La irrupción de una educación híbrida con una combinatoria articulada de diversidad de actividades presenciales y virtuales, se conforma como la nueva dinámica que impacta en todas las funciones educativas y especialmente las universitarias, impactando en la docencia, la investigación, la extensión, así como en la gestión, la estructura curricular y la internacionalización. Tal fue el eje de la presentación que realicé la semana pasada en el Congreso Internacional de Investigación Científica e Innovación 2022 organizado por la Universidad Evangélica de El Salvador de El Salvador.
El contexto es la una nueva fase de la Universidad 4.0. Históricamente la educación superior ha estado marcada por diversas fases en su desarrollo: una primera fase como Universidad 1.0 apoyada en una enseñanza presencial y basada exclusivamente en la relación docente – aprendiz; una segunda como Universidad 2.0, con una enseñanza presencial apoyada en el libro y otros objetos analógicos didácticos como mapas, planos, carteles, gráficos, etc., y una posterior Universidad 3.0, en el cual una gestión taylorista y la electricidad permitieraon escalas de masas, el uso intenso del libro en el aprendizaje e inclusive el apoyo de la radio, la televisión y los videos. Fue una fase también de diferenciación institucional con la creación de la educación a distancia. Y finalmente la actual fase como Universidad 4.0, articulada a la digitalización a través de redes digitales con múltiples modalidades educativas virtuales y una dinámica híbrida.
Aunque en los inicios de la enseñanza hubo un modelo único presencial catedrático y poco flexible que se ha constituido como paradigma, la realidad es que rápidamente con la creación del libro y las bibliotecas, la educación se conformó bajo un formato 2.0 y un modelo híbrido, con el uso del aula y el libro. La búsqueda de mejores aprendizajes articuló diversos ambientes y metodologías de aprendizaje, no sólo entre el libro y el trabajo docente directo, sino también entre la práctica y la teoría, entre el aula y ambientes externos de práctica y aprendizaje, entre el aula y el laboratorio, aulas y bibliotecas o entre recursos de aprendizaje y tutorías o clases con la educación a distancia. Lo híbrido se conformó como modalidad tanto dentro como fuera del aula.
La evolución de la educación y lo digital, derivó en multi modalidades por las innovaciones en las tecnologías de comunicación y información. Estas contribuyeron a superar la educación presencial como única forma de envasar contenidos y comunicar a través de las personas, gracias a la creación de la imprenta de Gutenberg, las bibliotecas, la radio o la televisión. También teoría y práctica, así como lectura y oralidad, fueron las bases híbridas. En las últimas décadas con la irrupción digital, irrumpió una nueva dinámica híbrida digital que ha cambiado nuevamente los procesos educativos. En el inicio como enseñanza asincrónica digital basada en plataformas (LMS y MOOCs) y posteriormente con la tecnología sincrónica del streaming, o sea zoom, aumentó la diferenciación de la educación a distancia, y conformó una nueva educación virtual como integración de diversidad de componentes virtuales, sincrónicos y asincrónicos, más allá que puedan ser apoyados por dinámicas presenciales.
Es una radical transformación educativa hacia lógicas digitales que impacta en todas las actividades. Con ella hemos pasado desde pizarrones de tiza, aulas frontales, clases presenciales dictadas y docencia catedrática con grupos estudiantiles homogéneos, a una nueva realidad de clases sincrónicas digitales con soporte en plataformas digitales (Moodle), evaluaciones estandarizadas, interacciones virtuales y diversidad de recursos de aprendizaje multimedia. Zoom, Moodle, You Tube, Internet, y múltiples software es el nuevo entorno de profesores, estudiantes e instituciones. De profesores de aula a tutores en red con actividades docentes virtuales sincrónicas y asincrónicas, se caracteriza a la nueva educación apoyada en plataformas digitales, recursos de aprendizaje digitales y tutorías virtuales. Los MOOCs como educación empaquetada y el Zoom como interacción educativa son apenas algunos de los componentes de esta educación digital que impone un currículo hibrido donde cada mediación tecnológica se articula a cada objetivo de aprendizaje con roles y funciones diferenciados, y la gestión, la evaluación o la investigación también se virtualizan. La digitalización plantea nuevas formas de evaluación, como nuevas posibilidades de internacionalización docente e impone mayores y más complejas competencias docentes.
Es una transformación amplia que facilita la flexibilidad curricular y la individualización de la enseñanza, obligando a definir las pedagogías óptimas para los diversos contenidos y modalidades. Con ello irrumpe un nuevo diseño curricular caracterizado por actividades presenciales, sincrónicas y asincrónicas para alcanzar los objetivos de enseñanza facilitando pedagogías activas y el aula invertida, y por ende nuevas formas de gestión y enseñanza. El enfoque por competencias deriva en diversidad de pedagogías e instrumentos digitales para permitir crear esas capacidades, impulsando la educación híbrida que combina y diferencia formas sincrónicas y asincrónicas de aprendizaje, e incluso presenciales, con diversidad según los objetivos de aprendizaje y los estudiantes. Esta educación hibrida impone a su vez formas de gestión diferenciadas, menos jerárquicas y horizontales, en base a gestionar diversidad de ambientes y por ende alta flexibilidad educativa. Esta dinámica no anula actividades presenciales complementarias en tanto existen limitaciones de la educación virtual como paradigmas educativos homogéneos, ausencia de un enfoque centrado en los estudiantes, inflexibilidad de las estructuras de gestión para funcionar bajo multimodalidades o estructuras rígidas del currículo y de los procesos de enseñanza, entre otros. Ello, más allá de las carencias de competencias de docentes y estudiantes, las limitaciones de conectividad y equipamiento de las instituciones, países, docentes o estudiantes o los marcos legales que crean dificultades de corrimiento de ofertas y demandas entre las modalidades. En este sentido, también múltiples situaciones recomiendan el uso de componentes presenciales en la enseñanza, como las limitaciones de conectividad, demandas estudiantiles de interacción social, marcos normativos, control de las evaluaciones, realización de actividades prácticas o requisitos de trabajo colaborativo. Pero hay una gran diferencia que aporta la educación 4.0. Lo digital comienza a ser dominante, y las actividades presenciales son crecientemente de apoyo, coach, tutoría o mentoria para facilitar y permitir los mejores aprendizajes. Ese es el eje de la nueva dinámica en construcción, y ya no las grandes fábricas educativas de antaño. Edificios sin redes y dinámicas digitales ya no tienen sentido. O mejor, hay que pensar en bibliotecas y centros de experimentación y práctica en red con apoyo de docentes.