La relación entre la geopolítica internacional y las nuevas tecnologías digitales son un creciente objeto de análisis, como parte de la nueva realidad del poder y la dinámica global. En este marco, Henry Kissinger, el antiguo Secretario de Estado americano y uno de los mayores estrategas y teóricos de la política internacional, en su libro “Orden Mundial. Reflexiones sobre el carácter de los países y el curso de la historia” (Debate, España, edición original 2014), además de una serie de capítulos sobre las políticas internacionales de las diversas regiones del mundo y como ellas interactúan en la construcción del orden mundial, dedica un capítulo, “Tecnología, equilibrio y conciencia” al análisis de cómo el nuevo mundo digital impacta en la dinámica del poder global. Hace algunos meses analizamos y reseñamos el libro “La Guerra de los Chips” que remite más detalladamente a la actual problemática de la geopolítica asociada al nuevo recurso e insumo tecnológico como centro de los conflictos globales. https://grupormultimedio.com/la-microelectronica-de-los-chips-la-madre-de-la-revolucion-digital-id121299/.
Kissinger en el capítulo de este libro, indica como la ciencia y la tecnología constituyen conceptos centrales que guían nuestra época y marcan el contexto de la geopolítica global. En este ítem, su primera referencia es el análisis de la tecnología nuclear, característico de la Guerra Fría, mostrando cómo ella ha impactado en la definición de la estabilidad estratégica como un equilibrio nuclear en el cual ninguna de las partes utilizaría estas armas porque el potencial adversario estaría en capacidad de infligir un nivel de destrucción inaceptable en represalia. El concepto de destrucción mutua asegurada garantizaba el equilibrio y la paz global. Para que gastar más allá de un determinado nivel de misiles nucleares o evitar la proliferación ante el riesgo del ingreso de nuevos actores en el Club Nuclear, constituía el centro de la geopolítica global en la ciencia. En este punto, afirma Kissinger, “la supremacía tecnológica se convirtió en impotencia geopolítica”.
Distinto escenario plantea sin embargo en el tema de la tecnología de información y comunicación, en el nuevo contexto digital y de redes, cuyas unidades de procesamiento se pueden colocar en todos los objetos, desde aparatos electrodomésticos, tanques de guerra, aviones sin pilotos, sistemas de detección y cámaras, o incluso en cuerpos humanos o directamente en robots autónomos, con lo cual se constituyen en epicentros de nuevas dinámicas del poder y competencia internacional. Su mirada sobre la historia bélica nos muestra como los conflictos y los resultados de ellos han estado siempre vinculados a las tecnologías, determinando por ello una competencia política y una geopolítica alrededor de ellas.
No sólo apunta que el ordenador vuelve accesible la información pero que ella tiende a descontextualizarse por su exceso, sino que la asociación de su acceso a través de Internet financiada por la publicidad, la torna crecientemente interesada, más allá de que la gente la sienta como gratuita. Visualiza como las propias compañas electorales se han ido transformando en competencias entre operadores de Internet, más allá de un vago optimismo donde le será cada vez más difícil a los gobiernos y operadores políticos esconder o negar las acusaciones que hubiera. Para algunos, según Kissinger, ello haría cumplir la profecía de un mundo global unido por la democracia, pero a diferencia, visualiza como con Internet ha permitido tener un muy alto poder de dominación y conocimiento sobre las personas y de sus vidas, donde “el orden se coloca por encima de la libertad”, muchas veces amparado en el sólo interés de las personas a través de las redes sociales de compartir una enorme cantidad de su información personal y con ello quedando a merced de depredadores u operadores políticos que se aprovechan de las propias redes. Sostiene que estas tecnologías están construyendo el primer orden mundial verdaderamente global, al agregar nuevas lógicas de funcionamiento a las tradicionales bases de las luchas geopolíticas internacionales. Más allá de los factores tradicionales de la geopolítica centrados en la lucha y el equilibrio de poder entre los Estados que emanó de la Paz de Westfalia que impuso desde el siglo XVIl una lógica de funcionamiento basado en estados independientes que se comprometían formalmente en abstenerse de intervenir en los asuntos de los otros, los medios de comunicación, las nuevas tecnologías y los intereses y acciones nacionales, atraviesan las fronteras de los países y se constituyen en un instrumento de influencia, manipulación y dominación. La lógica de Westfalia y las soberanías nacionales, son socavadas por el poder de las tecnologías, las redes sociales y la ciencia, conformando un nuevo componente de la geopolítica global, por encima de los que ha sido el sustrato del ya viejo “orden mundial” de esos tiempos.