En la antesala de la sesión en la Legislatura que deberá definir la aprobación de la Ley de Financiamiento, Kicillof acusó a la Casa Rosada de aplicar un “asedio financiero ilegal” contra la provincia de Buenos Aires y de llevar adelante una estrategia de asfixia presupuestal que —según sostiene— compromete la prestación de servicios esenciales.
Kicillof afirmó que el gobierno nacional “quita recursos obligatorios que corresponden por ley” y que, además, ejecuta “decisiones deliberadas de exclusión” al no convocar a la provincia a reuniones federales clave. En este contexto, pidió a la oposición provincial que no bloquee el endeudamiento solicitado y reclamó “responsabilidad institucional” para evitar que el conflicto político termine repercutiendo en la vida cotidiana de millones de bonaerenses.
La disputa se profundiza en un 2025 donde las provincias, en general, enfrentan fuertes restricciones tras los recortes de transferencias discrecionales aplicados por el gobierno nacional en el marco de su programa de ajuste. Para Kicillof, la provincia de Buenos Aires —que concentra el 38% de la población del país y arrastra históricos desequilibrios estructurales— es una de las más perjudicadas.
Funcionarios bonaerenses afirman que la quita de fondos impacta directamente en áreas sensibles como educación, seguridad, infraestructura vial y programas sociales, lo que obliga a la administración provincial a recurrir al endeudamiento para sostener su funcionamiento básico.
La pulseada política: Nación vs Provincia
La denuncia de “asedio financiero ilegal” no solo apunta a la cuestión económica, sino también a la disputa de poder. Kicillof sostiene que la gestión Milei busca “disciplinar políticamente” a los gobernadores que no se alinean con la Casa Rosada. Desde el entorno del Presidente, en cambio, argumentan que el ajuste es general y responde a la necesidad de ordenar las cuentas públicas tras décadas de déficit.
El gobernador también remarcó que Buenos Aires ha sido excluida de reuniones de coordinación federal —especialmente vinculadas a seguridad y transporte— que tradicionalmente incluyen a los mandatarios provinciales. Según Kicillof, esa conducta representa “una ruptura con el federalismo real” y una práctica que “pone en riesgo la gobernabilidad territorial”.
Con la Legislatura como escenario inmediato, el gobernador envió un mensaje directo a los bloques opositores para que acompañen la Ley de Financiamiento. La propuesta incluye nuevas autorizaciones de endeudamiento y reestructuración de pasivos, herramientas que la administración provincial juzga indispensables ante el recorte nacional.
“Quienes impidan la aprobación deberán hacerse cargo de las consecuencias”, advirtieron fuentes del Ejecutivo bonaerense, aludiendo a posibles demoras en pagos a proveedores, obras frenadas y dificultades para sostener salarios en sectores críticos como educación y salud.
La oposición, sin embargo, reclama mayor precisión sobre el destino de los fondos, cuestiona el volumen del endeudamiento y acusa al gobierno provincial de querer trasladar la responsabilidad de su déficit estructural a la Casa Rosada.
El cruce entre Kicillof y Milei se instala como uno de los ejes centrales de la política argentina en esta etapa postlectoral. El gobernador bonaerense se posiciona como uno de los principales referentes opositores al modelo libertario, mientras que el Presidente apunta a consolidar su programa de ajuste y reformas sin ceder ante presiones provinciales.
La sesión legislativa será un termómetro de ese equilibrio de fuerzas. Pero, más allá del desenlace inmediato, la discusión vuelve a revelar una tensión histórica en la Argentina: el conflicto entre un federalismo debilitado y gobiernos nacionales que administran el poder financiero como principal herramienta política.
Kicillof, en ese tablero, busca mostrarse como defensor de la provincia más poblada del país. Milei, como un mandatario decidido a sostener su ajuste sin excepciones. La economía bonaerense —y en buena medida la nacional— se moverá en los próximos meses entre esas dos fuerzas en pugna.


Qué raro…Lo mismo que hizo Lacalle Jr con la IMM…