Falleció a los 83 años el actor mexicano Héctor Bonilla.
A sus más de 80 años el actor seguía figurando tanto en cine como teatro, actividad en la que colaboró en más de 120 puesta en escena y fue director en alrededor de 50. “Cuando todo actor inicia, su sueño es representar a ‘Hamlet’. Yo no fui la excepción; sin embargo, nunca lo hice”, expresó en la entrega del Ariel de Oro, otorgado por su trayectoria.
Tenía 15 años y cursaba la educación secundaria cuando una maestra montó La tierra de Jauja, de Lope de Rueda, en la que obtuvo un personaje a pesar de su timidez natural.
Sus padres querían que todos sus hijos fueran médicos, pero se rebeló y optó por Derecho en la UNAM, en donde también pudo combinar la práctica del futbol americano y clases en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Luego del estreno de «Y tu mamá también», que catapultó a Gael García Bernal y Diego Luna internacionalmente, a Bonilla le gustaba hablar de «Narda o el verano», filme que hizo en 1968 y la cual guardaba similitudes con la dirigida por Alfonso Cuarón.
La cinta se situaba en el verano, con dos amigos que terminaban relacionándose con una misteriosa mujer y que les cambiaría la vida.
En la década de los 70, Héctor Bonilla ya era un rompecorazones gracias a su trabajo en el cine y la televisión y, como era de esperarse, quienes también cayeron ante los encantos del actor fueron los inquilinos de la vecindad de El Chavo del 8. “Héctor Bonilla visita la vecindad” es el nombre del episodio de 1979 en el que Bonilla, luego de que se le ponchara una llanta, llega para pedir ayuda del Chavo pues “necesita un gato”.
Conforme avanza el día se va encontrando con los demás personajes, entre ellos la Chilindrina, doña Florinda y doña Clotilde, quienes están enamoradas del actor, pues lo veían en la telenovela Viviana (que protagonizó en 1978 junto a Lucía Méndez). El trío se encuentra en diferentes momentos al actor y en cada ocasión quedan abrumadas por su presencia, incluso doña Clotilde le lleva un pastel como regalo, mientras don Ramón le ayuda a conseguir el gato que necesita. “¿Héctor Bonilla en la vecindad? ¿Está usted borracho?”, dice un incrédulo profesor Jirafales que, al entrar a la casa de doña Florinda se encuentra a su eterna enamorada muy conmovida tomando una tacita de café con Bonilla.
El día de ensueño termina y al final del capítulo las vemos viendo la telenovela de Héctor y añorando que algún día lo vuelvan a ver. “Aquello fue una coincidencia. Los actores son personas muy ocupadas, y qué podría motivarlo para que regresara a esta humilde vecindad”, dice doña Florinda. Entonces, Héctor, mostrando su buen corazón, vuelve a escondidas para dejarle un balón de futbol al Chavo.