Junta militar de Burkina Faso requisa 200 kilos de oro de una mina explotada por una empresa

La junta militar de Burkina Faso ha anunciado este jueves la requisa de 200 kilogramos de oro extraído por una filial del grupo canadiense Endeavour Mining citando «necesidad pública» ante un «contexto excepcional», en un momento en el que el país hace frente desde hace años a un deterioro de la situación de seguridad por el aumento de los ataques por parte de grupos yihadistas.

El Gobierno de transición burkinés ha indicado que la medida afecta al oro producido por Semafo Burkina Faso SA y ha recalcado que «esta transacción tiene lugar a título excepcional y temporal» derivadas de «las condiciones sobre la compra de oro en el mercado internacional».

«El Gobierno garantiza a los inversores y al resto de socios de Burkina Faso que la decisión de requisa se debe a un contexto excepcional de necesidad pública que lleva al Estado a pedir a ciertas sociedades mineras que les venda una parte de su producción de oro», ha recalcado.

«Consciente de la importancia de la industria minera para la economía de Burkina Faso, el Gobierno se mantiene respetuoso de todos sus compromisos con los socios del sector, ha dicho, antes de trasladar a las sociedades mineras que «el Estado está a su lado y seguirá ayudando en sus actividades, con un acento particular sobre la reducción de riesgos de seguridad para que puedan trabajar en un ambiente seguro».

El comunicado ha sido publicado después de que el ministro de Energía y Minas de Burkina Faso, Simon-Pierre Boussim, firmara un decreto sobre la requisa de estos 200 kilogramos citando «necesidad pública», antes de agregar que Semafo «recibirá una indemnización correspondiente al valor del oro requisado».

El oro había sido extraído a través de la explotación de la mina de Mana, una de las más grandes del país. La mina es propiedad de Endeavor Minin, fusionada durante 2020 con la canadiense Semafo.

Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un “golpe palaciego” contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.

Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a “voluntarios”. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.

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