Un ejemplo claro y diferente a los conocidos, que hace que Uruguay se posicione en el mundo, es su arte. Gabriela Rieiro es una artista plástica y autodidacta, que mediante un curso realizado en 2012, donde aprendió a posicionarse “en otro plano”, descubrió su nicho y se ganó el nombre de: “Alma del vino”. Rieiro nos abrió las puertas a su pasión y le compartimos a nuestros lectores un pasaje resumido por sus logros.
La artista sinceró que tras haber pasado por una situación de salud mental importante decidió estudiar diseño de interiores, llevándola a crear “productos para paredes, pero no pintando directamente una obra”. Ante esto descubre que su foco es la pared y es impulsada por una profesora “a dar el paso que yo no me animaba” que era trabajar la pintura y así nace su recorrido siendo proveedora de casas de decoración: “hoy me considero más una emprendedora creativa porque me gusta hacer más cosas que el cuadro como destino de lo creativo”. Tiempo después empieza a pintar simultáneamente y logra posicionar sus obras abstractas en la Galería Grillo.
“El mundo del arte tiene una manera de crecimiento que es diferente a cualquier otra profesión” expresó, antes de analizar que en sus inicios cargaba con el pensamiento uruguayo instalado de que “para llegar hay que estudiar en la escuela de”. Sin embargo, agradeció que tuvo la oportunidad de cambiar ese pensamiento y empezar a ver el arte desde otra posición tras haber cursado estudios con Francisco Torralba, un referente del arte catalán, quien la denomina “la artista que pinta el alma del vino” y hace más de 20 años que pinta involucrando el vino como parte de la técnica.
“Esto de no tener escuela me llevó a prueba y error y pasa por todo un trabajo de investigación, pero es un camino del que hoy me siento muy segura” expresó. En esa línea nos comentó que desde este año hay una obra suya que integra el acervo de obras de artistas internacionales del Museo Nacional de Arte de China “NAMOC” ubicado en Beijing. “Ahí entendí que el papel de ‘artista que pinta el alma del vino’ estaba aprobado” porque pese a que “siempre sentí que hacía bien las cosas, esto es un hito en mi carrera”.
Los caminos mágicos
“Alma del vino” es un trabajo que realiza desde el 2013 que ha sido declarado de interés por varios entes, como intendencias y ministerios y que ha presentado en varias galerías: Argentina (única artista uruguaya en contar con obras en la Galería “Los Coleccionistas” ubicada en Buenos Aires, que cuenta con más de 2000 obras), Brasil, España, Estados Unidos y nació la pregunta “a dónde voy ahora? China”. Luego de todo un proceso de buscar la manera para llegar, en 2019 presenta cuatro obras en la Semana del Tannat en Beijing. En este marco expresó que “los artistas siempre tenemos que tener obras por el hecho de que nunca se sabe dónde y cuándo va estar la oportunidad” entendiendo que “no hubiera logrado resultados buenos si me ponía a crear en el momento que se me informó que tenía que ir a exponer”.
Describió su estadía en el gigante asiático como “una caricia constante”, que desencadenó otras exposiciones y destacó el trabajo realizado por el embajador de Uruguay en China, Fernando Lugris, en cuanto al arte uruguayo y muchos otros sectores, “extendiendo puentes”. Rieiro ante esto, empieza a investigar “qué podía hacer desde mi lugar” y da paso a nuevos proyectos, entre ellos ser representante del país en la plataforma de turismo China shaketowin.net, “con el objetivo de atraer viajeros curiosos por el patrimonio y las riquezas, a Uruguay y la región”. Seguidamente, creó la muestra de “Uruguay mirando a China” y el proyecto “Entre Orientales” junto a Juan Palleiro Galería de Arte, la Embajada de China en Uruguay e intendencias, que presentó obras de artistas locales en Canelones, Montevideo y Colonia.
“Los caminos que hicieron mis obras son mágicos” concluyó. En ese sentido entiende que “la idea es continuar” pero sin saber aún “‘cuál será mi próximo viaje ni qué etapa empieza”.
En cuanto a la técnica que utiliza en “Alma del vino” informó que, es algo que va perfeccionando cada día, porque “siempre estoy en busca de algo más”, pero destaca que ya descubrió, en base a ensayo y error, “el comportamiento del vino y la borra sobre lienzo, sobre óleo y madera”. La artista describió que la diferencia es que “el vino se oxida y los acrílicos o las pinturas al aceite, no”, aclarando que “al no oxidarse genera una tridimensión, porque el vino es un producto natural que envejece en la obra”.
“Me gusta mucho jugar con las cepas para hacer variación de color y saber cuál es su evolución”, agregó explicando que “siempre me gustó hacer obras con color y brillo”. Sin cerrarse únicamente en utilizar este elemento, lo que conforma “Alma del vino” es que “trabajo temas que se vienen a la cabeza cuando decís: vino”. Si bien al principio expresó que mantenía sus dudas, una vez que encontró su nicho entendió que “lo que hacía era súper exclusivo y que estaba bueno”.
La muestra que presentó en China la denominó “Misión” y nos contó que “trabajé en lienzos sin sellar al 100% y volqué abundante vino en ellos, después trabajé con poliuretanos para dar la transmisión del brillo y que el vino pasara por debajo, reafirmé con acrílicos blancos y después utilicé purpurinas”.
Le consultamos qué significado tiene el arte en su vida y destacó que “fue salud mental y desde hace unos años es misión”. Rieiro expresó que “lo que yo siento cuando hablo de mi obra o cuando plasmo mi obra, me llena de una manera como ninguna otra cosa, porque es mi propósito y me da salud”. De todas las obras que creó y presentó, “me siento enamorada” y “las que no me gustaron, están en el taller”.
“Todos los artistas precisamos vender obras pero cuando plasma no está pensando que lo va a vender o en cuánto, el propósito es pintar y transmitir eso que querés”. La artista informó que en Uruguay no cuenta con una Galería que la represente y admite que en este país “siempre cuesta más” pero transmite que “si es en verdad tu misión, hay que seguir”.
Recordando las épocas donde exponía en temporadas, desea transmitir a los artistas “mantener una coherencia, donde su valor sea igual en todos lados” y que “las galerías te posicionan y hacen una curaduría de tu arte”. Actualmente, siente que “quiere tener libertad de tiempo para crear y para mi vida personal”.
Finalizando transmite que cuando uno “siente el llamado de ser artista tiene que entender que el camino no va a ser fácil, pero es tuyo y al ser tuyo no sabes vivir de otra manera”. Riero expresa que “no sirve hacer referencia al que te enseñó, sino que vos a partir de lo que te enseñó tenés que buscar tu propia impronta y lograr tener un sello personal” y además recuerda que “son muchísimas las puertas que se cierran pero trabajando en uno y logrando no dudar de tu arte, te llega a alcanzar metas”.