mysu ante la comisión especial es el del trabajo no remunerado que llevan adelante las mujeres que para Abracinskas debe ser reconocido no solo por las familias sino «también desde el Estado y desde el mercado».

Abracinskas afirma que la propuesta oficial exonera de impuestos a privados pero no crea nuevas formas de financiamiento que no sean el aporte de los trabajadores formales, «es una decisión que por lo menos van a tener que asumir publicamente», afirmó.

En 2022 Mysu acudió a la comisión especial sobre seguridad social del Senado en donde planteó la pregunta de cómo mitiga esta propuesta el problema de la desigualdad existente en materia de previsión social: «no lo mitiga, lo cristaliza y lo proyecta a futuro» afirma Abracinskas y agrega que la respuesta fue «qué sugerencias tenemos en el articulado para enmendarla». «Nuestro planteo no es cómo corregir algunos artículos sino que tiene que ver con el espíritu, con el propósito de la reforma», sostiene Abracinskas y agrega: «si vos no lo reconoces en los objetivos de esta reforma, no se arregla subsanando articulados».

Financiamiento

Para la militante feminista la propuesta de reforma jubilatoria «tiene una clara intención exclusivamente productivista que además opta por poner la sobrecarga en los trabajadores y no en empresarios ni inversores». Abracinskas señala que la reforma puesta sobre la mesa por el gobierno «no busca otras formas de financiamiento».

Mysu sostiene que se está desaprovechando una oportunidad «de pensar esta reforma en términos de seguridad social y no solo de jubilaciones y pensiones», dijo Abracinslas a La R y aseguró que para esto «se necesitan cambios culturales».

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Otro de los temas cuestionados por Mysu es la visión acerca de la familia que contiene el proyecto de ley enviado al parlamento por el Poder Ejecutivo. «Que sigan diferenciando por estado civil y que tengas un beneficio si tu matrimonio es formal pero que se incremente a más años si estás en una unión concubinaria es contra ley», asegura Abracinskas.

La vejez tiene cara de mujer

Uruguay refleja una feminización del envejecimiento, con mayor proporción de mujeres en los tramos de edad superior a 65 años. Cuando se observa la esperanza de vida en la población adulta mayor de 60 años la diferencia por sexo se sostiene en torno a los 5 años.

Esta propuesta de reforma, según la activista, tiene que tener en cuenta «dos cosas que no se pueden obviar más: la pobreza es infantil y la vejez tiene cara de mujer», afirma Abracinskas quien a su vez comenta que se trata de «una vejez dependiente donde toda la vida se dedicó a una tarea no remunerada donde jamás ni el Estado ni la sociedad se lo reconocen». Por estas razones Mysu sostiene «que no debería aprobarse este proyecto en estas condiciones» y que debería «ampliarse el debate» para enfrentar estas contradicciones con propuestas de acciones afirmativas temporales «hasta que se corrija el problema».

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Para Abracinskas el proyecto con la redacción actual mantiene a las mujeres en su «rol reproductivo» y con subsidios «que siguen empobreciéndolas», afirmó.

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