Las finales de Argentina, desde Uruguay 1930 hasta Brasil 2014

Perdió ante los celestes y los alemanes dos veces; venció a holandeses y germanos.

La Selección Argentina disputará este domingo su sexta final de una Copa del Mundo, una historia que comenzó hace casi un siglo cuando jugó y perdió la de Uruguay 1930 con la figura de Guillermo Stábile, ganó con el matador Mario Alberto Kempes en casa en 1978 y en México 86 con Diego Maradona, que sufrió el sinsabor de la derrota en Italia 90, como en Brasil 2014 le ocurrió a Lionel Messi, que ahora tratará de tomarse la revancha en Qatar 2022.

Al amparo de los tantos de Guillermo Stábile, conocido como el ‘filtrador’, Argentina logró disputar la final de la primera Copa del Mundo, en la que cedió en el Centenario ante Uruguay que llegaba de ganar los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928.

La Albiceleste se adelantó dos veces por medio de Carlos Peucelle y Stábile, pero la Celeste equilibró el marcador con tantos de Pablo Dorado y José Cea, y remató el triunfo gracias a Santos Iriarte y Héctor Castro.

El artillero de Huracán, terminó siendo el máximo goleador con ocho tantos. Se ganó el pase a Europa, a Genoa, a Napoli, pero problemas físicos lo obligaron a centrarse en los bancos de suplentes.

Tardó 48 años Argentina en regresar a una final de una Copa del Mundo. Lo hizo en casa, de la mano de César Luis Menotti, tras obtener ante Perú una goleada imprescindible (6-0) en el último partido de la segunda liguilla, y se colgó su primera corona ante Holanda tras una prórroga con un Mario Alberto Kempes estelar y decisivo.

El ‘Matador’ fue el encargado de abrir el marcador de la final disputada en el Monumental de Buenos Aires y de encarrilar el triunfo en el alargue, a la que se había llegado con empate a uno tras igualar poco antes del final Dick Nanninga, reemplazo del mítico Johnny Rep.

Ya sin Johan Cruyff, pero con grandes nombres en la historia del fútbol neerlandés y mundial, crearon muchos problemas a los pupilos de Menotti.

Ocho años más tarde llegó la hora de Diego Maradona. México 86 fue su gran torneo con la Albiceleste. 

Argentina, comandada por el ’10’ y dirigida por Carlos Bilardo, el antagonista a Menotti, se plantó en la final del Azteca ante la Alemania Federal de otro mito, Franz Beckenbauer.

El central José Luis Brown y Jorge Valdano parecieron encarrilar un claro triunfo de Argentina, pero los germanos demostraron su carácter competitivo y llegaron a igualar la final por medio de Karl Heinz Rummenigge y Rudi Völler.

Sin embargo, Jorge Burruchaga, a seis minutos del final, selló el definitivo 3-2 que permitió una de las imágenes icónicas de la historia de la Copa del Mundo cuando Maradona levantó al cielo de Ciudad de México el trofeo.

Cuatro años después, volvieron a verse las caras argentinos y germanofederales en la final del Olímpico de Roma, con buena parte de los mismos protagonistas, entre ellos Maradona, Burruchaga, Lothar Matthäus, Bilardo y Beckenbuaer.

Fue otra final cerrada pero menos espectacular. Tan solo hubo un gol y fue de penal. Transformado por Andreas Brehme a cinco minutos del final. Alemania se había tomado la revancha. Maradona y todo el país lloraba la derrota esta vez.

Veinticuatro años más tarde en Brasil 2014 Argentina regresó a la lucha por el título. El rival, para no variar, Alemania, que había masacrado en la semifinal a Brasil por 7-1 en Belo Horizonte.

Lionel Messi ya era el líder absoluto del equipo albiceleste que dirigía Alejandro Sabella y uno de los mejores jugadores del mundo sin discusión. Atrás habían quedado momentos de apuro ante Suiza, Bélgica y Países Bajos.

Fue otra final marcada por el equilibrio, la igualdad. Argentina tuvo ocasiones como para haber vencido. Las malogró. Alemania resistió y un tanto de Mario Götze en la prórroga, en el minuto 113, volvió a coronar a la ‘Mannschaft’ y a amargar a Argentina y a Messi, que este domingo 18 de diciembre tendrá su segunda oportunidad, y última, con 35 años, de tocar la gloria mundialista, lo único que le falta en su exitosa carrera.

Será la sexta final de Argentina. El sueño del tercer título está más vivo que nunca.

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