José Martí, nace en La Habana el 28 de enero de 1853. Fue líder del Partido Revolucionario Cubano y encabezó la Guerra de Independencia de Cuba, sin duda es uno de los principales referentes de la lucha por la independencia de América Latina y sobre todo de la construcción de soberanías plenas.
Una tarea que, sin desestimar la guerra cuando fuera necesaria, entendía que tenía a las ideas como las armas fundamentales, a la cultura como elemento sustantivo del proceso de liberación de los pueblos, en una época donde el imperialismo de EEUU acentuaba su interés de que convertirnos en su patio trasero.
Para homenajear a Martí, no hace falta mas que «…sentir en su mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de otro hombre.» Así expresaba su humanidad Martí, de esta forma tan sencilla pero tan contundente.
En particular para nosotros/as, uruguayo/as y orientales, Martí significa mucho. Es por eso que el Hospital de Ojos llevó el nombre de José Martí, el hospital donde no solo nuestro/as compatriotas salen del hospital mirando el mundo, sino porque permitió ese hospital con la brigada cubana médica, democratizar la posibilidad de ver el mundo y que no sea un beneficio para quienes puedan desembolsar miles de dólares.
Entre 1884 y 1892, Martí fue cónsul de Uruguay en Nueva York. Martí nos representó a lo/as uruguayos en Nueva York como hoy nos representa su nombre en el Hospital de Ojos.
Su renuncia a representarnos en Nueva York fue motivada por su decisión de ser parte de la lucha contra España para lograr la independencia Cubana. Una muestra mas que nunca jamás eligió la silla que siempre invita a descansar, sino que fue fiel a su proyecto de humanidad para lograr la justicia.
Me interesa poder homenajear a Martí en estos 170 años de su nacimiento a partir de tres tópicos en los que Martí se consagró pero además que son fundamentales para las batallas que nuestras sociedades tienen por delante hoy.
El Martí de la integración Latinoamericana, pensando y accionando sobre Nuestra América. Ese Martí inspirado en la búsqueda de la solidaridad no como un fin en si mismo sino como un medio para que nuestra América cumpla su misión universal. Esa constante predica para pensarnos como América Latina nos deja un legado para buscar con constancia la integración, sobre todo, de nuestros pueblos, sentirnos parte de esta geografía diversa que es Nuestra América.
El Martí de la poesía; que necesaria la poesía como el pan para la libertad de nuestros pueblos. Cuanta falta nos hace la poesía hoy en nuestras luchas, cuanto nos cuesta escuchar, leer, escribir luchas desde la poesía. A poco nos hemos olvidado que somos seres emocionales que aprendimos a pensar en nuestra evolución, que no hay camino de liberación sin la fortaleza prosaica ni poética empujando. https://mostbet-games.net/es_cl/
El Martí de la educación; no solo a partir de sus escritos acerca de lo educativo, colocando la integridad, el humanismo, la particularidad de los procesos pedagógicos, sino que logró integrar al proyecto político la propuesta pedagógica. Política sin pedagogía es altanería, es convencer en idioma esperanto a las masas para que nos acompañen y no construir sujeto popular para que construyan su futuro.
En cada zancada o en cada pasito estas presente, así como Artigas en identificar el horizonte que nos integre a todos, desafiando los saltos y carreras que benefician a unos pocos.