La Asociación de Dirigentes de Marketing del Uruguay (ADM) realizó su último encuentro con temática a las elecciones nacionales y a tan solo días del balotaje, convocó a tres economistas para responder la pregunta “¿Dos modelos económicos en disputa?”. Entre los disertantes, estuvo el economista Julio de Brun quien habló sobre las principales diferencias “que eventualmente dan lugar a desempeños distintos de la economía y la sociedad, a largo plazo”.
De Brun, dividió su presentación en dos ejes: uno en la explicitación de las restricciones presupuestales, del mecanismo de decisión pública en materia de gasto y de financiamiento del gasto. El segundo es la interacción entre el Estado y la sociedad bajo la concepciones económicas subyacentes en las distintas propuestas políticas.
En ese sentido, habló sobre el proceso de decisión en materia de gasto público y de cómo se resuelve el problema presupuestal, que “es un elemento que tiene en general consecuencias importantes en lo que es el desempeño de la economía”. Como es el caso de una “economía pequeña”, considera que “los elementos son aún más complejos, porque la trayectoria del gasto público, no solamente tiene efectos sobre el mercado interno, sino que además genera importantes distorsiones en diversos equilibrios en la economía, especialmente en lo que tiene que ver con los precios relativos de los distintos bienes, como lo es el tipo de cambio real”.
El economista analiza que una trayectoria creciente del gasto público en el tiempo, además de los efectos que puedan derivarse de las distintas alternativas de financiamiento, acceso a financiamiento externo, en el costo de la deuda y lo que implica; “ha tenido y seguirá teniendo un efecto de determinación importante sobre la trayectoria del tipo de cambio real y por lo tanto en el funcionamiento de distintos sectores de la economía”. Entonces, expresa que en lo personal, le gusta observar, “cómo definen las distintas alternativas políticas las restricciones en materia de evolución del gasto público y cómo se resuelven las presiones que normalmente existen en el funcionamiento y en la toma de decisiones públicas, sobre la evolución del gasto”.
Mayores gastos
De Brun explicó que si bien siempre sucede que los programas económicos a la hora de diseñar las propuestas políticas “tienden a presentar mayor gasto”, la interrogante es “cuál es la resolución subyacente a ese proyecto de propuestas políticas que implican mayores gastos”. Ante esto, trajo a colación las dos posturas presentadas por la coalición de izquierda, donde una afirma que no aumentarán impuestos y otra anunciaba que era irresponsable decir que no se iban a aumentar. “Más allá de que después en los hechos hay una coyuntura que implique que sea necesario aumentar impuestos, lo cierto que hay literatura claramente establecida de que la tributación óptima es aquella que es estable en el tiempo en términos de depresión tributaria y que los desvíos transitorios en el gasto, por encima de lo que es una trayectoria de gasto permanente, se resuelve eficientemente a través de la deuda pública». Acotó que «esa es la razón fundamental por la que existe el instrumento de deuda pública dentro de las alternativas de financiamiento del sector público”. Concluyendo así que “cuando uno se plantea que eventualmente esa trayectoria de impuestos, es una variable que se va a ajustar a lo que pueda ocurrir durante los próximos años, implícitamente está diciendo que si hay presiones para un crecimiento estructural del gasto público lo vamos a resolver con mayor presión tributaria. Por eso el compromiso en materia de la trayectoria de impuestos hacia el futuro es un elemento que suele ser distintivo en el diseño de los programas económicos”.
Desde el debate del domingo el candidato por el Frente Amplio, Yamandú Orsi, asegura que no va a aumentar impuestos, sin embargo, De Brun reflexiona que “dado lo que está escrito en el programa, lo que fue su discurso durante todo este año y lo que ha sido en general la forma de resolver por parte del partido los conflictos en la sociedad, que implican mayor gasto” el pensamiento queda es que “por un lado hay una restricción presupuestal más blanda y por lo menos un compromiso de una restricción más dura por el lado de las propuestas de la Coalición”.
Corporativismo
Dentro del segundo eje, habló sobre las diferencias que hay en las propuestas de gobierno “entre el Estado y la sociedad, a través de lo que llamaríamos el uso del corporativismo en la sociedad uruguaya”. Recordó que nuestro país tiene una larga tradición corporativista con mecanismos institucionales “muy arraigados”, que contiene elementos que “hacen al desempeño” como lo es la “autonomía del Estado respecto de los distintos grupos de interés que conforman la sociedad”.
“Uruguay sufrió un estancamiento económico entre mediados de los 50 y hasta comienzos de los 70, que respondió, en buena medida, a una pérdida de autonomía del Estado y al exceso de regulaciones” concluyó. En esa medida declaró que “por eso siempre se me eriza la piel cuando uno ve un gobierno condicionado en su toma de decisiones, por lo que pueden ser las presiones de distintos grupos de interés”. Durante esta campaña electoral describe que existieron por lo menos dos elementos en los cuales “ha habido claramente un fuerte elemento de presión de determinado grupo de interés hacia especialmente el comportamiento de lo que fue el Frente Amplio”, haciendo referencia a lo que significó el plebiscito de la seguridad social impulsado por el PIT-CNT y que “de alguna manera quedó recogido en el propio programa del FA, más allá de que la fórmula presidencial no acompañara la propuesta”.
El segundo elemento, tiene que ver, por ejemplo, con la educación, donde “tanto los intentos de reforma a la educación que hubo durante los gobiernos del Frente Amplio, como la propuesta que está en el programa de gobierno, en cuanto a volver a replantear el tema de la reforma educativa y hacer vinculante la opinión pública, denotan que en este partido sigue habiendo una inclinación a incorporar en su programa de gobierno, una fuerte dosis de decisión colectiva”. Finalizando concluye que “ahí es donde están los elementos de mayor diferenciación entre uno y otro programa, que hacen al desempeño futuro de la economía uruguaya”.
Para estos Chicago Boys, el dinero que se vuelca a la salud, educación, vivienda, seguridad social, es un gasto, y por lo tanto lo primero que hay que recortar y si es posible, eliminar. No lo toman como lo que es, una inversión. Cierto que una empresa tiene que dar ganancias, sin duda. Y ante la pregunta qué ganancia deja un liceo, una escuela, una policlínica, es ganancia social, mejor calidad de vida para la gente. Ellos quieren mejor calidad de vida… para su gente, los malla oror, los que debería -según su óptica- enquistarse en los puestos de dirección del país. Basta fijarse de donde vinieron los primeros telegramas de apoyo a la dictadura cuando el golpe de estado.