El principal portavoz del presidente de Argentina, Javier Milei, ha defendido el repentino cese de la ministra de Exteriores, Diana Mondino, por entender que «ha incumplido» las directrices del jefe de Estado, que mantiene una posición «clara» en lo referente a los posicionamientos sobre Cuba.
Mondino fue apartada del cargo apenas unas horas después de que Argentina votase en la Asamblea General de la ONU a favor del levantamiento del embargo estadounidense sobre Cuba. El Gobierno ha aclarado ‘a posteriori’ que la delegación argentina debería haber votado ‘no’, junto a Estados Unidos e Israel. «Todos los que pertenecemos al gabinete entendemos cuál es la postura del presidente en determinados temas», ha explicado el portavoz Manuel Adorni en declaraciones a los medios, sin querer aclarar cuál fue el grado de diálogo o intercambios entre la Casa Rosada y la Cancillería antes de la polémica votación.
En este sentido, ha subrayado que «lo que dice el presidente se hace» y, de lo contrario, cualquier miembro del gabinete está «invitado» a abandonarlo, como ha terminado ocurriendo con Mondino. La canciller ha sido reemplazada por el embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, cuyo sustituto no se conoce.
Este muchacho Milei, fascista de los buenos, de los de antes. Una obsecuencia llevada a límies extremos.