Dentro del conjunto de responsabilidades profesionales, los médicos deben estar comprometidos de por vida a aprender y a ser responsables de mantener en alto el conocimiento médico y las habilidades clínicas necesarias para proveer una atención de calidad, así como mantener un compromiso a la honestidad y a la confidencialidad a los pacientes.
Asimismo, se espera que los médicos trabajen cooperativamente para maximizar la atención del paciente, sean respetuosos de los demás y participen en el proceso de autorregulación, incluyendo la corrección y disciplina de los miembros que hayan fallado en cumplir con sus estándares profesionales. La profesión debe también definir y organizar el proceso de educación y de establecimiento de estándares de los miembros presentes y futuros.
Los médicos tienen obligaciones individuales y colectivas para participar en estos procesos y dentro de las obligaciones se encuentran las evaluaciones internas, así como aceptar el escrutinio externo de todos los aspectos de su desempeño profesional.
En el devenir del día a día de la profesión médica muchas veces también se presentan en numerosas ocasiones conflictos éticos que requieren de la pericia de una perspectiva interdisciplinar y de un criterio riguroso para decidir frente a casos complejos, para los que la formación es igualmente fundamental.
Según subraya la OMS, una piedra angular de la seguridad del paciente es la mejora continua basada en el aprendizaje a partir de los errores y los eventos adversos.
La profesión médica tiene como principal fin poner todos los medios a su alcance para sanar o aliviar —en la medida de lo posible— a los pacientes. No obstante, actualmente la Medicina es una de las actividades más expuesta al riesgo de acciones de indemnización. ¿Hasta dónde alcanza la responsabilidad médica en el ejercicio de la profesión?
En la actualidad, muchos profesionales se encuentran con numerosas dificultades durante el cumplimiento de sus responsabilidades fruto de la explosión tecnológica, de los recortes sanitarios, de las largas listas de espera o de la presión asistencial que padece el colectivo, entre otros factores. Esto en algunas ocasiones puede conllevar la toma de decisiones erróneas o a la provocación de eventos adversos que pongan en riesgo la salud del paciente.
En este sentido, no hay que olvidar que el error médico no siempre equivale a una responsabilidad de la profesión, ya que la Medicina no es una ciencia exacta. Si bien el médico tiene la obligación permanente de actualizar sus conocimientos, ya que su responsabilidad se exige de acuerdo con la formación que disponga en el momento en el que se le juzga.
En este sentido, la OMS advierte de que los eventos adversos debidos a una atención poco segura son probablemente una de las diez causas principales de muerte y discapacidad en el mundo, al mismo tiempo que precisa que a nivel mundial cuatro de cada diez pacientes sufren daños en la Atención sanitaria Primaria y Ambulatoria: “Hasta el 80 por ciento de los daños se pueden prevenir. Los errores más perjudiciales están relacionados con el diagnóstico, la prescripción,el uso de medicamentos y la negligencia”.
La responsabilidad civil médica ha cobrado un desarrollo notable en los últimos años, registrándose un aumento de demandas por responsabilidad civil contra médicos y establecimientos prestadores de salud.
El compromiso con los pacientes
Hipócrates fue uno de los padres de la Medicina y su juramento se configura como una auténtica carta de derechos y deberes de los médicos, basados en el respeto y en el compromiso hacia los pacientes, de tratarlos con el mejor conocimiento médico.
En esta línea, la Declaración de Ginebra (Promesa del médico) representa una actualización del juramento hipocrático sobre la responsabilidad profesional médica propuesto por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (WMA por sus siglas en inglés) en septiembre de 1948 en Ginebra (Suiza) sobre la responsabilidad profesional médica, y tiene por objetivo el crear una base moral para todos los médicos, a la par que recoger todos los valores que son el ADN de la profesión.
En ella se declara que, como miembros de la profesión médica, estos prometen solemnemente dedicar su vida al servicio de la humanidad, velar por la salud de los pacientes, así como respetar su autonomía y dignidad; no permitir que la edad, enfermedad, incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, la raza o la afiliación política se interpongan en sus deberes; aparte de que se guarden y respeten los secretos que se les hayan confiado, entre otros supuestos.
El artículo está muy bien exceptuando el CREDO. En todos los casos se deben respetar los derechos del paciente por sobre todas las cosas, siempre que este esté mentalmente capacitado para decidir. Por supuesto, es bueno que el paciente pueda expresar por escrito o audio una DIRECTRIZ POR ANTICIPADO antes de padecer alguna emergencia.