Con las elecciones presidenciales y de legisladores a la vuelta de la esquina, la sociedad se debate por quien votar en lo que pueden ser los comicios más importantes de las últimas décadas. Pero, si a las personas no les seduce ninguna de las ofertas electorales de la mesa en unas elecciones obligatorias, ¿qué otra opción tiene?.
En medio de una guerra de campaña política, donde once partidos luchan por ganar, además, las encuestas indican que seis de ellos tienen oportunidades reales de lograr al menos una banca en el Parlamento y un séptimo, probablemente, pueda colocar al menos un representante, cada voto toma mayor importancia. Es por ello que el voto en blanco y el voto nulo juegan un papel resaltante.
El voto en blanco es una de las opciones durante unas elecciones políticas, que consiste en realizar el acto mismo del voto, es decir, votar manifestando que ninguna de las opciones planteadas es adecuada. Mientras que, el voto nulo es un voto mal realizado, puede ser accidental o intencional. Cabe resaltar, que el voto es en blanco cuando dentro del sobre de votación no se introduce nada o cuando se introduce cualquier otro elemento distinto a una hoja de votación válida.
Por su parte, se anula el voto cuando dentro del sobre hay una hoja de votación válida que por alguna razón se debe invalidar. Son cuatro las circunstancias en las que procede la anulación del voto. La primera es cuando dentro del sobre aparecen hojas de votación de partidos políticos distintos, por ejemplo: una lista del Partido Nacional y otra del Partido Colorado. También se anula cuando en el sobre de votación se introduce una hoja de votación válida y cualquier otro objeto que no sea una hoja de votación válida.
La tercera causa de anulación se presenta cuando la hoja de votación válida que está dentro del sobre tiene anotaciones agregadas, y cuando tiene roturas y dobleces que demuestren la intención que tuvo el votante de identificar su voto. La cuarta circunstancia en la que se anula el voto es cuando dentro del sobre de votación se introdujeron más de dos hojas de votación idénticas, por ejemplo: tres hojas de votación del mismo partido.
El voto en blanco se presta a diferentes interpretaciones, hay quien opina que corresponde a una práctica donde la persona emite su opinión en contra de todos los candidatos en contienda, y hay quien advierte que esa opinión está en cambio expresada por el voto nulo y que el voto en blanco expresa en realidad indiferencia ante las opciones en una elección. El voto anulado es, por su parte, una expresión clara de rechazo a todos los postulantes e intención firme de no beneficiar a los candidatos.
En el país, ambos están contemplados en el mecanismo electoral uruguayo, pero tienen diferentes efectos. El próximo domingo los candidatos a presidentes y vicepresidentes se van a someter al acto eleccionario, para resultar ganadora, la fórmula debe lograr la mayoría absoluta, es decir, “la mitad más uno” del padrón electoral.
La Corte Electoral reglamenta que comprende a los votos en blanco y anulados que, por lo tanto, se suman para calcular esa “mitad más uno” de votos. Los votos en blanco o anulados se computan en el total de votantes, pero nunca a favor de una fórmula presidencial.
En la práctica, si el total de votos emitidos son: 100; 90 votos válidos a partidos políticos, cinco votos en blanco y cinco votos anulados, si se cuentan los votos en blanco y los votos anulados, se necesitan 46 votos para alcanzar la presidencia en primera vuelta, pero al contarse todos los votos emitidos, son 51 votos los necesarios para ganar.
Para la elección que definirá a los integrantes del Senado y de la Cámara de Diputados, es diferente la elección, ya que aquí los votos en blanco y anulados no operan. Solo se tomarán los votos que expresen una opción cierta y válida del votante por algún partido o lista.
