Las tragedias universitarias: Las dificultades de la transformación curricular por competencias

La educación de calidad se ha constituido en el centro de la movilidad social,

El enfoque competencial constituye el centro de las estrategias a escala global para mejorar los aprendizajes, y ha sido uno de los centros de la Transformación Educativa en curso, así como de las resistencias sindicales. La organización de los currículos y de los procesos de enseñanza sobre la base de un enfoque por competencias, se conformó ya desde hace más de dos décadas en la base de la mayor parte de las reformas educativas en el mundo ante la enorme expansión del conocimiento, el aumento de los egresados y el ingreso a la educación de amplios sectores sociales cuya movilidad social se apalanca en la educación y cuyos ingresos económicos dependen de sus competencia laborales.   En el contexto actual de aumento de la competencia entre las personas por acceder a los mejores puestos de trabajo, la educación de calidad se ha constituido en el centro de la movilidad social, que ha derivado en que las  “competencias” se constituyan en el indicador de la calidad educativa, así como de movilidad social y de los mejores palancas de acceso a los mercados de trabajo.

La lógica del enfoque de competencia se centra en el “saber hacer” y no meramente en el “saber”. La compartimentación entre el saber y el hacer deja de tener sentido y desaparece en una dinámica de integración entre ambos componentes bajo  un nuevo concepto sobre la calidad de la educación y, que impone un diseño curricular teórico-práctico y un eje centrado en los estudiantes. Todo ello desarrolla un nuevo enfoque para analizar la pertinencia de las instituciones educativas y para definir los ejes del currículo, unificando “saber con hacer” y refocalizando la relación de la teoría y la praxis en términos de aplicación de los conocimientos. La competencia vista en términos conceptuales, tiene muchas definiciones: como capacidad real de un individuo de dominar un conjunto de tareas que configuran un puesto de trabajo concreto; como capacidad de movilizar conocimientos, técnicas y a la capacidad de construir esquemas referenciales de acción que faciliten acciones de diagnóstico o de resolución de problemas productivos no previstos; como posibilidad de resolver problemas y realizar actividades de su contexto profesional para cumplir con los objetivos, teniendo en cuenta la complejidad de la situación, los valores y criterios profesionales adecuados mediante la articulación de los saberes requeridos; o como capacidad de actuar eficazmente en una determinada situación apoyado en conocimientos, pero no limitado a ellos. En tal sentido, como se puede apreciar, el enfoque por competencias no es meramente una referencia teórica-práctica, sino que además construye una particular organización de la dinámica educativa centralizada en el aprendizaje por encima de la enseñanza; propende a incorporar plenamente el mundo del trabajo y sus complejidades y dinámicas en el proceso de aprendizaje, así como también sus relativas limitaciones y configuraciones

Este enfoque centrado en la empleabilidad de las personas, en la capacidad de inserción activa en los mercados de trabajo y en los retornos personales en los mercados de trabajo, ha sido resistido por un pensamiento izquierdista que ha considerado que los enfoques por competencia, tienen con objetivo conseguir «mano de obra barata y dócil, fácilmente adaptable a las necesidades del mercado laboral y los centros de poder capitalistas”, como dice FENAPES en sus documentos. En este sentido, una educación centrada en lograr una mejor  oportunidad de trabajo y de vida de las personas, ha sido vista por sindicalistas de la educación, como una educación para que las personas sean “explotadas”, y no como la mejor opción para tener mejores trayectorias laborales en la vida.

Bajo ese enfoque, la función de la educación no debería ser preparar a las personas para tener mejores capacidades en el mundo del trabajo, sino al contrario, para no tener oportunidades laborales y las peores inserciones. Este enfoque es dominante por los sectores radicales y del PIT CNT y los sindicatos educativos, que ha limitado por años la incorporación del enfoque competencial tanto en los programas de formación de los estudiantes como en los programas de formación docente.  Un pensamiento crítico por encima de todo, una libertad para el adoctrinamiento por el docente, el rechazo al mercado, la crítica al capitalismo y la sociedades mercantiles, el concepto de la educación como la herramienta de lucha política, la valorización del empleo público no asociado a competencias, sistemas de ascenso por antigüedad y el rechazo a la meritocracia, han constituido el correlato de estas concepciones sobre la educación y la lucha contra la Transformación Educativa que se ha centrado en la instrumentación de un enfoque por competencia, y con ello una mejor calidad educativa y mejor perspectivas laborales y de vida a los estudiantes. Al final la evaluación es entre una educación útil para vivir mejor, o una educación inútil para mejores trayectorias y empleabilidad.  

Eco. Claudio Rama

Dr. ED; Dr. DER; Post. Dr

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